Este cómic se hizo popular, en gran medida, por su aspecto cómico y desfachatado. Sin embargo, el cuarto volumen que ahora nos ocupa no destaca por ello sino por lo emocional, reflexivo, dramático y hasta oscuro que se torna en todo lo que aborda. Haciendo la típica analogía, este sería El Imperio Contraataca de Sex Criminals. De hecho, sin caer en spoilers, el final es casi igual de abierto y negativo para los personajes de esta serie como en aquella segunda entrega de Star Wars. Y a lo largo de todas estas páginas, prácticamente todos los personajes deben vivir momentos en que la pasan muy mal.
No significa esto que pierda el costado gracioso y chistoso por completo; realmente nada más lejos de eso, pero aunque no desaparezcan el foco de atención no está en el humor, quedando casi siempre en un segundo plano (nunca mejor dicho, teniendo en cuenta la superpoblación de chistes que inserta Zdarsky en los fondos). Subrayado en el casi, ya que hay varios momentos de lo más desopilantes, que igualmente bordean lo trágico, siendo entonces tragicómicos.
Tampoco implica este enfoque algo distinto que decaiga la serie en su calidad creativa sino que, muy por el contrario, diría que la potencia al demostrar los autores que pueden salir de la comodidad en la que se habían asentado y llevar la historia hacia otros terrenos más inhóspitos. Pero antes de pasar a eso, que en verdad será más tarea de cuando toque hablar del volumen 5, volvamos al principio y recapitulemos.
En efecto, el comienzo de este libro es una recapitulación y continuación directa de donde quedó el tomo anterior, pero luego de la escena inicial ya entramos de lleno en el tono que referimos para este cuarto. Como siempre en Sex Criminals, el ritmo de la narración lo marca el ritmo de la relación de la pareja protagónica, desde el encuentro y el enamoramiento de las primeras entregas hasta este momento en que comienzan a replantearse cuestiones de su vínculo y de sus proyectos personales y conjuntos. Y cuando estos no coinciden, puede haber conflictos actuales o futuros, dependiendo de cómo lo lleven cada uno y de a dos. Con esto, una vez más los autores exhiben su conocimiento y experiencia personal, contándolo de una manera perfectamente realista y posible, aunque se trate de dos personas que detienen el tiempo cuando alcanzan un orgasmo.
Tal cual decíamos, toda la serie va al ritmo de Jon y Suzie, por lo que el reparto en general vive situaciones de conflicto y replanteo, cada uno con lo que le va tocando: la Dra. Kincaid, el psicólogo Dave, Rach y su ex pareja Robert… De acuerdo a lo que vive cada uno de ellos, Fraction sigue tocando diferentes temas principalmente relacionados con la sexualidad, continuando con su ya asumido rol de ser un libro de educación sexual en los hechos y con sus maneras muy particulares. De nuevo, sin desear contar de más, la situación que debe vivir Rachel está brillantemente narrada, diciendo y mostrando lo justo y necesario para no ser pomposo pero que igualmente se entienda cabalmente lo que sucede y todo lo que ello implica. Quienes ya lo leyeron entenderán, y los que no, lo harán una vez lo lean, y sabrán seguramente lo difícil que es contar algo así solo con textos e imágenes respetando a los lectores, tomando la sabia decisión de dejar los chistes para otro momento del cómic.
Además de todo esto, que no es para nada poco, el cuarto volumen tiene un par de tópicos presentes también relativos a la sexualidad, que comprende a los personajes conocidos pero también a uno nuevo. Estos tienen que ver con los traumas de la infancia que afectan a la conformación sexual de los adultos, y en particular los que se canalizan a través de fetiches. Aquí sí apelan a referencias gráficas y a cuestiones humorísticas, pero como decíamos al comienzo más cerca de la tragicomedia, y no resultan para nada gratuitas sino que aportan y se hacen relevantes para la historia principal de Sex Criminals.
Relacionándose con eso, justamente, el segundo capítulo del libro presenta al personaje nuevo desde la perspectiva de Myrtle Spurge, la malvada integrante de la Policía del Sexo. En esas páginas precisamente hay cuestiones importantes para la trama mayor de esta colección, develando en cierta forma el origen de esa organización y sus objetivos principales, que hasta redefine el título de esta historia. Y, tal como señalábamos, lo cómico está igualmente presente siendo un número paródico de Criminal (de Brubaker y Philips), con una portadilla y con un coloreado diferente , a cargo de Elizabeth Breitweiser (quien no casualmente ha trabajado en la serie parodiada, así como en The Fade Out y Fatale). Un recurso artístico que aporta a la historia y al humor de Sex Criminals por igual, otro punto más para la genialidad de la dupla de Fraction y Zdarsky.
Quedándonos con el apartado gráfico, el mismo Chip sigue jugando y experimentando con las posibilidades que brinda una página de cómic, y para nada se limita a ser solamente el gracioso del mundillo. Por referir dos páginas de las más de 120 que cuenta este libro, en una de ellas se somete a incluir 64 (¡sesenta y cuatro!) viñetas, y en otra de ellas dispone los globos de diálogo de modo tal que invaden físicamente a los personajes del fondo; la primera de estas dos páginas citadas responde a una necesidad narrativa, mientras que en la segunda lo hace porque puede, porque se le ocurrió y le pareció gracioso. Las dos facetas de este muy buen y muy creativo dibujante y narrador.
Completando la referencia original al Imperio Contraataca, la trama conspirativa que enfrenta a la Policía del Sexo con todos los demás personajes que detienen el tiempo en el momento de sus orgasmos (sea como sea que lleguen a ello) al concluir el cuarto volumen queda planteado en pie de guerra, a desarrollarse en los volúmenes a seguir de la historia. La edición castellana de Astiberri queda así a un tomo de alcanzar a la original, que a su vez quedó anclada en el #25 que cierra el quinto libro y no continuó desde entonces, a mitad de 2018. Esperamos una pronta reanudación, así como la publicación del volumen 5 de parte de la editorial española, ya que el final de este tomo hace necesario continuar con la lectura tan rápido como sea posible.