Guste o no, tenemos que asumir que nunca conoceremos el desenlace del infame tercer volumen de Runaways. El nuevo volumen de la serie creada por Brian K. Vaughan, estrenado justo a tiempo para la próxima serie de televisión, es un nuevo comienzo para el grupo de ya no tan adolescentes. Todos ellos han cambiado desde aquel volumen, no son los mismos de antes, por lo que no tiene sentido retroceder a tramas de las que nadie excepto un grupúsculo de fans se acuerdan. Sin embargo, la nueva Runaways conserva algo de ese tercer volumen: querer resucitar a Gert Yorkes. Ocho años después, el editor
Dado el principal público objetivo de los Runaways, es decir, lectores adolescentes (y adultos nostálgicos), Lowe se puso en contacto con la escritora
Confieso haber empezado a leer el número uno de Runaways con mucho escepticismo. Que Rowell venga del mundo de las novelas para adolescentes en América no me inspiraba mucha confianza por más que medios como el New York Times aseguren a diario que hay productos mejores que Los Juegos del Hambre. Pues bien, me ha sorprendido gratamente lo que me he encontrado al abrir el cómic.
Quienes lean mis reseñas, o las de mi compañero Nacho Teso, se habrán dado cuenta de que todas siempre terminan señalando lo mismo. A día de hoy, los números uno que publica Marvel suelen seguir los mismos patrones de presentación. Esbozan el argumento y enseñan a los personajes, pero la historia como tal no despega hasta el siguiente número. Es una buena forma de mostrar al lector qué puede esperar de la serie, pero resulta un poco aburrida a la larga. Rowell ignora de pleno esa formula, y no podría alegrarme más.
En el primer número de Runaways, Chase Stein y Nico Minoru se encuentran en una situación difícil que requiere usar sus habilidades. Decir más es entrar en territorio de spoilers. En contra de lo que indica la portada, no aparece ningún otro miembro del grupo. El guión tampoco deja claro de qué tratará la serie más allá de resucitar a Gert Yorkes (aunque ya se vislumbra alguna que otra subtrama). Y sin embargo, Rowell me ha conseguido entusiasmar por los siguientes números gracias a lo bien planteada y llevada a cabo que está la situación que afrontan Chase y Niko. Tras una breve introducción de dos páginas, el resto del cómic me ha mantenido en tensión en todo momento, con ganas de pasar a la siguiente página y dejarme sorprender por los giros que toma la historia.
Como dibujante tenemos a
No sé si Rowell sabrá escribir al resto de los Runaways, o si sus ideas para la serie son las adecuadas. Pero no me importa, porque tengo claro que la escritora sabe hacer cómics divertidos. La escritora de Fangirl se ha ganado mi interés con uno de los números uno más entretenidos que he tenido el placer de leer este año.
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8
8
Notable número que transmite confianza en la serie
Muy prometedor este arranque de etapa. No solo porque la guionista da muestras de haberse empollado la historia del grupo a conciencia, sino por lo sumamente bien que sabe aprovechar el concepto de «Runaways x años más tarde» (así como el juego que promete poder dar esto a tener de la premisa original de la serie de Vaughan)
Como seguidor de los Runaways en todos sus volúmenes y formatos (es verdad: al final del volumen 3, Chase estaba tumbado en una camilla medio muerto yyyy… nunca más se supo), a mí también me ha gustado este arranque. Había que solucionar una necesaria papeleta: reunir de nuevo al grupo original -más o menos-, ya que era donde estaba la verdadera química, y Rainbow Rowell (¿es un pseudónimo aliterativo o sus padres eran hippies?) se pone a ello sin perder tiempo y usando una manida artimaña
sacar a Gert del tiempo un momento antes de que muriese y llevarla al futuro pra curarala
pero, oye, se lo trabaja, le da tensión, hace que la manera en que funcionan los poderes de Nico sea interesante y cuando terminan las 22 páginas uno tiene ganas de más.
Kris Anka: bien, claro.