Un padre y un hijo separados en el océano estelar
No se puede negar que el de Planeta Cómic ha sido un claro ejemplo de remontada. La presencia de la todopoderosa editorial en el mercado del cómic español siempre ha sido grande, y en concreto dentro del cómic USA hemos podido disfrutar gracias a ella de bombazos como Saga o The Walking Dead. Sin embargo, los tremendos golpes de ver cómo se escapaban de sus manos los derechos de Conan y de Skybound fueron algo que hizo plantearse cómo se recompondría la editorial. El cómic indie crecía, otros ejecutaban sus movimientos y su más reciente adquisición, el catálogo de Aftershock, no llegaba a tener ninguno de esos títulos superventas. ¿Y la respuesta cuál fue?: presumir de músculo. Planeta no ha dejado de hacerse con series de gran nivel a lo largo y ancho del mercado estadounidense, haciendo especial hincapié en la maravillosa racha de pelotazos que está teniendo BOOM! Studios, pero sin cerrarse a ninguna editorial en concreto. Y cada nuevo anuncio de novedades es más potente que el anterior, solo hay que ver el del reciente Salón de Barcelona, en el que ha vuelto a lanzar una metralleta de anuncios de lo más interesantes y variados. Anuncios de tanto interés como la novedad de la que vamos a hablar hoy.
Estrenada originalmente en 2019, Sea of Stars vio la luz en el seno de Image Comics de la mano de dos guionistas tan llamativos como Jason Aaron y Dennis “Hopeless” Hallum. Porque seamos sinceros, por mucho que la recepción de su actual trabajo en la Casa de las Ideas sea bastante pobre, no se puede negar el magnetismo del guionista de una de las etapas más importantes de Thor y de obras como Paletos Cabrones. Mucho menos si viene acompañado por un Dennis Hallum cuyo trabajo al frente de Spider-Woman junto a Javier Rodríguez le dio un soplo de aire fresco a Jessica Drew. Una sociedad de tal calibre solo podía traer algo interesante, pero primero tenían que ponerse de acuerdo, claro.
Así lo contaban los autores en su momento. Aaron y Hallum ansiaban trabajar juntos, pero sus ideas no llegaban a compaginarse del todo. Mientras el primero quería hacer una aventura sobre un niño que surca las estrellas, el segundo veía con mejores ojos una trama sobre un rudo transportista del Ártico que trata de recuperar a su hijo secuestrado. Lo que sí tenían claro ambos es que querían trabajar con Stephen Green, artista con recorrido en series del mignolaverso como Bogavante Johnson y AIDP. Así que le lanzaron el marrón a él, pasándole las dos propuestas y pidiéndole abocetar algo que uniera ambos conceptos. Y lo logró.
Sea of Stars nos lleva al insondable y misterioso cosmos para narrarnos la aventura de Kadyn, un niño que viaja junto a su padre piloto y que, tras verse atacados por un gigantesco ser que surca el espacio, pierde a su padre y queda varado en el espacio. Sin embargo, Kadyn descubre que por algún extraño motivo ahora es capaz de respirar sin traje y surcar volando el frío espacio, como si algún tipo de magia ancestral le hubiera otorgado poderes. Un poder que hará que otros se interesen en el joven Kadyn y traten de atraerlo, mientras su padre, superviviente del accidente, lucha contra los elementos para dar con su niño perdido cueste lo que cueste.
Con este planteamiento arranca una serie de la que de hecho es interesante conocer esa peculiar génesis a dos bandas que comentábamos antes. Sea of Stars se divide en dos líneas, la de Kadyn descubriendo sus poderes y la de su padre tratando de dar con él, y si bien es evidente que están construidas siempre de cara hacia un mismo destino argumental, es totalmente cierto que podemos percibir las voces de sus dos guionistas en cada una de las dos tramas, con un estilo sustancialmente diferente.
Por un lado, Jason Aaron se recrea en el lado más naif de la aventura, centrándose en la ilusión con la que solo un niño podría emocionarse al descubrir que tiene poderes, a pesar de haber sufrido momentos antes un doloroso accidente y haber perdido a su padre. Aaron pone el toque fantástico y el sense of wonder, acompañando a su protagonista de un par de animales espaciales con los que gracias a sus poderes es capaz de hablar y que sirven como excusa para sostener el diálogo en su mitad de la obra. Es una trama algo ligera, pero agradecida y con buenos sentimientos (hasta que las cosas se van torciendo, como cabría esperar), y no deja de resultar curioso que un guionista con el currículo de Aaron sea el que pone la nota de luminosidad a la obra.
En el otro lado de la balanza tenemos el relato del padre de Kadyn, en el que Dennis Hallum lleva una dirección muy diferente, algo que se percibe fácilmente ya solo en el detalle de que en su trama pasamos a contar con una narración en off que rompe por completo con la dinámica de la línea de Aaron. Y no es lo único. Lo que en la trama de Kadyn es inocencia y luz, en la trama de su padre pasa a ser supervivencia tosca y violenta, con un protagonista en modo Liam Neeson enfrentándose a fauna, flora, roca y acero para encontrar a su polluelo. Personalmente la he encontrado la mejor parte de este primer volumen, no por el tono más oscuro sino por la habilidad de Hallum para generar un mayor interés en su protagonista gracias a unos monólogos interiores y a unos diálogos (con un improvisado compañero robótico que funciona muy bien como contrapunto semihumorístico) más afinados que los del relato de Kadyn.
El resultado del conjunto es muy bueno, logrando mantener, a pesar de las diferencias de tono y estilo en las dos tramas, un empaque común que hace que ambas historias no vayan por libre y se complementen con acierto. Una unión que, por supuesto, no sería posible sin la labor de Stephen Green como nexo común de los dos guionistas y artífice de la simbiosis de sus ideas. El artista natural de Savannah le otorga unidad a la serie y se adapta a cada uno de sus escritores con habilidad. Su estilo no es especialmente cuidadoso en los detalles; utiliza un trazo laxo que no se esmera demasiado en los rostros de los personajes. Sin embargo, ese mismo trazo consigue darle una fluidez y un aspecto fantasioso a la obra, algo que realza en especial la trama de Kadyn al otorgarle ese toque de cuento infantil a sus paseos espaciales. Asimismo, su diseño del escenario, junto a los eclécticos colores de Rico Renzi, resulta muy refrescante, con un espacio que se asemeja más a un bosque encantado poblado de animales extraordinarios y pueblos nativos ancestrales.
El resultado final es una obra cuyo primer volumen funciona tanto como cuento de fantasía como historia de supervivencia, con dos relatos dirigidos por separado por sus guionistas que le otorgan distintos matices y resultados a la historia, pero sin perder el foco en su horizonte común. Un trabajo que quizás no llega a resultar memorable, pero que logra un resultado notable con mucho corazón y un interesante desenlace al que pondrá el broche el segundo y último volumen de la serie, ya concluida en Estados Unidos.
Lo mejor
• La curiosa mezcla de estilos entre ambos guionistas.
• En especial, el buen atino de Hallum en la narración de su mitad de la trama.
Lo peor
• No es especialmente memorable.
Guion - 8.2
Dibujo - 8
Interés - 7.8
8
Estelar
Aaron y Hallum logran crear un interesante díptico de estilos unidos por el arte de Stephen Green que dan como resultado una aventura espacial muy entretenida.