Hace un par de semanas os traíamos a Zona Negativa la reseña de Las escalofriantes aventuras de Sabrina, el cómic que dio origen a la popular serie de Netflix. En ella hablábamos de cómo las historias del personaje han pasado de un tono muy inocente y desenfadado a otro mucho más próximo al terror y la epicidad mágica. No obstante, la obra que hoy nos ocupa no opta por ninguno de estos dos enfoques, sino que intenta mezclar todas las versiones anteriores del personaje en un nuevo y definitivo cóctel. Para ello, contaremos con Kelly Thompson al guion y Verónica y Andy Fish al dibujo, un equipo de alta categoría que nos trae este primer tomo de Sabrina, la bruja adolescente, recopilación de los primeros cinco números de la serie editada por Norma Editorial.
La trama parte de un punto que le resultará familiar a todo aficionado al personaje: Sabrina y sus dos tías se acaban de mudar a Greendale, un pequeño pueblo de antigua tradición mágica en el que tratarán de vivir una vida lo más «normal» posible mientras intentan que la naturaleza de mitad bruja y mitad humana de Sabrina no las meta en muchos problemas. A partir de este comienzo tan conocido se nos introducen elementos recurrentes del personaje como Salem, el gato parlente o los clásicos intereses amorosos de la protagonista. Aunque todo se explica de forma accesible para nuevos lectores, se nota que Kelly Thompson es una gran fan del universo Archie y, entre las páginas de su guion, esconde numerosas referencias para los más veteranos. De igual modo, se percibe un esfuerzo por darle un giro a muchos de los conceptos centrales del entorno de la joven bruja con la intención de sorprender a quienes ya los conozcan, a la par que ofrecer nuevos enfoques frescos y actualizados para los lectores contemporáneos.
Así pues, en esta tarea de idear una nueva versión de Sabrina que satisfaga a toda clase de público nos encontramos un tomo que prioriza la diversión y la agilidad de lectura mientras varía drásticamente de tono entre una peli de terror y una fantasía adolescente. Una variación tan pronunciada sería algo que en la mayoría de casos destacaría para mal, pero es curioso lo bien que queda todo en este caso concreto, en el que los cambios quedan naturales por mucho que se noten; y no es que los autores hagan un esfuerzo por camuflarlos. Es más, hasta hay un par de bromas de carácter muy metatextual en las que la propia protagonista se da cuenta de que su vida no acaba de decidirse por un género específico.
En este sentido, el guion de Thompson sabe hilar los acontecimientos con destreza, evitando que el lector se pierda entre sus múltiples saltos espaciales y temporales. Esto se consigue, en gran parte, a una sólida estructura en la que casi cada página individual conforma una pequeña escena independiente que conduce a la siguiente. La primera viñeta de cada página es un planteamiento que contecta con la anterior y cada última viñeta es o un desenlace de esa escena o un cliffhanger que mantiene el interés hasta la próxima página.
Destaca también lo naturales y divertidos que son los diálogos, que presentan a unos protagonistas muy creíbles gracias a cómo se comportan y piensan. Las decisiones, reacciones y reflexiones de cada uno no profundizan en intensos matices psicológicos, pero son siempre emocionalmente muy coherentes, gracias a lo cual parecen vivos, tangibles y es más fácil empatizar con ellos. Los diálogos que hay entre los adolescentes parecen recién sacados de una conversación real y actual, ayudándose para ello del uso de términos o expresiones muy actuales que, lejos de quedar su uso forzado como en otros muchos casos, aquí encajan como anillo mágico al dedo.
La magia es otro asunto cuyo enfoque varía de versión en versión de Sabrina. En esta ocasión, también podemos apreciar el intento de mezclar enfoques por las distintas connotaciones que tiene a lo largo de la trama. A veces, los hechizos de Sabrina son caprichos, gamberradas de una adolescente que disfruta del subidón de saltarse las normas y cuyas consecuencias, aunque pueda haberlas, no serán más trascendentes que las de acabar castigada. En otros casos, la magia representa el peligro inminente, un poder de procedencia desconocida con el que no se debe jugar, por muy tentador que resulte. Ambos puntos de vista conviven en este tomo con relativa armonía en una curiosa dicotomía.
Pasando al apartado gráfico, la verdad es que el dibujo de Veronica y Andy Fish me ha conquistado. Los dos autores ya llamaron mucho mi atención en trabajos como Slam! (Fandogamia) o Blackwood (de Dark Horse, no se ha publicado en español); pero con lo que consiguen en esta ocasión, me han convencido del todo.
Se trata de un dibujo muy divertido de ver, animado, dinámico, con mucha expresividad. Los fondos de las escenas tienden a llenarse con colores planos en general, reservando los detalles para aquellos momentos en los que resulten más necesarios, como planos generales o escenas en las que los personajes se muevan mucho por el espacio. Esto no supone ningún problema dado que los colores de los fondos enfatizan bien las emociones de cada escena y, cuando hacen falta, los detalles aparecen para que el lector no se pierda.
Donde más destaca este apartado artístico, sin embargo, es en los personajes. Son extremadamente expresivos, algo que ayuda muchísimo a la eficacia de la narración. Su vestuario se percibe variado y cuidado, añadiéndoles un toque más de realismo. Los planos son siempre adecuados tanto en elección como en ejecución. Las composiciones de página, aunque clásicas, funcionan estupendamente y guían la lectura de forma clara y dinámica. Incluso en las escenas de acción (hay bastantes más de las que cabría esperar en un principio) las viñetas fluyen con sobriedad. Y todo esto se complementa de lujo con el color, en general plano, que otorga un tono característico a la serie gracias a la paleta elegida y nos deleita con imágenes imaginativas y preciosas.
Sabrina, la bruja adolescente 1
Guion - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 6
7.3
Hechizante
Este primer tomo de Sabrina, la bruja adolescente se enfoca más en recuperar la esencia clásica del personaje, aunque sin olvidar muchos de los elementos que atrajeron a tantos nuevos seguidores con la serie de Netflix o los cómics de Roberto Aguirre-Sacasa. Quizá su planteamiento sea algo menos interesante que el de estos últimos, pero sin duda es una lectura muy divertida, cuidada y recomendable.