Edición original: Marvel Comics – mayo-octubre 1968
Edición España: Comics Forum – julio 1999
Guión: Roy Thomas
Dibujo: John Buscema
Entintado: Frank Giacoia, Dan Adkins
Color: Bob Sharen
Portada: John Buscema
Precio: 995 pesetas (tomo en tapa blanda de 128 páginas)
El cuarto tomo de la colección Selecciones Marvel estuvo dedicado a Namor, el hombre submarino y recopiló los seis primeros números de su colección regular de los años sesenta, elaborados por Roy Thomas y el gran John Buscema. El príncipe de Atlantis había sido uno de los iconos de la edad dorada de Marvel que Stan Lee y Jack Kirby recuperaron para la edad plateada. Su reaparición en el número cuatro de los Cuatro Fantásticos supuso el inicio de una política de rescate que poco tiempo después se repetiría con el Capitán América y luego se extendería a los protagonistas de las franquicias no superheroicas de la casa de las ideas. Sin embargo, el mestizo de las orejas puntiagudas y las alas en los tobillos no ha gozado en este medio siglo de “nueva vida” del impulso suficiente como para mantenerse permanentemente en el mercado sosteniendo una cabecera propia. Su carácter salvaje y su condición de antihéroe le hicieron merodear, ora como aliado reticente, ora como enemigo irreconciliable de los Cuatro Fantásticos o los Vengadores, ora como integrante de ese singular no-grupo que fueron los Defensores. Ha contado con series regulares, miniseries, novelas gráficas y últimamente se le ha visto por las páginas de la Patrulla-X y de ese círculo secreto que ahora protagoniza Los Nuevos Vengadores. Nunca pasa mucho tiempo de una de sus apariciones a otra, pero lo cierto es que, pese a la indudable vigencia del diseño elaborado hace ya mucho por el gran Bill Everett, el personaje nunca ha tenido un desarrollo especialmente profundo. Echando cuentas, habría que ir directamente al trabajo de John Byrne en la colección de los años noventa para encontrar una etapa en la que Namor fuera un personaje mínimamente interesante. La reedición que llevó a cabo Forum hace quince años (y que, como se relata en los textos de acompañamiento, tuvo su miga porque Marvel había mandado un material incompleto y en un estado un tanto lamentable) rescató los inicios de la más larga de las series dedicadas al hijo vengador.
Al frente de la colección se sitúan dos de los pilares de la editorial durante la mayor parte de su existencia: los ya mentados Roy Thomas y John Buscema. El primero, guionista con una vasta cultura literaria, dará a la empresa muchos trabajos memorables al frente de las principales cabeceras de la misma. El segundo es uno de los mayores artistas que jamás tuvo o tendrá la industria del cómic estadounidense, y la cantidad y calidad de su producción habla por sí sola. Un equipo de lujo para acompañar a Namor, después de su vecindad con Hulk en Tales to Astonish. Lo primero que hicieron fue refrescar memorias y contar los orígenes del personaje: su condición de híbrido de dos especies humanas, su sangre azul (figuradamente hablando), la oposición de una serie de personas a su estatus como heredero, su reaparición gracias a la actuación de la Antorcha Humana y sus complicadas relaciones con el mundo de la superficie, al que detesta pero debe la mitad de su herencia. A continuación, guionista y dibujante se embarcan en un viaje en el que harán su aparición escenarios y caracteres que serán recurrentes en las andanzas posteriores del personaje.
La princesa Dorma, Attuma, Tiburón Tigre, el Hombre Planta, Atlantis, las conspiraciones para obtener poder político, Destino, la corona de poder (posteriormente reconvertida en corona serpiente) son algunos de los elementos que se pasean durante estos seis primeros números y conforman el ambiente en el que se moverá el personaje durante los años que dure la colección (hasta la mitad de la década siguiente). Sin embargo, es menester advertir de que el material ha envejecido muy malamente, sobre todo en la parte literaria. Así como los dibujos del gran John siguen manteniendo la fuerza de costumbre, las historias desarrolladas por Thomas resultan, desde la perspectiva actual, un tanto ramplonas y tópicas. Aquí queda patente la dificultad de hacer algo interesante con un personaje que tiene mucho potencial, pero que resulta muy fácilmente antipático por su arrogancia y su chulería. Namor combina muchos elementos interesantes sobre los que trabajar: el mestizaje, la pertenencia / extrañeza en dos mundos, la ecología y el ecologismo, el gobierno de una nación que nominalmente ocupa tres cuartas partes de un planeta… pero aquí nos encontramos con historias superheroicas fabricadas según el patrón habitual, con el detalle de la “zona gris” en la que se mueve el protagonista (antes de la aparición de Lobezno, el Castigador o el Motorista Fantasma como antihéroes seispeseteros). Por lo que respecta al trasfondo de Atlantis, éste está diseñado conforme al oropel cartonpedrero con el que Marvel (y, en general, gran parte de los guionistas de la industria hasta bien entrados los noventa) diseña este tipo de ambientes. Científicamente avanzados pero políticamente medievales, y más próximos a cualquier de los reinos hiborios que don Roy manejara tan bien en cualquiera de las colecciones de Conan de Cimmeria que a un Estado en condiciones.
Visto con la perspectiva de los años, no es extraño que el experimento de recuperar esta colección no tuviera continuidad, aunque recordando de nuevo los trabajos de restauración que tuvieron que hacer en Forum quizá se les quitaron un poco las ganas de jugar a la arqueología en versión tebeo. Con todo, siempre es una buena oportunidad para rememorar o conocer aquellos tiempos en los que Namor se lanzaba al grito de “Imperius rex” puño en ristre contra cualquiera que amenazara Atlantis… o cualquiera que le pillara en un día malo.
Jo, la de veces que me leí este tebeo. Es verdad que, hoy día, las historias se ven simples. Pero eran entretenidísimas, a pesar de esos diálogos grandilocuentes que en ocasiones ahogaban el dibujo dentro de las viñetas. Y los dibujos. ¡Qué dibujos!
Y lo digo desde ya,antes de que pasemos a lo de qué autores reivindicar o poner por encima de otros… las mujeres dibujadas por John Buscema están entre las más bellas del cómic.
Yo el recuerdo que tengo de este tebeo es que no es de las mejores obras de éste tándem; me pareció una lectura un tanto pesada que además no llevaba a ninguna parte. No sé, quizás fuese porque no tenía un buen día (estoy hablando de hace años, no me acuerdo), quizás porque Namor no es un personaje especialmente atractivo y/o que me caiga bien, quizás porque la vida es así…pero lo tiré o vendí o dí una vez leído y no me arrepiento de ello…o sí, no lo sé…
Además, creo que es la versión invertida de otra anterior de «Tales to Astonish». Creo que el color por ordenador de la versión patria confunde un poco el estilo, pero es del maestro, como ha dicho don Jorgenexo.