Las antologías dentro del mundo del cómic fueron el modus viviendi del medio durante décadas, luego cayeron en favor de las series regulares pero nunca desaparecieron, desde fanzines hasta conocidas revistas ofrecían y ofrecen este formato, tocando diferentes palos como humor, terror o ciencia-ficción, hasta las grandes editoriales del cómic han continuado este estilo, en una medida mucho más pequeña que antes, pero incluso en eventos, el ejemplo más reciente La guerra de los reinos, pero en realidad casi todos los que se llevan haciendo en el presente siglo sacan alguna recopilación de historias cortas sobre qué hacen sus héroes menos conocidos bajo ese determinado contexto. Sin embargo el formato de antología ha pasado de ser el estilo principal a un apunte que, a excepción de varias revistas conocidas, pocos se atreven a lanzar. En este punto es donde entra Joe Pruett, Mike Marts y Aftershock, el propio Pruett hace una introducción que Planeta incluye su edición española y que es digna de leer, básicamente porque en ella deja ver la parte de corazón que tiene editar un cómic de estas características, que se sabe que no copará las listas de ventas y se reza porque sea solvente. Eso sí, tampoco pequemos de ingenuos, aquí hay nombres como Neil Gaiman, Jim Starlin, Mike Carey y un buen etcétera que tienen sus seguidores, con lo que el salto a la piscina no es tan alto. Por supuesto que Pruett tiene razón en que este tipo de cómics nos hacen conocer historias propias de autores o incluso a los propios autores, pero han sabido rodearse de gente muy llamativa como para que un tomo así pase desapercibido. De hecho ya hay un segundo volumen editado en Estados Unidos, el cual no estaría mal ver por aquí, sobretodo tras saborear este primer tomo, porque sí, me adelanto, es una buena antología y la calidad media de sus historias es muy alta.
Una magnífica portada de John Cassaday oculta veintiún historias que van desde las dos páginas hasta las quince, en su mayoría con guionistas de renombre y dibujantes de corto recorrido pero una enorme calidad, como vienen haciendo en sus series desde Aftershock, aunque también en este aspecto hay algún que otro autor más relevante para el medio como Phil Hester (cuyo último trabajo publicado en España es Shipwreck junto a Warren Ellis), Charles Vess (reconocido artista que ha pasado por muchas editoriales y por varias series en Vertigo, con Stardust como bandera) o Michael Gaydos (y su trabajo en Alias con Brian Michael Bendis).
Los primeros en abrir fuego son Neil Gayman y Michael Zulli, en lo que también es su primer trabajo para la editorial y da fe de que esto no son pequeños intentos de vender futuras series, que no quiere decir que alguna no lo acabe siendo, pero no son previews sino historias completas de muy corta duración, en este caso con una bruja, una narrativa muy poética y un estilo más cercano a la novela ilustrada. Muy acertado para empezar y situar la obra en el espectro del misterio/terror, tema que continúan Cullen Bunn y Leila Leiz ya metiéndose en el tema de una madre en una difícil situación, con un toque de tragedia. Pero es el tercero el que ya nos muestra que Shock quiere beber también de la ciencia-ficción, como las otras grandes antologías del medio, con un Andy Clarke absolutamente impresionante.
Lejos de quedarse ahí, Francesco Francavilla sigue con el género en una historia más pulp y cómica, dando variedad al tomo. Bill Willingham y Travis Moore nos llevan al género más fantástico como ellos saben hacer, con un pequeño relato en una montaña al más puro estilo de cuento con moraleja. El siguiente turno es el de dos clásicos, Jim Starlin y Phil Hester, que vienen con un engaño, haciendo parecer que el estilo será el de Starlin como todos esperamos. Es imposible no destacar el de Marguerite Bennett, una de las estrellas de la editorial, que junto a Hoyt Silva mezclan diversos tipos de maltrato, aunque la palma a mayor dureza sentimental se la pueden llevar Paul Jenkins y Dalibor Talajic.
Mike Carey y Szymon Kudranski nos dan una peculiar lección de historia sobre Liverpool, con referencias comiqueras, mientras que Marco Croner y Andrew Robinson nos devuelven a la ciencia-ficción enfocada desde el entretenimiento. Llega Charles Vess en su línea de fantasía con tiques clásicos y su estilo de dibujo único, dando paso a Brian Azzarello y Toni Fejzula que tampoco se salen mucho del trabajo habitual del guionista con “Basado en una historia real”. Otro de los autores de la editorial, Frank Tieri, se junta con Joe Esima para llevar un personaje clásico a tiempos modernos de manera muy efectiva tanto en guión como en dibujo. Tras ellos llegan unas páginas de Michael Gaydos, el cual se pone poético, y deja paso al ideador de este tomo, Joe Pruett, que junto a Cliff Richards tiran por una historia de guerra con tintes de terror. Después Marc Guggenheim y Laci nos ofrecen una extraña pelea entre ciudades, imaginativa pero algo sosa.
La recta final tiene un puñado de autores menos conocidos, quizás con la intención editorial de hacer pruebas, así, Stephan Nilson y Wesley Gunn nos llevan a un departamento de la policía encargado de los supervillanos, Aaron Douglas y Szymon Kudranski, el cual repite, nos llevan a un futuro distópico destrozado por las grandes fortunas. Tras ellos Richard Starkings y Sarah Delain se acercan con su historia a algo similar al mundo de Animosity pero más cercana a la fábula, Mike Zagari y Will Sliney da una visión desde el punto de vista de los trabajadores de las redes sociales muy acorde con el mundo y un dibujo precioso, dejando cuatro páginas para la historia de Marko Stojanivic e Ivan Sanovic, una que parece inconexa hasta que llegamos al final. Todo ello demuestra las maravillas que puede hacer esta gente en poco espacio.
Soy consciente de que esta reseña ha quedado un poco rara, casi parece un apunte de lo que ocurre en este tomo, pero tiene su motivo, mi intención es que la gente se acerque a este tomo porque es una propuesta diferente a lo que nos suelen ofrecer las editoriales norteamericanas y resulta muy interesante por las diferentes historias y la alta calidad general de las mismas, tanto en dibujo como en guión. Aftershock ha tenido una buena idea, una más, ya que sus series están resultando bastante buenas, y una antología como esta no debería pasar desapercibida. Además de los grandes autores, con su nivel habitual, se ven nombres a los que hay que seguir, pero sobretodo es un tomo que se lee muy bien y se sostiene por sí mismo. Sin duda hay ganas de ver qué más puede ofrecer la editorial dentro de esta línea, así que no lo duden, acérquense a Shock y disfruten de las diferentes historias.
Shock anthology
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8
8
Ssshock
Un puñado de historias cortas de gran calidad, una apuesta fuerte de Aftershock y un acierto su publicación en España por Planeta. En definitiva, un tomo en el que pararse.