Edición original: Seirinkogeisha Inc.
Edición nacional/ España: EDT, Editores de Tebeos.
Guión: Hiromi Hiraguchi.
Dibujo: Hiromi Hiraguchi.
Formato: Tapa blanda, 15×21 cm, 416 páginas.
Precio: 15 euros.
Todo el mundo conoce la cara educada y seria de los japones. Una sociedad que ha crecido a golpes entre tanto cambio, y que dichos cambios han transformado la personalidad de sus ciudadanos. El sexo, como buen lenguaje universal y forma de comunicación, no ha sido menos. Japón es una cultura con grandes raíces sexuales, desde la pornografía ilustrada como El sueño de la esposa del pescador, una xilografía erótica de 1820 del artista japonés Katsushika Hokusai, que muestra a una mujer teniendo sexo con dos pulpos; hasta la enorme y variada industria del sexo en la actualidad.
Sex Report, diario de un putero en Japón muestra la cara contraria de la que hablábamos al principio, siendo una extensa y exhaustiva visita guiada al submundo del negocio del sexo tokiota, de la mano de uno de sus mejores clientes, el periodista, actor porno y mangaka, Hiromi Hiraguchi. Un relato gamberro, lleno de humor, sencillo y sin complejos de las experiencias sexuales del autor.
El espíritu aventurero y puteril de Hiraguchi
Los relatos que componen este manga, son una recopilación de crónicas publicadas en varias revistas especializadas, realizadas entre mayo de 2005 y febrero de 2007. La extensión de dichas crónicas varían desde una página hasta historias de cinco a siete páginas, formando algunas secciones fijas dentro de las revistas como, “El tigre de los anuncios por palabras”, crónicas de una página sobre los locales de alterne que Hiraguchi encontraba en los periódicos y que acababan con una valoración sobre la calidad del servicio. Otra sección seria “Hiromi Hiraguchi y su devoción por las putas casadas”, donde cuenta sus experiencias en locales especializados en prostitutas casadas. También está la sección “¡Buscando las putas más baratas y recónditas de Japón!” donde prima el precio-calidad y desglosa con sumo detalle los gastos. Las experiencias sexuales del mangaka no se centran en la capital de Japón, también viaja por Fukui o Fukushima, buscando lo que define el autor como “vaginas legendarias del mundo de la prostitución”.
La estructura de cada crónica es muy similar, por lo que es muy posible encontrarnos con historias iguales, lo que hace de este catálogo sexual algo aburrido y monótono. Quizás lo más interesante del tomo sea su labor antropológica y su visión social del sexo en Japón, y aunque profundiza poco en ello, hay datos curiosos propios de la cultura nipona, como el sumata (frotamiento de muslos y vagina sobre el pene, ya que la prostitución y con ello la penetración, está prohibida en Japón) o los soapland, prostíbulos encubiertos como locales de baño, donde los clientes pueden ser bañados por mujeres, que claramente, luego ofrecerán un servicio adicional de “final feliz”. El dibujo, se ajusta al tono de las historias, principalmente tiene un aire caricaturesco, con expresiones magnificadas para hacer reír al lector, además de mostrar las relaciones sexuales como lo más normal del mundo sin caer en la idealización o exageración del hentai.
El mercado del sexo japonés
La prostitución en Japón es un tema complejo. Está prohibida (ley anti-prostitución, 1956, “Nadie podrá prostituirse o convertirse en cliente”), pero aún así, existen una variedad inmensa de locales con diversos servicios. Algunas opciones son:
– Muñecas hinchables o air doll, que pueden ser usadas en locales que las alquilan, ya que su alto precio no está al alcance de cualquiera.
– Comercios de bragas usadas o burusera, donde aparte de bragas, se venden uniformes escolares o bañadores. En el pasado existían máquinas de venta en plena calle.
– La pornografía, siendo Japón el tercer país del mundo que más dinero ingresa con esta actividad, con géneros tan bizarros como el aka-chan purei, donde los hombres se disfrazan de bebés, o el goukan purei, donde se simula una violación.
– Clubs y pubs, como los kyabakura, típicos bares de hostess. Aunque al principio el servicio es para conversar, luego puede acabar en sexo. También están los oppai pabu, literalmente “club de tetas”, donde las camareras van en top-less y utilizan minifaldas.
– Los pink salon y los soapland. Los primeros forman parte del primer escalón de la prostitución japonesa, donde se ofrecen felaciones. Los segundos también ofrecen sexo oral pero con el baño como mediador.
– Los seikan esute, prostíbulos camuflados de salones de masajes.
– Image rooms, también llamados imekura, son locales con habitaciones temáticas, desde un maid café, hasta un vagón de tren, un ascensor, un aula escolar o una sala de cine, donde se oferta sexo.
Es inabarcable la oferta sexual que existe en el país nipón y Hiraguchi en este manga hizo un intento de sintetizar y mostrar la mayoría de ellos. Aunque el autor tenga más de 57 años, tiene la salud de hierro y el espíritu puteril intacto, como el mismo dice. Parece que queda Hiraguchi para rato, sacándonos una sonrisa con sus historias y enseñándonos un mundo tan hermético como prohibido. En palabras del propio autor: “nos volveremos a ver, aunque sea en un puticlub”.
Guión - 6
Dibujo - 6
Interés - 7
6.3
¿Quieres saber cómo es la industria del sexo en Japón? Abre las páginas de este manga y sumérgete en el mundo del vicio. No apto para gente que no le gusten las viñetas de sexo explícito.
Hola.
Excelente reseña.
Estoy leyendo este Manga y disfrutando mucho de su dibujo, que me parece excelente, y de las historias.
No sabía que la prostitución en Japón prohíbe la penetración. Llamativo.
Le has dado un 6.3 de puntaje, y está muy bien. Yo le daré un poco más 7.8 pts, ya que el dibujo me parece muy suelto y logrado y audaz.
Y las historias son en general divertidas, dinámicas y no te aburren nunca, por lo menos a mi parecer.
Te dejo un saludo desde Mar del Plata, Argentina.