La batalla final, sexualmente explosiva
«Al final todo va a salir bien. Y si no… es que no es el final»
Un gran pendiente de este espacio era concluir las reseñas de los seis volúmenes de Sex Criminals. Hasta hoy. He sido convocado de mi exilio autoimpuesto para cumplir con esta tarea luego de haber sido quien comentara y siguiera la serie desde su inicio, incluso antes de la primera edición en español. No podía hacerlo otro ni quería permitir que eso sucediera. Así que aquí me encuentro una vez más, con los criminales del sexo entre manos, jugando con el tiempo, el amor, el dinero, y todo lo que hace a nuestras vidas.
En donde habíamos quedado tras el final del quinto volumen ya era un final en cierto modo pero a esta historia le faltaba dar un par de vueltas más y, claro, cerrar unas cuantas tramas narrativas y responder grandes interrogantes. No es necesario explicarlo todo, y tampoco aquí terminan de hacerlo, pero el desenlace de esta serie presentó unas cuantas resoluciones.
Por si no había quedado claro desde el #1 de Sex Criminals (me refiero a la primera grapa o al primer capítulo del volumen inicial) la protagonista de esta historia es Suzie. A través suyo y en torno a ella sucede todo en esta historia, y de igual manera ocurre con el volumen final. Una incomodidad reina en ella, preguntas en torno a su salud mental, quizás un trama por un suceso que no termina de desbloquear. Esto le genera visiones que no terminan de cuadrar y de a poco va revelándose como una premonición.
Esto nos conduce al gran villano de la colección, el antagonista de Suzie desde el comienzo. Recapitulando: todo empieza con ella recaudando fondos para evitar que el banco corporativo le quite el edificio donde funciona la biblioteca pública que ella administra. Por una fiesta con ese objetivo conoce a Jon, con quien descubre que hay más personas que detienen el tiempo en el momento de su orgasmo como ella. Robando bancos para reunir el dinero necesario para la biblioteca más rápido, usando su habilidad sexo-temporal, se enfrentan a lo que llaman la Policía del Sexo que a nosotros lectores nos amplió el reparto de personajes y disparó las subtramas de Sex Criminals hacia lugares que no imaginábamos al principio. Detrás del banco y de esa fuerza parapolicial del tiempo y del sexo, estaba la misma persona: Kuber Badal. Un halo de misterio ocultaba sus intenciones y sus motivaciones, pero Fraction y Zdarsky no quisieron dejarnos ir de su cómic tan preciado sin mostrarnos más de él.
En este volumen revelan, como lo han hecho con otros personajes de la historia de manera diversa, qué es lo que le permite alcanzar el orgasmo y detener el tiempo; algo distinto a todos los vistos hasta aquí y tal vez uno de los elementos que les faltaba abordar en su peculiar trabajo sobre la sexualidad humana. Y su manera diferente le permitió acceder al tiempo de una manera diferente también, y en ello está el centro de la gran trama que se desarrolla en la serie desde el primer capítulo.
Por lo tanto, el clímax de Sex Criminals sucede con el enfrentamiento entre Suzie y Badal de una manera muy propia de los cómics de superhéroes pero sin dejar de ser ajena a la esencia de esta particular serie que hemos disfrutado a lo largo de tantos años. Sin revelar nada, en este final tenemos todo lo que nos ha hado esta colección: sexo, drama, comedia, manipulación del tiempo, y algunas enseñanzas de vida. Contamos también con juegos narrativos de los autores que a lo largo de la lectura nos crean nuevos interrogantes, con cierta incomodidad por el lugar a dónde parecen llevar la serie en su conclusión para luego conducirnos a otro por completo distinto.
Los comienzos y los finales de las historias son arbitrarios. Más aún los finales porque una historia casi siempre comienza cuando sucede algo que merece ser contado, pero la narración puede cortarse en momentos muy diferentes de su curso o incluso continuarse hasta un infinito indeterminado. Hay una decisión autoral de cuándo concluir la historia y el cariño desarrollado para con los personajes por parte de Chip y Matt, y reproducido en miles de lectores, seguramente condujo a este final en particular y no a otro de los varios posibles. Es un final acorde y coherente con lo que nos han generado todos estos personajes en el curso de estos varios años.
Sex Criminals es sin lugar a dudas uno de los cómics más interesantes y especiales que hemos leído en la última década, y más aún dentro de la escena norteamericana. A su propia manera es una historia de viajes temporales, una saga de ciencia ficción combinada con elementos del policial. Es también una serie que aborda y problematiza muchas maneras de vivir la sexualidad, brindando herramientas y explicaciones que tantas veces se echan en falta en el sistema educativo, en la familia… Conjuntamente toca todos los momentos que puede transitar una relación de pareja, de amistad y hasta de uno consigo mismo, con particular foco en Suzie y Jon pero valiéndose de un gran reparto de personajes que aportan mucho a estos abordajes como a la propia historia.
Y a la vez es la historia más humana y común, simple y compleja a la vez como la vida misma: es una historia de amor (¿acaso no lo son todas?), de cómo el amor nos atraviesa, nos transforma y nos sostiene a lo largo de los años de diversas maneras. Y es una forma de tratar la búsqueda de trascendencia que suele tener el ser humano: si salís del tiempo, como sucede literalmente con los personajes del cómic pero nos puede suceder de un modo simbólico en nuestras mundanas vidas, el, la, lo que te trae de vuelta es quien te ama y piensa en vos, ser recordado, pensado, querido, amado.
Un último párrafo dedicado a Sex Criminals, será una digresión personal pero que quizá sea compartida por otros lectores de esta colección. El camino de la serie transcurrido desde 2013 a su final en 2020, que caprichosamente podemos extender hasta este 2023 que me encuentra leyéndola nuevamente para esta reseña, ha sido compañero en esos diferentes momentos de la vida. Desde el hallarse solo, construir una pareja, atravesar los distintos momentos que esto implica, sortear dificultades, experimentar alegrías y tristezas. Sin ser vidas paralelas, ni siquiera semejantes, haber empatizado tan profundamente con estos personajes y sentirse identificado en los sucesivos estadíos de la historia lo hace un cómic muy valioso al cual volver siempre que sea necesario porque siempre estará ahí para sacarnos una sonrisa, una lágrima y dejar una enseñanza para la circunstancia que sea que estemos atravesando. No abundan las obras que logran generar eso, ni todas funcionan igual según su lector (o espectador, o lo que corresponda). Sex Criminals lo hizo para mí y no dudo que para muchos más, y para ella van estas líneas celebratorias.
Lo mejor
• El clímax y la sensación de incertidumbre hasta el final de penúltimo capítulo.
• No deja de ser un final feliz pero no cae en la facilidad.
Lo peor
• Es el final y ya no tendremos nuevos volúmenes de la serie.
• En este tomo hay menos risas, aunque sean suplidas con las páginas a modo de stand-up de Risas Pasajeras.
• No incluye el especial de Sexual Gary. Pero ningún recopilatorio lo tiene.
Guión - 9
Dibujo - 8
Interés - 9.9
9
Absoluto interés para este volumen final. Un gran trabajo de guión de Matt, mientras Chip se ve algo más limitado para servir a la historia.
Una gran serie con un buen final que se ajusta perfectamente a lo que acabó siendo esta historia. Para releer de vez en cuando y volver a dejarse seducir por Suzie, Jon y toda esa maravillosa pandilla de chalados.
No entiendo que no se incluya el especial de Sexual Gary. No lo digo por la edición de Astiberri, sino en general, que en EE.UU. sólo se publicó en grapa. Vale que no es necesario para la historia principal y no está dibujado por Zdarsky, pero aporta un interesante punto de vista más. Y es lo único que queda fuera de la recopilación. Bueno, esto y el correo del lector, que debería recopilarse entero en un tomo complementario.
Lo revisé en particular para esta reseña, y no fue incluido ni siquiera en el tomo de lujo Big Hard Sex Criminals. Imagino dos cosas, un deseo de que fuera un objeto de culto, realmente especial. O una cuestión de derechos por ser de otra dibujante.
Abogo por una edición de lujo completa de Sex Criminals, que incluya las grapas completas.
Se me antoja realmente raro que no se haya recopilado de ninguna de las maneras, la verdad. Es un número que funciona bien en solitario, pero es una pena que no se pueda conseguir en una edición similar al resto de la serie (sin ser grapa).
Si no nos dan un tomo extra con el especial y el correo de las grapas, apoyo tu moción de una nueva edición realmente completa.