Cuando hablamos del concepto “obra de culto” solemos hacer referencia a producciones culturales que pese a tener una tibia acogida, incluso nula, en el momento de su creación, con el paso del tiempo logran un estatus de casi veneración popular, maximizando sus virtudes en el imaginario colectivo. Esto se produce por su capacidad innovadora o rompedora, por su formato, por su trama, su producción, su significado histórico, el tratamiento de temas controvertidos o el enfoque que hacen de otros más convencionales, saliéndose de la norma y aportando al consumidor una nueva visión acerca de los mismos. En el mundo del anime, las obras de culto también suelen llevar implícita la etiqueta de clásicos, y habitualmente el factor nostalgia juega a favor a la hora de considerar una serie o película como de culto. En este caso concreto, hay muchas producciones de los años 90 que entran dentro de este término, no solo por sus bondades sino también por ese puntito nostálgico, ese hito que supone ser la primera obra que te adentro en el mundillo, o la primera en atreverse a mostrar según qué cosas o contarlas de tal o cuál manera.
En esa época noventera a todos se nos vienen a la cabeza títulos considerados de culto dentro de, sobre todo, el género de la ciencia ficción, pudiendo nombrar obras como
Pero como digo, más allá de lo que hace única y especial, lo que le da el estatus de culto a esta serie, que radica en su mensaje y crítica, en Serial Experiments Lain tenemos una trama que podemos resumir fácilmente, si bien no deja de escapar también a convencionalismos y resulta interesante desde el comienzo. En Serial Experiments Lain seguimos los pasos de Lain Iwakura, una adolescente japonesa que vive en un Tokyo a caballo entre lo futurista y lo contemporáneo en el que la tecnología, y más concretamente los ordenadores e internet, forman parte indispensable de la vida de toda la sociedad. Lain, como es casi tradición en las obras japonesas que versan sobre estos asuntos, es una chica introvertida y reservada, con evidentes problemas de socialización tanto con el mundo exterior como con su familia, e incluso con ella misma. Un día tanto Lain como varias de sus compañeras de instituto reciben un correo electrónico de Chisa, otra de las alumnas. Hasta ahí todo normal, si no fuese porque Chisa se había suicidado y en el mensaje habla sobre su muerte como un paso de transición para abandonar “su carne” para romper sus ataduras con el mundo terrenal y poder estar con Dios en el nuevo mundo que forma parte de la red.
Tras el enigmático suceso, Lain instala un nuevo Navi, un ordenador de última generación, apoyada por su padre que considera que la tecnología puede ayudar a su hija a acabar con sus problemas sociales y ser un poco más feliz y completa. Lain comienza a utilizar cada vez más y más el Navi, adentrándose sin remedio en una vorágine de tecnología, hackers, grupos secretos, conspiraciones, lugares y personas de dudosa recomendación con el objetivo de desentrañar los misterios alrededor de la muerte de Chisa y su enigmática advertencia desde el más allá. Una vorágine que se convertirá en un viaje lisérgico y paranoiquizante en el que tanto Lain como los propios espectadores terminaremos cuestionándonos acerca de la existencia, Dios, la vida y la muerte, la sociedad, los peligros y bondades de la red, las difuminadas líneas que separan pasado, presente y futuro, la soledad…
Como podéis ver la historia de Serial Experiments Lain es atrayente per se, sobre todo para aquellas personas ya aficionadas a las temáticas de ciencia ficción, distopía o cyberpunk, que tanto se prestan a realizar historias que sean a la vez muy cuidadas audiovisualmente, muy enrevesadas e interesantes y a la vez estimulantes a la hora de proponer ideas o debates filosóficos o existencialistas. Esto, a la vez de una bondad, también provoca que Lain no sea un anime sencillo, no uno de esos que te sientas a ver para pasar el rato. Lain es una serie que exige un poco a su espectador, que estimula su atención bombardeando con información que a primera vista parece inconexa o innecesaria, pero que al final termina hilándose de manera magistral con el resto de piezas del rompecabezas. La trama se desarrolla de manera muy lenta y más allá de la línea argumental principal, parece que el resto de elementos guardan poca relación unos con otros, llevando incluso a hacer pensar al espectador que la carga argumental que nos pone sobre los hombros no es para nada proporcional a la duración de la misma, como si quisiese abarcar más de lo que puede. Pero esto no es para nada así finalmente, ya que aunque suene pelín pedante o, como se dice últimamente, gafapasta, Lain es una serie que elige a su espectador.
No quiero decir con esto, de una manera prepotente, que hay espectadores de primera y segunda categoría, y que solo a los primeros les pueden llegar los mensajes de Lain. Pero si que afirmo que este es un anime que requiere de un espectador con cierta mentalidad y predisposición a ir un poco más allá, un espectador al que le guste más reflexionar y preguntarse cosas durante el visionado que simplemente sentirse satisfecho con lo inmediato. Si ves Lain esperando respuestas rápidas, directas y al pie, tienes que tener claro que este no es tu anime, y que pese a que la trama principal vas a entenderla en líneas generales (si aguantas hasta el final el ritmo pausado y los escasos avances de esa trama), vas a quedarte sin entender o procesar un gran porcentaje de todo lo que el guión te arroja más o menos veladamente al cerebro. Es un anime que requiere de un espectador activo y despierto, y sobre todo curioso. Si es tu caso, ver Serial Experiments Lain puede ser una experiencia perfecta para ti, pues pocas series tienen un desarrollo de la trama y los personajes tan magistral, apoyado por multitud de valientes recursos audiovisuales, lingüísticos, filosóficos y metafísicos, que partiendo de una situación simplemente extraña acaba consiguiendo formar una auténtica obra maestra crítica e interpretativa que otorga una enorme libertad al espectador a la hora de hacerla suya.
Serial Experiments Lain es una serie enmarcada dentro de la demografía seinen, pero dentro de esta podemos considerarla como una amalgama de varios géneros que hila y vincula a la perfección. En este sentido me gusta hacer un paralelismo con internet, uno de los ejes vertebrales de la obra. Y es que al igual que la red de redes, Lain es eso mismo, una gran entidad formada a su vez por multitud de pequeñas entidades, en forma de géneros, tramas y mensajes que conforman el todo. Lo más evidente es que nos encontramos ante una producción que bebe de la ciencia ficción y el cyberpunk, aunque no de una manera agresiva, ya que tanto visual como narrativamente se establece un contraste claro entre el abrumador reinado tecnológico que impera en el mundo de Lain y que convive con la aparente normalidad contemporánea del resto de elementos. En este sentido es una serie hija de su tiempo y podemos considerarla hermanada con obras como
En Lain, al igual que en Matrix, la presencia del sci-fi no se reduce solo a hablar de la red y de ordenadores, y como buena obra de finales de los 90 tiene bien presente la figura enigmática e hiper valorada del hacker, ya sea como persona, grupo o mundillo que es considerado como especial dentro de una sociedad de gente que únicamente tiene como objetivo seguir al resto del rebaño. Gracias a ese aspecto, Lain también nos muestra un par de géneros que tiran hacia la investigación y el misterio, con pequeñas tramas que son protagonizadas por estos hackers, grupos secretos y conspiraciones varias que van enmarañándose con la trama realmente principal que es la filosófica y existencialista de la que hablaré posteriormente.
Otro de los géneros que se abarcan en esta serie es el drama, especialmente representado en la soledad que vive Lain y que a muchos hará sentirse identificados. Un drama que se personaliza en Lain pero que se acaba vinculando al ser humano en general y la búsqueda de su encaje y de entender el porqué de las cosas y de sí mismo. También encontramos pinceladas de terror psicológico, breves momentos de acción dentro de la calma general de la serie, conspiranoia y elementos sobrenaturales… Un compendio de géneros y temáticas que se van hilando entre si y que acaban siempre desembocando en los grandes pilares maestros de Serial Experiments Lain: la filosofía, la psicología, la religión, el ser humano, la sociedad y la red, y como están vinculados entre sí para acabar formando parte de un todo en el que las preguntas sobre uno de los temas pueden hacerse también para el resto.
El contexto y la multitud de mensajes relacionados con la filosofía que contiene Serial Experiments Lain es abrumadora, y aunque ahora pase a hablar de algunos de ellos, es muy probable que me deje otros muchos tantos, o que vosotros extraigáis otras interpretaciones de los mismos, ya que con cada visionado y en cada momento que os dejéis atrapar de nuevo por la obra, nuevas preguntas cruzan seguro vuestra mente. En la serie encontramos multitud de elementos que hacen que no tenga nada que envidiar a cualquier libro que podáis obtener sobre la filosofía y el ser humano, tocando teorías que abarcan desde la filosofía más clásica de los típicos
El elemento fundamental del que partimos es el
A partir de comenzar a plantearnos esas cosas en consonancia con lo que vemos que va ocurriendo en la serie es cuando nos empieza a explotar la cabeza. Porque Lain nos muestra que existen varios yo, y que no dependen solo de nosotros, ya que cada persona o entorno con el que interactuamos tienen una percepción distinta del yo que conocemos nosotros mismos. Es decir que al mismo momento que existe un yo en tu cabeza con unas características y una forma de ser que conoces y comprendes, hay multitud de diversos yo que no dependen de ti, sino de la visión que el resto de la sociedad tiene de ti. Una manera de complicar las cosas que sin embargo es inevitable, ya que el ser humano no puede vivir alejado de la sociedad, es parte de ella y le da forma a la vez que ella le da forma a él. Y en este punto entra en juego internet, la red, una posibilidad de mantenernos conectados permanentemente al resto de personas y aparentemente liberarnos de las dificultades que siempre encontramos para ser.
La red se convierte en Lain en la representación de otra de las teorías platónicas, que es la existencia de un mundo suprasensible, un mundo de ideas puras y libertad plena que se vincula con el paraíso regido por
Según van avanzando los capítulos, sin embargo, todo este misticismo queda en un segundo plano cuando los creadores usan la filosofía para ser menos espirituales y obligarnos a enfrentarnos cara a cara con la realidad y con nuestros miedos. Y no hay mayor miedo del ser humano que no tener una razón para existir, que nuestra existencia sea, como decía
Miedos y esperanzas que obligan a crear la existencia de ese Dios, un Dios que solo existe porque hay gente que cree en él y que nos lleva a otro punto clave de Serial Experiments Lain y que no es otro que la realidad. Durante toda la serie, al igual que ocurre con el tema del yo, se nos presenta que la realidad solo existe cuando somos conscientes de ella. Si tu no ves o experimentas algo, si no ves el árbol caer en mitad del bosque, no puedes asegurar que hace ruido. Ni siquiera puedes asegurar que ese árbol exista. Algo similar es lo que nos propone pensar Lain, y que entronca con lo que mencionaba anteriormente: la realidad solo existe cuando estamos conectados a ella, y cuando nos desconectamos solo existe el yo. Pero ese yo es solo uno de muchos, ya que ese yo es distinto a los ojos de otros cuando nos conectamos a sus realidades.
En esa sentencia podemos establecer también un paralelismo evidente con la red, una creación del hombre que solo existe si estamos conectados a ella, pero que a su vez ya existía antes de que aprendiésemos a usarla. Cómo podéis ver, la serie es un maremágnum de ideas, conceptos y simbolismos con múltiples interpretaciones que dependen de muchas variables y de quién sea el espectador, y que puede provocar que acabemos como Lain, dándole mil vueltas a las cosas y con un trastorno de identidad en el que ya no sabemos ni quién somos ni hacia dónde vamos. Pero dentro de esta tormenta de ideas, encontramos un hilo conductor que permite arrojar algo de luz al asunto, no una respuesta final, pero sí algo que pueda ayudarnos a entender el mensaje que nos lanza la serie. Y esa luz la aporta la relación entre todo lo escrito en los últimos párrafos y esa sociedad dependiente de la red que hoy día es más real que nunca.
Decía antes que da un poco de angustia ver como los autores de Lain han clavado prácticamente al dedillo como iba a ser la sociedad en un futuro de distancia incierta a partir de la aparición del internet comercial y la democratización de la tecnología y de la información. Leed los párrafos anteriores y dejad a un lado el tema filosófico para establecer un paralelismo con la actualidad. Pensad en una persona con redes sociales en las que tiene montones de seguidores y amigos, y en las que muestra una imagen de persona triunfadora, feliz, realizada, viva. Pensad también en cuántos de esos “amigos” realmente haría algo por el yo real de la persona que lleva esa cuenta. En los momentos en que esa persona atraviesa un bajón vital pero sigue subiendo fotos con mil filtros y planes de ensueño. Esa persona tiene varios yo, como comentaba antes, y curiosamente todos son reales, dependiendo de quién los mire. Eso puede extrapolarse también a la gente que modifica su propio yo en las redes para poder encajar de alguna manera en algún sitio, cumpliendo con esa característica social del ser humano que nos empuja a necesitar el contacto, sea de la manera que sea con los demás, hasta el punto de dejar de lado nuestra vida real para estar permanentemente conectados. Ejemplos como estos hay a paladas en la serie, y que también son muy críticos con una sociedad hedonista y consumista que parece haberse olvidado de lo que hay más allá de las pantallas de los dispositivos, ya que nos permite, como podía hacer la figura de Dios que decíamos antes, evadir una realidad en la que sufrimos o en la que las cosas nos cuestan mucho más. En este sentido Lain es muy crítica con ese aspecto que, sobre todo en Japón, es un problema acuciante, y busca lanzar un mensaje (sobre todo en su final) que anime a que volvamos a conectar, en la medida de lo posible, con la realidad, y que vivamos en ella dejando la red como un elemento más de la misma, y no como si fuese nuestra única realidad.
Pero por otro lado no todo son mensajes pesimistas en torno a la sociedad de la tecnología y la información en la que vivimos. Decía antes que uno de los mayores miedos del hombre es que su vida no tenga un sentido. Realmente es nuestra capacidad de cognición la que hace que nos pongamos metas para sentirnos realizados constantemente, ya que como animales que somos, realmente tenemos un objetivo muy claro: perpetuar la especie y la vida en el mundo. Algo que evidentemente se produce mediante la genética, pero que con el paso del tiempo y ese razonamiento cognitivo nos ha llevado a tener necesidades mayores de transmisión en el tiempo. Esto nos lleva a la teoría que
Podría seguir muchos párrafos más con teorías y preguntas sin respuesta (o sin respuesta cerrada y categórica al menos), ya que Serial Experiments Lain es una obra que da pie a tesis de páginas y páginas sobre todo lo que encierra. Así que en ese sentido, animo a todo aquel con pensamiento crítico e inquietud por este tipo de temas que eche una ojeada a la misma y, si es posible, que ponga en común lo que le genere con algún conocido, porque puede dar lugar a debates y reflexiones muy interesantes.
Metiéndonos ya en el apartado audivisual y técnico, hay que decir que la animación de Lain ya tiene sus años, y aunque guarda el encanto de las producciones noventeras (recordando a obras como
Una serie jodidamente gloriosa.
Esta anime junto con Boogiepop Phantom (que muchos consideran una hermana de esta) me volaron la cabeza en su momento y me cambiaron la forma de elegir Anime. Trataron grandes conceptos y en mi caso, me dieron una trompada en la cara. Estaría bueno que ahora que se viene una nueva serie de Boogiepop, hagas una análisis de la misma 😉
Saludos.
Muchas gracias por la recomendación, que apunto sin duda. Podría ser muy interesante analizarla con todos los conceptos de percepción, memoria y recuerdos que maneja, que si que están vinculados a Lain. Y además creo que fue una de las primeras series, al menos que recuerde, que manejaba términos de la mitología japonesa como los Shinigamis, que luego se han popularizado tanto con Death Note y demás. Anotada queda.
Saludos 🙂
Espero con ansias la reseña.
Saludos.