Edición original: Marvel Comics – junio 1996 / DC Comics – junio 1996
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – mayo 1997
Guión: Mark Evanier
Dibujo: Sergio Aragonés
Entintado: Sergio Aragonés, George Pérez, Joe Sinnott, John Romita Sr., Steve Leialoha, Marie Severin, Al Milgrom, Terry Austin, Ron Boyd, John Byrne, John Dell, Scott Hanna, Jerry Ordway, Denis Rodier, Josef Rubinstein
Color: Tom Luth
Portada: Sergio Aragonés
Precio: 750 pesetas (número en grapa de noventa y seis páginas)
La parodia ha sido un género que Sergio Aragonés y Mark Evanier han cultivado bastante bien. Desde su colaboración en
En la historia dedicada a Marvel, el sueño de Evanier lleva a una aventura en la que se hace repaso de las principales franquicias de la compañía, en el estatus en el que se encontraban a mediados de los noventa del siglo pasado. Así, vemos que Spider-Man está inmerso en las consecuencias de la Saga del Clon; los Cuatro Fantásticos están en proceso de desbandada, empezando por la «muerte» de Míster Fantástico; los Vengadores deben afrontar la pérdida del Capitán América; la Masa es inteligente e ingeniosa y en la Patrulla-X todo es drama y sufrimiento. Todos ellos habrán de enfrentarse al Seagoing Soarer, un villano que se pasea por todos los rincones del universo marveliano, en una historia plagada de referencias a El Mago de Oz.
En la historia dedicada a DC, el proyecto que Aragonés presenta a la compañía reúne a los principales personajes de la editorial -Superman, Batman, Wonder Woman, Flash, Linterna Verde (en aquellos días, Kyle Rayner), Hawkman y la Legión de Súper-Héroes- para anunciar la llegada del mayor de sus adversarios y más grande amenaza que haya sufrido el universo deceero: Johnny DC, el viejo logo de la compañía que, harto de ver el progresivo proceso de oscurecimiento de los héroes de su antigua casa, ha decidido destruir esas versiones tan poco luminosas de sus otrora arquetípicos personajes.
Los dos tebeos constituyen una visión crítica -y, con la perspectiva que dan estas dos décadas transcurridas- una imagen de lo que eran DC y Marvel a mediados de los años noventa. Por un lado, tenemos un mercado en el que las antaño dueñas del sector deben enfrentarse a unas nuevas competidoras cuya presencia ya no puede considerarse flor de un día; por otro, vemos que el proceso de evolución al «reverso tenebroso» de muchos personajes está en todo su apogeo. Por último, se percibe ya el ambiente de crisis o, más bien, de reajuste del mercado, tras los tiempos de vino y rosas generados por unas cifras de ventas sumamente engañosas. Todo vale en la recuperación del terreno perdido: sustituciones, muertes, clones, giros de tuerca, barbas de tres días, cazadoras y metralletas. En esos años, creo que no habrá un solo personaje clasificable como importante que no sufra algún tipo de cambio, por lo común, de índole traumática. Aragonés y Evanier, artesanos del humor, dan en el clavo con estos dos tebeos, a la hora de radiografiar el «el estado de la nación-pijama-estadounidense» y, entre las evidentes risas, deslizan una sana crítica a ambos lados de la viñeta. En ese punto, debo decir que, en mi opinión, el número dedicado a DC es más redondo, en la medida en que, a través del villano (ejem) de la historia, los autores también dan una cariñosa galleta a esas personas que lamentan esa evolución de los personajes de su infancia hacia un punto en el que ya no les resultan reconocibles. ¿Es este héroe o aquella heroína peor, solo por el hecho de que no sea como le recordábamos? ¿Son malas las historias actuales, solo por el hecho de que ya no nos fascinen como cuando teníamos menos lecturas a nuestras espaldas? Todos tenemos en mente experiencias -más recientes, más lejanas- sobre las discusiones generadas con motivo de un cambio de estatus o una vuelta a los orígenes.
Por otra parte, hay que indicar que, en la parte de la tinta, don Sergio se vio arropado por una interesante colección de profesionales del pincel, de estilos tan variados y distintos como los de Joe Sinnott, Marie Severin, John Byrne, George Pérez, Terry Austin o Josef Rubinstein. De la parte del color, se encargó otro miembro habitual de la banda aragonesa, Tom Luth.
El resultado final son dos tebeos que, en una primera lectura, proporcionan numerosas risas y, en las posteriores, motivos para la reflexión y una necesaria auto-crítica en tanto que lectores. A modo de epílogo, hay que indicar que, pocos años después, los caballeros responsables de estas disparatadas historias se encargarían de hacer pedazos la franquicia de Star Wars, repitiendo grosso modo el esquema general empleado en estos casos. A modo de curiosidad final, hay que mencionar el hecho de que el tebeo viera la luz fuera de Comics Forum, muy probablemente por el hecho de que incluyera material de DC. Como comentaba un colaborador de aquellos días en el mítico sello, lo único que separaba a Forum de Planeta DeAgostini Comics no era más que una planta, pero, formalmente, se trataba de dos entidades distintas. Este curioso detalle, evoca los infructuosos intentos de la empresa por hacerse con los derechos de DC para España, los cuales habían quedado sin titular tras la desaparición de Zinco. La posibilidad de que una sola entidad reuniera bajo su estandarte las publicaciones de las mayores editoriales de tebeos súper-heroicos ya se había dado en el pasado, pero no habría de repetirse. Planeta tendría que perder las licencias sobre Marvel para poder publicar material de la distinguida competencia, lo que se produciría pocos años después.
Ignorante yo. Desconocía la existencia de estos y el de Star Wars. ¿Para cuándo la reedición de los tres?
Como castellonense, es un orgullo leer cualquier cosa de Sergio Aragonés. Como anécdota, debe ser uno de los poquísimos españoles (sino el único) parodiado por Matt Groening (en Futurama, concretamente).
Muy buen comic, aun atesoro mi copia. Lo curioso es que mucho ha cambiado el mundillo desde entonces. El gag de no descongelar a los Vengadores hasta el 2099 es genial
La verdad, muy divertido. Tanto Evanier como Aragones satirizan los personajes fundamentales de las «Majors» y su historia con fina ironía y buen trazo.