Edición España: Astiberri
Autor: Shigeru Mizuki
Formato: Rústica con solapas. B/N. 248 páginas
Precio: 18€
Escribir sobre uno mismo puede ser algo peligroso, sobre todo si se ha tenido una vida como la de Mizuki, dominada por la pobreza en su infancia y con la eterna sombra que supone sobrevivir a una guerra, y más si esta es la Segunda Guerra Mundial y en ella pierdes un brazo. Es complicado definir cómo ha de ser una autobiografía, si has de centrarte en los aspectos históricos y tratar el tema con más frialdad, o si por el contrario has de ser fiel a tus sentimientos y olvidarte en lo posible de los hechos históricos. Creo que una de las mayores virtudes de esta Autobiografía es el acertado enfoque con el que Shigeru Mizuki retrata su vida y lo que la rodeó, sin caer en sentimentalismos, sin compadecerse de sí mismo, de sus miserias y las injusticias por las que tuvo que pasar en la guerra ni la pobreza ni las penurias que tuvo que aguantar hasta triunfar. Me parece un gran logro ser capaz de ir más allá de tus propias circunstancias y retratar a toda una sociedad, buscar en el alma humana, en sus bajezas y también en sus virtudes y hablar así con certeza, sin buscar la lágrima fácil y siendo todo lo sincero que se puede.
Es importante que pongamos en contexto esta obra por todo lo que supone. Shigeru Mizuki nació en 1922, seis años antes que Osamu Tezuka. Se hizo inmensamente famoso en Japón gracias a las aventuras de Kitaro, el mítico yokai que a día de hoy sigue siendo su producción mas popular. Serían en cambio sus obras sobre la guerra y sus autobiografías las que le otorgarían por fin el reconocimiento internacional. Obras como NonNonBa, sobre su infancia y su introducción al mundo de los yokais; Operación Muerte, que no llega a ser del todo autobiográfica pero es un retrato de sus vivencias en la Segunda Guerra Mundial, una dura crítica al absurdo de la guerra que desprende pacifismo y amor a la vida. Podemos observar, por tanto, tres constantes en la bibliografía del autor: yokais, guerra y biografía. Tres aspectos íntimamente ligados al autor que hacen de su obra algo realmente personal. En esta obra se combinan todas esas constantes en mayor o menor medida, y el resultado es la que podría considerarse el trabajo más importante de Mizuki, o al menos el más representativo.
La obra, por tanto, empieza narrando la infancia del autor y su relación con NonNonBa, la anciana que le introducirá al mundo yokai; continúa con sus vivencias en la guerra, de las que Operación Muerte también da parte, y el resto de la obra narra su vida desde que acaba la guerra hasta que se convierte en dibujante y alcanza la fama. Como he dicho, aquí se mezclan varias de las constantes del autor: escenas tanto de NonNonBa como de Operación Muerte están prácticamente calcadas, y otro cómic del mismo autor y muy similar a este es Showa: A Hystory of Japan, publicada en inglés por Drawn & Quarterly, que narra la historia de Japón desde 1926 hasta 1989 desde el punto de vista y las vivencias del autor. Teniendo esto en cuenta, me parece que la creación de esta Autobiografía, publicada entre 2001 y 2005, con un Mizuki de ya 80 años, es el paso más lógico y hasta cierto punto un magnífico broche final para toda una vida consagrada a dibujar: reúne todos los temas del autor y da cuenta de algo que le quedaba pendiente: su vida, esta vez de principio a fin.
Así que al contario que Showa, aquí todo se centra en Mizuki. No se olvida de la historia y ofrece muchos datos sobre la época, pero tan solo para crear un contexto; lo importante es ser sincero ante su historia, la de su vida. Mizuki, por tanto, se ríe de la gandulería de su padre, se compadece del trabajo que tuvo que hacer su madre a causa de este; se burla con pesadumbre de las atrocidades de la guerra y se compadece con mucho humor de su vida en aquella época; retrata a un joven Mizuki perdido, al que le encanta dormir, gandul, sin objetivos ni ambiciones, condicionado a una vida rural que no le encaja.
Mizuki se muestra como un narrador maestro. Nos hace pasar de la risa a la conmoción en apenas unas páginas; elabora la trama a base de anécdotas y vivencias de su vida y crea así un contexto que otorga calidez y realismo a sus personajes. Otro aspecto interesante en sus obras es el realismo. Mizuki dibuja unos fondos muy detallados en los que coloca a personajes caricaturizados, una estrategia realmente potente que al mismo tiempo que nos sitúa en un escenario real e histórico, convierte a sus personajes en caracteres universales que a base de eliminar los detalles superfluos los acerca mucho más al lector. Esta obra me parece no solo un gran manga, sino uno de los mejores cómics que he leído jamás: sincero, tierno y cruel como la vida.
¿Sentido de lectura?