Modernizando un icono del noir francés.
«¡Soy comisario! Investigo sobre la muerte de su colega y la desaparición de dos niños…»
Los libros del Comisario San Antonio, un detective de los servicios secretos franceses creado por Frédéric Dard (Bourgoin-Jallieu, 1921-Bonnefontaine, 2000), fueron inmensamente populares en Francia en la segunda mitad del s. XX. Durante su vida el autor francés escribió 175 novelas protagonizadas por su personaje. Se trataba de historias escritas en primera persona en las que se relataban los casos del comisario, que fluctuaban entre las adscritas al género negro o al de espionaje, pero todas con un marcado tono satírico y llenas de intrincados juegos de palabras y con mucho argot francés, además de una gran cantidad de palabras y expresiones inventadas por el autor en boca de Bérurier, el ayudante de San Antonio. Una complejidad para las traducciones que, sin duda, tuvo mucho que ver con la poca popularidad que el personaje tuvo en países no francófonos. En las décadas de los sesenta y los setenta las editoriales Bruguera y Mateu publicaron algunas novelas del comisario en España, pero hoy en día es un personaje prácticamente desconocido en nuestro país. Sin embargo, en el país vecino sigue siendo un personaje muy popular que ha contado con varias adaptaciones cinematográficas y también con adaptaciones al cómic, como la serie de siete álbumes publicada en los años setenta guionizada por Patrice Dard, hijo del creador del personaje, y dibujada por Henri Descle. Muchos franceses han crecido con sus aventuras, algo que, como podemos comprobar en la página en la que explica su amor por el personaje, también le sucedió al joven Michaël Sanlaville (Lyon, 1982). Un amor que ha fructificado en una serie de adaptaciones el personaje que comenzó en 2018 cuando apareció San-Antonio chez les Gones de la mano de Casterman, un cómic que acaba de publicar en castellano con su habitual buen hacer Nuevo Nueve con el título de San Antonio en Lyon.
En esta aventura nos encontramos con el comisario San Antonio en la región de Beaujolais investigando la desaparición de dos alumnos y el asesinato de su maestro. Mientras Bérurier se hace pasar por un maestro sustituto más que sui generis descubre una pista que llevara al comisario hasta la casa de Madame Soubise, una ex cantante de ópera, donde entrara en contacto con a un curioso grupo de personas que ocultan unos secretos y aficiones que contrastan con una ciudad tan aparentemente ideal y bucólica. A partir de ese momento, la acción, y los asesinatos se desmadran para ofrecernos una historia trepidante que sabe modernizar y adecuar a los personajes a los tiempos actuales sin que pierdan su esencia.
En esta obra se puede ver de primera mano el amor por el personaje tiene el autor conocido por obras como La plaga verde (Ninth Ediciones), Last Man (Diábolo), creada junto a Bastien Vivès y Balak, y Banana Sioule (Nuevo Nueve). Pero ese cariño no es óbice para que en su versión modifique bastantes partes de la personalidad del comisario San Antonio, que en su concepción original era un personaje hijo de su tiempo con actitudes bastante machistas, homófobas, etc… algo similar a lo que vemos en las novelas de James Bond, uno de los referentes de Dard para su personaje. Unas características que, afortunadamente, no están presentes en la versión de Sanlaville, pero en la que sí nos encontramos con un sentido de humor bastante políticamente incorrecto, sobre todo en el personaje de Bérurier, y una gran socarronería e ironía por parte del comisario. Además, también se dan cita otras de las señas de identidad del personaje como los juegos de palabras, los momentos en los que el protagonista se dirige a sus lectores y un tono por toda la obra lleno de lucidez que nos dice que estamos ante un divertimento y que no hay que tomarse la nada de lo que pase demasiado en serio.
La trama que el comisario San Antonio tiene que resolver no es de esas compleja y llenas de giros inesperados que te sorprendan, aunque haya bastantes, pero parecen una excusa para que el ritmo de la obra y la acción se disparen. Es en esas escenas donde el dibujo de Sanlaville brilla más con ese estilo tan particular que sabe entremezclar lo mejor de la narrativa manga con una elegancia y economía de líneas que nos remite a autores franceses más contemporáneos como su amigo Vivès, aunque Sanlaville tiene un toque más clásico y accesible y nos regala unos fondos mucho más detallados. También comparte con su compañero en Last Man el gusto por dotar a sus obras de un toque de erotismo y sensualidad que consigue gracias a su forma de retratar a las mujeres, algo que está en la esencia de los libros de Dard, aunque en algunos casos vemos una tendencia a mostrar alguno desnudos bastante gratuitos.
Leyendo la obra es fácil comprobar que Sanlaville ha disfrutado como un niño haciéndola como se puede ver en los guiños a algunos de sus propios personajes que encontramos diseminados por toda la obra y a otros ajenos como Torpedo. Además de una referencia directa al parecido de sus aventuras con las de Tintín, algo que parece obedecer a un intento del autor de poner en valor las novelas del personaje que en un principio puede chocar, pero que, también se justifica por compartir varios elementos comunes como el enorme ritmo que tiene la historia provocado por la concatenación de sucesos en los que se envuelto el protagonista y por la relación entre el comisario y su ayudante, en la que uno ejerce como héroe capaz y casi perfecto (aunque en el caso de San Antonio sin estar asexuado y siendo mucho menos políticamente correcto) y el otro como amigo borrachín y leal que sirve muchas veces de alivio cómico. La misma relación que tienen Tintín y Haddock.
Esta primera entrega de San Antonio nos permite descubrir a un personaje que forma parte de la cultura popular francesa convenientemente actualizado, pero sin perder su esencia en una historia divertida y llena de sensualidad de un ritmo endiablado en el que el dibujo de Sanlaville brilla especialmente en las escenas de acción. Esperemos que Nuevo Nueve no tarde mucho en traernos Si ma tante en avait, la segunda entrega de las adaptaciones publicada en Francia en 2020.
Lo mejor
• Las escenas de acción.
• Los guiños al lector y homenajes.
Lo peor
• La trama del caso no es particularmente compleja.
Guión - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.3
Misma esencia.
Michaël Sanlaville nos propone una trepidante aventura que sabe modernizar a un personaje clásico sin que pierda su esencia.
Muchas gracias por la reseña.
Como son las vueltas de la vida, ya que al leer este artículo recien caigo en la cuenta que hace ya demasiado años atrás vi una película basada en este personaje y que me gusto bastante.
Voy a intentar darle una oportunidad y comprar el comic.
Se ha realizado varias películas del personaje. Tengo pendiente ver alguna.
El cómic, sin ser perfecto, tiene bastantes cualidades interesantes y es muy divertido y con ritmo frenético.
Es tal cual dices, investigando un poco veo que tiene varias películas, voy a tratar de ubicarlas para poder verlas aparte de comprar el comic ya que me atrae este género.