Selecciones Marvel. Spider-Man: Masacre en la Décima Avenida

 

Edición original: Marvel Comics – junio-septiembre 1979
Edición España: Comics Forum – noviembre 2000
Guión: Chris Claremont
Dibujo: Sal Buscema
Entintado: Steve Leialoha
Color: Ben Sean
Portada: Rafael López Espí
Precio: 5,68 euros (tomo en tapa blanda de ochenta páginas)

 

El duodécimo tomo de la colección Selecciones Marvel presentó una nueva recopilación extraída de la colección Marvel Team Up. Una vez más, la serie en la que Spider-Man hacía equipo con uno o varios personajes de la casa de las ideas volvía a nutrir una cabecera que se estaba distinguiendo en la recuperación de aventuras largo tiempo reclamadas por la afición. En esta ocasión, la historia escogida era una trepidante historia de acción con toques de intriga, de la mano de Chris Claremont y Sal Buscema.

No era la primera vez que el patriarca mutante escribía los guiones de la colección. Junto a John Byrne, don Chris había brindado a la parroquia marveliana algunas de las historias más recordadas de la serie, y aprovechado para cerrar alguna historia colgada (como el enfrentamiento entre Puño de Hierro y la Serpiente de Acero.) En el otoño de 1999, Forum había recopilado por fin aquellas aventuras (incluyendo el memorable encuentro entre Spidey y Red Sonja) por lo que este tomo era también la continuación lógica de aquella trilogía. En esta ocasión, Claremont haría equipo con un viejo conocido de los lectores de la cabecera (y, ya puestos, de cualquier tebeo de Marvel): Sal Buscema.

La historia sigue las pautas habituales de la colección: el trepamuros se topa por casualidad con una situación que acaba complicándose hasta alcanzar el gran final. En cada uno de los episodios que componen esta aventura, comparte protagonismo con un personaje distinto. La Viuda Negra, Nick Furia y Shang Chi fueron los elegidos, quedando patente con su elección que los juegos de engaño y muerte –como los denomina el maestro de kung fu- iban a tener un papel muy destacado en la historia en cuestión.

El punto de partida del relato es el encuentro entre Spider-Man y una joven pelirroja a la que rescata de un asalto. La rescatada dice llamarse Nancy Rushman y se presenta como maestra de escuela. Sin embargo, el lanzarredes la reconoce rápidamente como Natasha Romanova, la Viuda Negra, pero pese a que la mujer tiene entre sus pertenencias el uniforme de la espía internacional, ésta niega esa identidad y se aferra a su apocada imagen de docente de churumbeles. Algo ha pasado para que se produzca este cambio de personalidad y, sea lo que sea, implica a SHIELD, como quedará patente con la aparición del coronel Furia. Muy a su pesar, Peter Parker se verá envuelto en una conspiración llamada a descabezar el gobierno estadounidense por medio de un único golpe. Él se convertirá en uno de los escasos apoyos del soldado tuerto, junto a la desmemoriada Romanova y el prestado Shang Chi.

En el bando enemigo contamos con la presencia de Bumerán (un recurrente villano de segunda que, en aquellos tiempos limitaba su trayectoria a un enfrentamiento con la Masa) y el Samurái de Plata (que ya había cruzado su camino con Spidey en varias ocasiones, siendo la más reciente el mítico encuentro con la tribu de Saturday Night Live relatado por el propio Claremont y Bob Hall.) Ambos responden a las órdenes de una vieja enemiga del Capitán América: Madame Hydra, que a partir de este momento será reconocida como Víbora. Bajo este nuevo apodo continuará su trayectoria de conspiraciones, convirtiéndose en pareja habitual de Keniuchio Harada. La enérgica conspiradora y el samurái con ínfulas irán de la manita hasta hacer su aparición en la gran pantalla, en la segunda de las películas dedicadas a Lobezno.

La historia presenta el atractivo habitual de los relatos contenidos en Marvel Team Up. La interacción entre Spidey y sus “partenaires” está bien conseguida y se apuntan ideas curiosas (como la de un romance entre Peter y Natasha) que, por la condición de la propia colección, es imposible llevar a cabo. La serie es una cabecera menor dentro de las múltiples que protagoniza el trepamuros azulgrana y sus compañeros de armas son, en la mayor parte de los casos, préstamos de otras colecciones. Con todo, es curioso ver a Claremont imitando el estilo de Moench para el capítulo en el que Shang Chi hace su aparición. Las reflexiones del artista marcial, en la forma de textos de apoyo, son un divertido remedo de las que hacía en su propia serie cuando, una vez más, se veía arrastrado a unos conflictos que su naturaleza le llamaban a rechazar. El tándem Víbora-Samurái de Plata se cruzará en el camino de la Patrulla-X y, más tarde, en el de los Nuevos Mutantes. En la parte gráfica, hay que destacar el buen resultado del equipo compuesto por el más joven de los hermanos Buscema y el entintador Steve Leialoha. El particular estilo de este último no siempre resulta adecuado para todos los lápices (y a las pruebas de Secret Wars II me remito) pero en esta ocasión la combinación resultó más que adecuada.