Saga número 4

 

Edición original: Saga # 19-24 (Image comics).
Edición nacional/ España: Planeta comics.
Guión: Brian K Vaughn.
Dibujo: Fiona Staples.
Formato: Rústica, 152 páginas.
Precio: 16,95 Euros.

 

Saga es una de las series de cómic independiente norteamericano que más atención ha captado en los últimos años. Tampoco le han faltado prestigiosos premios, contando con varios Eisner en 2013 y 2014, ganando hasta un Hugo, el famoso galardón de ciencia ficción. Su creador, Brian K Vaughn, es uno de los guionistas más reputados que han surgido en lo que llevamos de siglo XXI, y concibió la idea de crear esta colección cuando recibió la noticia de que iba a ser padre por segunda vez. A medida que iba reflexionando sobre conversaciones que había tenido con amigos sobre la conveniencia o no de traer un niño y del riesgo de lanzar una nueva cabecera de cómics a un mundo sumido en una crisis que todavía continua y que no tiene pinta de acabar. Vaughn decidió ser valiente, seguir adelante con ambas cosas, y hacer que una estuviese ligada de algún modo con la otra, que fuesen experiencias complementarias para él. Y así, quiso escribir sobre la paternidad, pero de forma que también se explorasen otros temas, como llos lugares comunes entre la creación de una vida y la de obra artística. Y así tiró de ideas que le venían a la mente de niño, universos ficticios que surgían cuando se aburría en clase de matemáticas, así como de Star Wars, de El Señor de Los Anillos, de Juego de Tronos, de Flash Gordon, de libros infantiles, de Romeo y Julieta, de sus impresiones la primera vez que vio al personaje de Estela Plateada y en definitiva de todo lo que se le ocurriese, para así mezclar en un crisol del que surgió Saga, algo reminiscente de todo aquello, pero con un sabor nuevo, propio.

Para tan peculiar y personal obra, Vaughn eligió como editorial a Image, la única que le ofrecía la absoluta libertad creativa que Saga requería, ya que tenía claro que no se iba a cortar cunado fuese necesario de mostrar sexo explícito, violencia muy gráfica y diálogos llenos de palabrotas. La historia está hecha conscientemente para no ser nunca adaptada a otro medio de forma satisfactoria, ya que el escritor (que ha trabajado a menudo en el mundo de la TV) quería crear un épica propia y exclusiva para el noveno arte, como evidencia el uso de la narrativa en textos de apoyo que hasta ahora jamás había usado. Fiona Staples surgió como ilustradora por sugerencia de Steve Niles, y cuando Vaughn vió las muestras de su arte se entusiasmó: era justo lo que andaba buscando, algo que fuese distinto y característico. Los diseños de personajes, paisajes, naves, ha influenciado la dirección que va tomando la historia, lo cual le ha hecho ganarse a pulso el titulo de cocreadora del resultado final de la obra.

Saga fue un éxito de público y crítica. Y aunque los galardones y las buenas ventas continuaron, es habitual que con una serie larga, la novedad se vaya desvaneciendo y que la colección se dé por sentada, dándose a menudo además periodos en los que la frescura y las buenas ideas se anquilosan en una medida. Hace tiempo que no hablamos de esta joya. Echemos un vistazo a como transcurre a la altura de su cuarto tomo en castellano, que recoge los últimos números (19 al 24) que se han publicado de momento en Estados Unidos antes de un parón que todavía hoy continua.

Al comienzo del presente libro, nos encontramos a los protagonistas escondidos, viviendo unas vidas falsas en el planeta Gardenia, intentando pasar desapercibidos para criar al pequeña Hazel, que ya empieza a caminar y hablar. Marko se encarga de cuidarla y de las tareas domésticas, mientras Alana trae a casa los ingresos procedentes de su nuevo trabajo: ha cumplido un sueño de juventud desterrado y ha comenzado una carrera como actriz. Pero no de actriz común: ha ingresado en un circuito de representaciones -muy populares culturalmente muy arraigados en la galaxia en la que esta historia se desarrolla- en el que los intérpretes dan vida a personajes enmascarados con extraños poderes que viven extravagantes culebrones de guiones con escaso sentido. Si, la metáfora que se lanza sobre el género superheroico parece poco disimulada.

Y si bien con dos imperios galácticos tras ellos, Marko y Alana no flaquearon y su amor les dio fuerzas para continuar a pesar de tener todo en contra en su huida desesperada para dar un futuro a su hijo, en este lapso de tranquilidad en cambio es cuando empiezan los problemas entre ellos. Cuando por fin tienen algo de paz, de relativa normalidad y han conseguido parte de lo que les hizo embarcarse en su odisea, es cuando la rutina ataca y las fricciones de pareja amenazan con hacer que todo se tambalee. Es trágico, pero no tan alejado de la más mundana realidad, la prueba de fuego del amor no suele encontrarse en los momentos de mayor intensidad sino en el día a día de la convivencia por la que que en teoría tanto se lucha. Y así, Alana y Marko, teniendo esa anhelada felicidad a mano encuentran abismos entre ellos que se materializan en forma de terceras personas y adicciones cotidianas.

Y es que esa ha sido desde el principio la marca de fábrica que Vaughn le ha querido dar a Saga. Da igual que transcurra en planetas a universos a distancia, que sus personajes sean seres fantásticos con extraña tecnología y hechizos a su disposición, Saga es grande porque independientemente de la épica espacial, y empezando por su cercano y llano lenguaje, nos habla de cosas comunes a todos, que resuenan en las vidas que vivimos y observamos a nuestro alrededor.

Por supuesto, Vaughn no se olvida de nada y el resto de tramas secundarias abiertas reciben también la atención debida: Klara hecha de menos a los hombres que ha perdido, y Gwen, la Gata de la mentira y Sophie se encontrarán con la hermana de La Voluntad mientras tratan de dar con una cura para el mal que aqueja a éste. Además el Príncipe Robot ha abandonado la caza de la extraña pareja y sus acompañantes, así como todas sus restantes responsabilidades, sin dar noticias a sus seres queridos para dedicarse al fornicio desenfrenado en un lupanar de otro planeta. Su esposa ha dado a luz sin saber dónde está el padre de la criatura, y ante tal desaparición ésta ni se atreve a pensar que lo peor pueda haberle pasado a su marido. Pero un terrible giro del destino sacará de su decadente estupor a su excelencia y unirá esta línea argumental con la principal en un cliffhanger en las últimas páginas, uno de esos que hacen levantar del siento al lector y gritar ¡!!SI!!!

En lo gráfico hay poco que resaltar: Fiona Staples sigue estando magnífica con ese arte algo esquemático, tan limpio y de tan imaginativos diseños y fondos. También como de costumbre, aquí no hay tapujos cuando hay que mostrar escenas que pocas veces vemos en otros cómics, como sexo, efectos de drogas, partos o extravagnete violencia gore. Qué además todo ello se muestre en la medida que se hace, cuando es necesario y con naturalidad, ayuda a que su efecto nos impacte mucho más que si esto fuese una sucesión de escenas tórridas o llenas de vísceras.

Se ha dicho y tal vez sea cierto que este tomo tal vez emocione un punto menos que los dos anteriores, y que tiene un ritmo más pausado, tanto en acción como en frecuencia de momentos memorables. Pero también resulta de agradecer que Vaughn y Staples se tomen el tiempo debido para reorganizar los elementos, para disponer la historia hacia adelante y hacer que los próximos capítulos tengan pinta de ser arrasadores. Esperemos que no se retrasen mucho más.