Edición original: Marvel Comics – noviembre 1969 – marzo 1970
Edición España: Comics Forum – noviembre 2001
Guión: Roy Thomas
Dibujo: Herb Trimpe
Entintado: Herb Trimpe, Sal Buscema
Color: Bob Cohen
Portada: Rafael López Espí
Precio: 5,68 euros (tomo en tapa blanda de 112 páginas)
El último tomo de la colección Selecciones Marvel cerró tres años de recopilaciones y rescates con otro de los pesos pesados de la casa de las ideas: la Masa. Con la visita de Hulk, la cabecera cerraba un periplo de diecinueve que se vio truncado, en palabras de Alejandro Martínez Viturtia, por la dificultad de encontrar materiales en condiciones adecuadas para su reproducción. Dos números especiales dedicados a Nick Furia y a la Cosa verían la luz a modo de epílogo para una iniciativa que había contado con el favor de un público que había demandado durante muchos años aquellos materiales. Osaría decir que sigue haciéndolo, porque como se comentó en otras entregas de esta serie de reseñas, aún hay deudas pendientes que afectan al Caballero Luna, al pato Howard, a Shang-Chi… pero me estoy yendo por la tangente.
Cura para un monstruo recoge un arco argumental que bien podría representar una larga, larguísima etapa de las desventuras de Bruce Banner y su otro yo de verdoso pellejo. El científico y el gigante viven una existencia nómada, perseguidos de forma inmisericorde por el general “Trueno” Ross y su lugarteniente el comandante Glenn Talbot. El mandato militar de dar caza a Hulk tiene para ambos oficiales una dimensión personal: Ross es el padre de la antigua prometida y siempre amada de Banner, en tanto que su leal segundo es el rival de éste en los favores de la citada Betty. Ejército persigue a la Masa. Ejército encuentra a la Masa. Masa hace chichinas a ejército y vuelta a empezar. Porque, no lo olvidemos “débiles humanos no dejan en paz a Hulk”. Dinero bien invertido del contribuyente estadounidense. Por el camino, hay ocasión para que el masivo deshaga unos cuantos entuertos a golpe de puño (y, reconozcámoslo, de pura chiripa) y vapulee a algún que otro villano clásico como el Rino, el Hombre Absorbente o el Líder.
La principal novedad de este tomo viene dada por el hecho de que Banner consigue controlar a Hulk y mantener su inteligencia en el cuerpo del gigante, controlando a voluntad su transformación. Esto plantea a su vez la posibilidad de poner fin a una vida errante y establecerse junto a su amor, comprometiéndose formalmente para contraer matrimonio. La ayuda vendrá de la mano de los Cuatro Fantásticos y, más concretamente, de Reed Richards. Como puede imaginarse, la felicidad será esquiva y volveremos a las amarguras, pero algunas de las ideas introducidas por aquí volverán a encontrarse en el futuro. Así, Bill Mantlo presentará años después a una Masa inteligente que ganará el perdón presidencial. Después de él, John Byrne conseguirá que Bruce y Betty pasen por el altar. Antes que eso, Talbot y Ross verán destruidas sus vidas (literal y metafóricamente en cada caso) por su obsesión por eliminar al coloso esmeralda del mundo y de sus vidas. Por su parte, el Líder volverá una y otra ver para proclamar su condición de némesis de la Masa, consiguiendo de la mano de Peter David sus mejores aventuras.
El responsable literario de estas aventuras no es otro que el ubicuo Roy Thomas. Fiel a su estilo, el caballero se prodiga por aquí dando a Hulk -¡a Hulk!- unos monólogos reflexivos sobre la pérdida y la sensación de vacío y presentando a Glob, un monstruo fantoso emparentado con el Hombre Cosa y la Cosa del Pantano. Fiel igualmente a su condición de enciclopedista, enfrentará a la Masa con algunos de sus enemigos de siempre, recalcando siempre la tragedia inherente a la historia del personaje. Por su parte, el responsable de la parte gráfica no es otro que Herb Trimpe, sobradamente conocido por pasar una larga temporada dibujando las aventuras del coloso esmeralda. De su mano surgieron personajes tan importantes para la franquicia verde como Jim Wilson, Doc Samson o Lobezno (aunque éste, ocioso es recordarlo, pronto se incorporaría a una escudería más exitosa). Notoriamente denostado por su falta de calidad, obligado a reconvertirse en una especie de pseudo-Liefeld en los noventa del siglo pasado, es sin embargo don Herb acreedor de cierto reconocimiento al ser un currante voluntarioso que lo mismo debía presentar a la Masa en la Tierra Salvaje de Ka-Zar que llevarle al espacio profundo antes de tenerle de vuelta en Nueva York. El compañero de viaje ideal para un Thomas que también daría por aquí rienda suelta a sus lecturas, convirtiendo a Hulk en un trasunto del gólem de la mitología hebraica o enfrentándole a un fascismo con otro nombre encabezado por un Mussolini de mercadillo.
Con esta reseña cierro el ciclo dedicado a Selecciones Marvel. La semana que viene, nuevas viejedades para rememorar.
El último dibujo es flipante: ¿esos ojos están hechos así a propósito o son consecuencia de una mala puntería con el lapiz?
Enhorabuena por el currazo, Luis Javier. Seguiremos atentos a la viejedades.
Y sí, el Hulk borracho es inquietante.
Me gusta el palabro viejedades. ¿Por qué no se me habrá ocurrido a mi?
Y qué te parece ‘novejez’?
Este no lo entiendo. Es un oxímoron o algo.
«Yo aprendí a dibujar con el Hulk de Herb Trimpe, aunque me licencié con el de Sal Buscema. A dia de hoy lo único que dibujo con cierto gracejo son Hulks con el cuerpo que le dibujaba Herb y los jetos de Sal.»
Coño, Jorge. Pues con eso (además de lo de ser capaz de dibujar al botones Sacarino) ya tienes suficiente para defenderte en un hipotético futuro concurso de dibujo. A ver si te vemos participar en el próximo.
«Es un oxímoron o algo.»
Lo es. Mejor dejo la invención de palabros en manos de Capote.
Me apunto al concurso de dibujos.
«empezamos a meter Astérix por vena ni más ni menos que con Astétix y Cleopatra»
Je, je, que casualidad, yo le regalé a un sobrino mío exactamente el mismo comic. Pero con la wi, el ipad y demás, la lucha es dura
(aunque perseveraremos)
Aunque Uderzo terminó cargándose el carácter sanamente escéptico de «Astérix», espero que no lleguemos a la catástrofe de ver nada relacionado con Punset, porque ya significaría que la colección se ha malogrado definitivamente.
Confieso que había otra ilustración más presentable y «clásica», pero cuando vi ese Hulk bizco no me pude resistir.
La cara de ese Hulk me recuerda a la de Chuache sacándose una bola de la nariz.
¿Esta cara Don Oci?
http://zinemaniacos.files.wordpress.com/2012/11/total-recall.jpg
La verdad es que no es la ilustración más afortunada de Don Herb, no.
En cualquier caso, estoy de acuerdo con Jorgenexo cuando dice que era un Kirby de segunda.
Y eso no debe quitarle méritos. No deja de ser un clásico que núnca estuvo en primera división.
Y lo digo con respeto y cariño para Don Herb.
Rockeros Saludos