La persona frente al autor, el autor frente a la persona.
«No publicar carece de importancia. Hacemos lo que hacemos para poder respirar.»
Aunque muchos parecen no darse cuenta y quieren vivir encerrados en un pasado que no era tan bueno como creían, el mundo del cómic hace años que ha dejado de ser un coto exclusivo el que únicamente cabían las historias de escapismo. Por suerte, hoy en día entre las novedades de cada mes nos encontramos con cómics en los que caben todo tipo de géneros y estilos, con grafismos que van desde lo más clasicista hasta lo más experimental. Algo que ha enriquecido el medio de una forma increíble y ha conseguido ampliar su difusión haciendo que cada vez llegue a más públicos y tenga más presencia en librerías generalistas, centros educativos y culturales. Unos avances por los que tenemos que felicitarnos todos, incluso los que solo quieren seguir leyendo obras que solo ofrecen ligeras variaciones sobre lo que llevan cuarenta años leyendo. Uno de los géneros que más ha crecido en los últimos años es el biográfico en el que hemos podido disfrutar de algunas de las obras más importantes del medio en los últimos años. Entre la miríada de obras de este género también nos encontramos con aproximaciones que huyen de lo convencional no solo en lo formal o estético, también en su forma de acercarse a la vida de los personajes protagonistas. Si nos circunscribimos al cómic nacional en los últimos años hemos tenido varios ejemplos como La mentira por delante (Astiberri) de Lorenzo Montatore o Las Meninas de Santiago García y Javier Olivares (Madrid, 1964). Este último junto con Jorge Carrión (Tarragona, 1976) fueron los encargados de dar vida a una de las obras biográficas más estimulantes de los últimos años: Warburg & Beach (Salamandra Graphic). Un cómic especial que se escapaba de cualquier intento de clasificación y que era la segunda ocasión en la que ambos colaboraban, puesto que con anterioridad Olivares había ilustrado textos de Carrión sobre Shakespeare y Cervantes. El resultado fue tan satisfactorio que han repetido colaboración en Samuel & Beckett, un nuevo cómic en el que exploran la vida y obra del dramaturgo irlandés creador de Esperando a Godot, pero sin caer en la tentación de repetir los mismos planteamientos que habían realizado en su anterior cómic, aunque se produce un curioso cruce entre ambos.
Estamos ante un cómic que a lo largo de sus páginas va alternado de forma fluida escenas de la vida de Samuel Beckett (1906, Dublín – 1989, Paris) con interpretaciones gráficas a doble páginas de algunas de sus obras más destacadas en las que Olivares da buena muestra de su capacidad para extraer la esencia y el alma de esos trabajos de diferente procedencia. De esta forma nos encontramos con el protagonista dividido en dos entes diferentes, Samuel, la persona, y Beckett, el autor. Una característica que va dejando la sensación de que nos encontramos ante una obra que se plantea los límites entre la vida y la obra de autor. Dos caras de la misma moneda que en el cómic entran en confrontación como sucede también entre el fracaso y el éxito, una lucha constante en la carrera del escritor. Una mezcla de elementos que hacen que estemos ante una biografía que no tiene nada que ver con las habituales, pero que sí nos permite conocer los eventos principales de su vida que son los que marcan las claves para conocer a la persona y al autor. Optar por una aproximación poco convencional no era del todo necesario puesto que, a diferencia de otros autores con una vida más mundana, el escritor irlandés tuvo una trayectoria vital llena de vivencias de todo tipo. Así que un cómic sobre su vida ya resultaría fascinante sí simplemente nos relatara sus años de juventud junto a Joyce, sus diferentes relaciones amorosas o su colaboración con la resistencia francesa durante la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, pero el resultado es mucho mejor. Todas estas experiencias aparecen contadas de una forma muy sencilla y rápida, pero sin tener la necesidad de relatar su vida de forma completa, ni linealmente. Carrión y Olivares nos ofrece mucho más, ya también vemos en esta parte de la obra todas las dudas que siempre tuvo sobre su trabajo.
Las obras de Beckett se han calificado como pesimistas, sombrías, cripticas y con un sentido del humor muy negro. Unas características que los autores han tratado de llevar a su cómic usando varias herramientas que tratan de replicar lo que vemos en esos textos. La obra está compuesta por trozos breves en los que se producen saltos temporales conformando pequeñas escenas que se asemejan en longitud a las piezas que el autor irlandés escribió en sus últimos años. Además, esos saltos y que los personajes que se cruzan en su vida no tengan una presentación al uso, más allá de las fantásticas dobles páginas iniciales en las que Olivares nos presenta a los Dramatis personae que vamos a ver como si una obra de teatro se tratará, dotan de la misma sensación de desconcierto y misterio al cómic que en los trabajos más crípticos del irlandés. El pesimismo nos lo encontramos sobre todo con un azul verdoso muy oscuro que es el único color junto al negro de la parte en la que vemos la vida de Samuel, un apartado gráfico en el que también vemos como el dibujante madrileño prescinde de muchos elementos dejando únicamente los imprescindibles para comprender la historia replicando en esa misma búsqueda del minimalismo del escritor de Final de partida. Para que el espíritu del autor este más presente todavía, Carrión opta por no inventa ninguno de los dialogo de Beckett, sino que todos los que pronuncia son palabras que o bien escribo o bien dijo en entrevistas. Son embargo, pese que es una obra imbuida por el espíritu del escritor irlandés y muy bien documentada no trata de ser la verdad absoluta, sino que estamos ante la visión que ambos autores tienen de su vida y obra.
La parte gráfica de Samuel, aunque maravillosa, es más conservadora, pero Olivares demuestra que es uno de los autores más dotados del panorama actual a la hora de componer páginas de una belleza deslumbrante y una capacidad para indagar en el alma de sus personajes. En la parte de Beckett nos encontramos con una gratísima sorpresa, ya que las representaciones de las obras que van acompañado el viaje vital del escritor irlandés nos dejan boquiabiertos gracias a una fuerza gráfica brutal. Esas páginas dobles nos dan simplemente un pequeño apunte de lo que trata cada texto, pero tienen la cualidad de sugerir mucho más. Un efecto que lograr el dibujante madrileño gracias al uso de collages hechos con recortes en lugar de dibujos. Para dotar de unidad a unas obras que tienen una procedencia muy diversa, ya que nos encontramos con relatos cortos, novelas, cartas, obras de teatro o, incluso, guiones radiofónicos, el dibujante de La cólera opta por hacer que estén protagonizan por cuatro personajes, de forma que tenemos la sensación de estar ante los miembros de una compañía teatral que las representa, algo que junto al omnipresente color amarillo dota de una unidad al conjunto que no tenían esas obras cuando fueron concebidas. Esta combinación constante entre vida y obra hace que las fronteras entre realidad y ficción se diluyan dotando al resultado de una originalidad y frescura que no acostumbramos a ver en otros trabajos de este género y que hay que celebrar.
Tras acabar la lectura de la obra de Jorge Carrión y Javier Olivares es imposible no pensar que estamos ante la biografía que Beckett hubiera querido leer de sí mismo, puesto ambos autores son capaces de hacer suyas las características que marcaron sus novelas, poemas y obras de teatro, además de indagar en su compleja personalidad y sus preocupaciones. Un perfecto homenaje que se aleja de lo estándar para plantear las mismas preguntas que el dramaturgo se hizo siempre sobre su arte y que a su vez suscitan al lector otros cientos de preguntas. Un cómic lleno de sutileza, matices y capas que se van desvelando con cada relectura y en el que sus autores se confirman como una pareja creativa de grandes vuelos que esperemos nos siga dando tantas alegrías como las que hemos podido disfrutar con este Samuel & Beckett. Como con las obras del escritor irlandés, poco importa que los cómics de Carrión y Olivares no salgan en las listas de ventas lideradas por cómics más comerciales, su verdadero fracaso sería que se conformaran con darnos unas obras tan perecederas y faltas de personalidad como las que copan esas listas.
Lo mejor
• El espíritu de las obras de Beckett está presente en cada página.
• Todas las preguntas que plantea y que, por suerte, deja sin respuesta.
• Las representaciones gráficas de las obras del escritor irlandés.
Lo peor
• Que una obra de esta envergadura pueda pasar desapercibida entre tanta novedad.