Sitges 2010: Un rápido repaso (II)

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OUTRAGE

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Sinopsis: “Tras un periplo introspectivo en el que ha escudriñado los misterios de la creación artística y de su propia figura, Takeshi Kitano vuelve a los orígenes, al cine de acción, a las violentas historias de yakuzas. En Outrage desnuda por completo la trama y se centra únicamente en la guerra de poder desatada en el corazón de un clan. Kitano, que aparece de nuevo como una figura de rostro y cuerpo absolutamente hieráticos, se lo pasa en grande mostrando los trucos de la profesión –de la mafia nipona—, con sus trajes impecables y sus coches negros. Con una violencia más seca que nunca, Outrage es en una vuelta al ruedo en toda regla.”



Vistazo: Outrage significa el retorno de Takeshi Kitano al cine de yakuzas, a su cine de siempre. Después de hacer un periplo donde deconstruía el arte, su profesión y a sí mismo (el tríptico Takeshis, Glory to The Filmmaker, y Aquiles y La Tortuga), parecía que Kitano seguiría yendo por derroteros distintos al habitual. Pero ya sea porque la gente le pedía “una de yakuzas” o porque las mencionadas cintas no han tenido el éxito económico esperado, volvemos a tener ese Beat Takeshi empapado de ambiente barriobajero japonés: el film explica las luchas internas de un clan por el repartimiento del territorio, y a la vez, las luchas con un clan externo. Es precisamente un yakuza don nadie de ese clan enemigo que sufre un altercado en uno de los bares / pubs / puticlubs regentados por la familia Otomo, perteneciente al clan mayoritario. La situación se complica, hay acusaciones de todo tipo, reyertas, asesinatos, y todo mezclado con las luchas de poder DENTRO mismo del clan. O sea, el enemigo es uno de los nuestros.

Outrage está impecablemente bien rodada, narrada (conoces todas las facciones en conflicto y no te haces líos de nombres), y tiene un nivel de producción, vestuario (clásicos trajes negros y de rayas verticales típicos de los yakuza), y un nivel de actuación correcto, si aceptamos la presencia del hierático Kitano como actuación. Pero el problema viene porque todo es un poco lo de siempre, tienes la sensación de que ya lo has visto en otras películas, tanto suyas como de otros directores, de que rueda lo que sabe rodar de forma intachable pero sin salirse ni un milímetro ni arriesgar nada. Y en mi opinión, durante la proyección esto tuvo un peso muy importante. Es normal que, en el fragor de los festivales, en esa especie de orgasmo colectivo cuando se habla de alguien muy conocido, se le alabe continuamente, que nadie ose levantar la mano y decir “pero si es una mierda como un piano”. Hay ese punto de corporativismo que hace que todo lo proyectado sea, al menos y a priori, más que correcto. Pero mirada fríamente, Outrage es una muy correcta película de yakuzas donde su mejor baza es enseñarnos las guerras internas del clan, haciéndola interesante, ver como el jefe supremo juega a su antojo con las distintas facciones de su clan prometiendo el oro y el moro a todos y luego haciendo lo que él quiere, pero para enseñar esto el director ha tenido que volver a su senda de siempre, olvidar la experimentación de sus últimos films (en algunos momentos bastante duros de asimilar) y entregar un producto algo vacío de alma. Pese a que me encantaría darle una nota muy superior, ya que Kitano es mucho Kitano aunque se le muera un hijo en la ficción y no cambie ni un ápice de cara, no puedo más que recordar que estamos ante algo ya visto, aunque con ciertas buenas escenas en un producto pulcro y con estallidos de violencia. Las luchas se resuelven con pequeños y duros ataques a jefes intermedios, con muertes típicas de los yakuzas como el corte de garganta mientras se está estirado en la peluquería (ya se vio en Santuario), etc. El director prefiere este tipo de escenas antes que los grandes tiroteos en medio de la calle como nos podía tener acostumbrado Johnnie To. Outrage llega hasta un merecido 7, pero no es excesivamente original ni expande el horizonte del cine de mafias japonesas.

KANIKOSEN

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Sinopsis: “En un carguero japonés que se dedica a la pesca y envasado de cangrejo, un tiránico encargado somete brutalmente a los trabajadores. Cualquier pausa se considera una afrenta a la nación y cualquier intento de huída se castiga con la muerte. Ya sea por la crisis económica imperante o por la rebeldía propia de su realizador, el inquieto Sabu no ha dudado en volver a llevar a la gran pantalla esta cumbre de la literatura proletaria nipona que abogaba por la revolución de la clase trabajadora. Una propuesta tan valida ahora como hace ochenta años y que Sabu acomete de una forma teatral, claustrofóbica y con su habitual sentido de la ironía.”



Vistazo: Posiblemente nos encontremos con el título con más contenido social y de denuncia del festival, y por eso me interesó desde el primer momento. El escenario es un viejo barco japonés de pesca del cangrejo: ahí se obtiene, se preselecciona, se desmenuza en líneas de montaje y es prensado en latas listas para la venta. Es como una fábrica ambulante, y a la vez, metáfora de país que coacciona a sus trabajadores. Las condiciones de trabajo son muy duras, con muchas horas seguidas, sin previsión de mejora en el futuro y permaneciendo mucho tiempo lejos de sus familias. Además, el capataz los lleva a rajatabla llegando casi al esclavizado. Él es un representante nacional del gobierno y solo le interesan los beneficios y superar a la flota pesquera rusa. Los trata como animales, sin un momento de descanso en medio de un mar enfurecido que se traga otros pesqueros viejos que no aguantan la furia de las olas. Después de un intento de suicidio colectivo frustrado, dos de los trabajadores consiguen huir, en alta mar, hasta que consiguen que un barco ruso los recoja. Ahí lejos de tratarlos como enemigos (el ambiente de la cinta es casi de guerra abierta tanto con los rusos como con otros pesqueros), les enseñan de que el trabajo no es todo, que se rinde mejor trabajando menos horas y dedicándolas a relacionarse, a fiestas etc. Pero sobretodo les transmiten ideas del libertad, de derechos humanos y del trabajador, de no considerarse un número (tal y como lo llevan inscrito en el pecho, como si fuesen presos) y de las ideas de asociación, lucha por los derechos del proletariado y de no dejarse aplastar por las corporaciones y gobiernos.

El cine, en su centenaria historia, ha sido espectáculo, escapismo de los problemas del día a día. Pero también ha sido un reflejo de la verdad, de las injusticias, de los problemas olvidados, de los problemas enterrados. Nombres españoles como Fernando de León o Benito Zambrano, o estadounidenses como Spike Lee, ponen de relieve aspectos desconocidos, realidades alejadas de nuestra visión parcial del mundo. El auge del cine oriental no ha traído excesivos ejemplos en estos campos, debido a que las cintas que han tenido más éxito han sido las de fantasía o ficción, desde Old Boy hasta Goemon. Por eso es tan gratificante dejar de lado los cromas verdes y azules tan presentes en producciones épicas de última hornada para adentrarse en el claustrofóbico ambiente de un barco pesquero, con problemas reales y la muerte rondando a cada ola que choca contra el barco. Sabu se acerca a la problemática de los pesqueros (sea cuál sea su nacionalidad) de forma realista y seria, con un protagonismo coral de los trabajadores, que exponen sus miedos a rebelarse y sus sueños de una vida mejor. La primera parte de la cinta se centra en los deseos de los trabajadores, sus charlas cuando no están trabajando, sus nulas perspectivas de futuro, sus quejas hacia la tiranía del capataz,… Pero realmente no hacen nada por cambiar, el borrado de identidad es tal que ni tan solo pueden llegar a pensar que podrían hacer algo. Hasta el punto en que la situación es tan desesperada que planean un suicidio colectivo para poder vivir todos sus sueños, que deben visualizar mentalmente en el último suspiro de sus vidas. Si no fuese tan trágicamente duro, la escena resultante seria de una comicidad mórbida, siguiendo la estela habitual de mangas, películas y series de incluir momentos humorísticos en situaciones dramáticas. La introducción de ideas nuevas será un revulsivo para la tripulación, que gestará un motín que, pese a que parece destinado a fracasar, será el germen de un cambio social.

Acostumbrados a un nivel de producción altísimo, a escenas bucólicas, épicas o impecablemente bellas de otro tipo de cine oriental, Kanikosen se desmarca siendo una cinta de casi solo un escenario, sucio, oscuro y nada glamoroso, un escenario que engulle los sueños de los protagonistas. Dominado por una gran maquinaria de trabajo en medio del escenario, recuerda a los trabajadores que están ligados a ella y que con ella morirán. Este engranaje de la línea de montaje recuerda a la gran Tiempos Modernos, de Charles Chaplin, donde un simple empleado está ligado a una máquina, convirtiéndose en un número en una época donde la masificación en la producción de los productos era ya patente. Una gran historia que incluye la famosa escena donde Charlot se mete dentro del engranaje de la máquina, pasando de rueda en rueda en busca de un tornillo mal construido. Por lo que concierne a la rebelión, Hollywood nos ha entregado varias historias de este tipo, como por ejemplo Motín en el Caine.

En definitiva, una buena historia de denuncia social que viene de perlas para desengrasar el ojo de tanto croma, de tanto disparo en medio de calles de Hong Kong y de fantasías animadas, que es justo lo que pensé la primera vez que leí el argumento cuando apareció la información del Festival. Sabu lleva a buen puerto unos trabajadores desamparados y pesca un buen 7,9.

MONSTERS

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Sinopsis: “Varios años después de que nuestro planeta haya sufrido una invasión alienígena y enormes criaturas extraterrestres hayan sido contenidas en una franja entre Estados Unidos y México, un reportero aceptará cruzar la zona infectada para escoltar a la hija del editor para el que trabaja. Aprovechando sus extraordinarias dotes para los efectos especiales de ordenador y un estilo de rodaje de pura guerrilla, Gareth Edwards, audaz como pocos, reinventa el thriller de ciencia ficción supliendo su reducido presupuesto con mucho talento y un descomunal sentido del drama y el suspense. Un debut en el que menos es más, digno de la más completa admiración.”



Vistazo: Películas de monstruos ha habido desde que ha habido cine. Empezando por King Kong, siguiendo por las producciones de serie B de los años 50 como From Hell It Came y sus divas del chillido, pasando por el Kaiju Eiga de Godzilla y llegando a producciones actuales como Monstruoso. Pero ciertas veces, tal y como pasa con el western, las películas de monstruos esconden otro significado. Los alienígenas con pocas ganas de hacer amigos de los años 50 podían ser una metáfora de los peligros del comunismo, y Godzilla pasó de ser el enemigo número 1 de Japón a su protector más valorado. Este es el caso de Monsters: esperas ver un blockbuster con acción, muertes épicas por salvar un compañero de las garras de esos gigantescos bichos, sacrificios, llamadas a la unidad patriótica, etc. Y te encuentras con un periodista que debe acompañar a la hija de su jefe por la insegura zona que separa Méjico de Estados Unidos. Una zona donde se ha conseguido reunir a todos los alienígenas y que cualquier persona con posibles puede evitar de forma segura, pero que si no tienes dinero estás condenado a penetrar en ella por tierra, con el riesgo que conlleva. El viaje no será fácil, pero esas dificultades harán crecer cierto sentimiento de amor entre ellos dos. Cuando por fin lleguen a su país, la sorpresa será mayúscula.

A medida de que transcurre la acción, te das cuenta de que esta no es película de monstruos al uso: el primer alienígena que vemos (al menos importante o relevante) es muy avanzada la proyección. ¿Qué hay mientras? Pues los intentos de los dos protagonistas en intentar pasar la zona “infectada”, pero se encuentran mil y un contratiempos. También tienen tiempo de intimar, entre ellos y con la gente humilde de las localidades mejicanas que van encontrando. Y es que lo que quiere transmitir la historia es que los auténticos monstruos no son esos pulpos gigantes con luces de neón dentro, sino que los seres humanos pueden ser mucho más monstruosos y crueles si se lo proponen. El periplo que sufren se ve acentuado por una serie de personajes que solo trabajan bajo soborno o cobrando cantidades astronómicas para dejar libre el paso. Son los desalmados que se aprovechan de los inmigrantes ilegales que dejan sus casas y pertenencias para intentar llegar al sueño (y suelo) americano. Es un complejo sistema formado por gente sin escrúpulos que se aprovecha de la debilidad del resto, es todo un negocio levantado gracias a la inmigración ilegal que se beneficia de la miseria de los otros.

La historia trasmite otro aspecto, que ya encontrábamos en Distrito 9(Neill Blomkamp, 2009): tratar a los inmigrantes (o sea, todo eso que esté por debajo de la frontera sur de los EEUU) como alienígenas, una (sub)raza despreciable, capaz solo de hacer daño y que debe ser controlada y neutralizada fuera de sus fronteras. Una crítica a la política de inmigración representada por un inmenso e infranqueable muro que bloquea el paso a cualquiera que quiera entrar en el país a lo largo de la frontera, de costa a costa. Así pues, no solo son monstruos los propios cohabitantes de los inmigrantes que se aprovechan de su pobreza, sino que dentro del país de las libertades también hay seres despreciables que no quieren admitir su presencia cerca de ellos. Dicho así parece muy pobre pero la forma de discurrir de la película lo explica mucho mejor.

Lo mejor que puede ofrecer Monsters es que no sigue el camino establecido: te sorprende por la falta de acción (que sí hay), discurso ágil pero no apresurado, cimentando en buenas escenas la relación entre ellos dos, que ven la posibilidad de escapar de un futuro nada halagüeño (ella se debe casar con alguien que no quiere) y que posiblemente tengan que agradecer a los monstruos su unión (especialmente después de una bella escena de apareamiento entre bestias hacia el final de la historia). Si esto lo unimos a como está expuesto el problema de la inmigración, nos queda una cinta con un buen nivel técnico (ruinas, escenarios variados, los propios monstruos que salen de la oscuridad, tiempo meteorológico complicado, actuaciones muy correctas) al servicio de una denuncia social servida de forma original y muy competente por un director novel que se lleva por este primer trabajo un digno 7.

A SERBIAN FILM

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Sinopsis: «Milos, padre de familia y antigua estrella del porno, echa de menos sus tiempos de gloria, cuando podía proporcionar a su mujer e hijo una vida de lujo. Cuando un misterioso director de cine le propone un suculento trabajo, decide volver al ruedo. Lo que no espera es que lo que están a punto de filmar sea desgarradoramente real.»


Y porque me he censurado porque iba a poner una foto mucho más explícita xD


Vistazo: Perturbadora y polémica cinta que se erige con el título que cada año se adjudica la cinta que más comentarios proporciona a los visitantes del Festival. El año pasado fue Martyrs (Pascal Laugier, 2008) y sus servicios de emergencia fuera de la sala por si alguien los necesitaba, y este año A Serbian Film no permitía la entrada a menores de edad. No hay para menos. Con un ambiente lúgubre, maloliente y sucio, el director nos propone adentrarnos en los límites de nuestra ética, con una mezcla de sexo y violencia rara veces vista en una película comercial. Lo que parecía ser un trabajo fácil para la ex-estrella del porno se vuelve un infierno donde no sabe por donde le llevan ni si lo que ocurre es real, muertes incluidas. Su director, ávido de nuevas sensaciones que revolucionen el género, le sumerge en situaciones inéditas, desconcertantes, con una expresividad plástica no común en el género pornográfico. Pero las escenas van subiendo de tono (incluyendo una felación presenciando un vídeo rayando la pedofilia con una menor en poses sugerentes como comiéndose un helado o peinándose con una mezcla de inocencia e insinuaciones enfermizas) a la vez que Milos no tiene tan seguro que eso sea un trabajo fácil y sobretodo, llevadero. El objetivo del productor es crear una película gonzo, con guión pero mínimo montaje. Parece contradictorio, pero vistas las imágenes no lo parecen tanto. El catálogo de bajezas humanas sigue con maltratos extremos, sado masoquismo, torturas, etc Pero el punto álgido de la depravación es la inauguración de un nuevo género: el newborn porn. Solo diré que la gente salió masivamente de la sala.

Todo vale por el negocio. Eso es lo que piensa el productor, que produce lo que la gente quiere ver. Se debe a sus clientes y busca las maneras de explorar los límites de lo aceptable, los límites de la carne. Ir más allá de las fronteras del porno. Mezclarlo con snuff, gore, brutalidad, humillación, asesinato. Y disfrutar con ello, tratar a su estrella del porno como a un perro, suministrándole drogas para confundirlo, atizándole física y verbalmente, provocándole sensaciones de rabia, haciéndole lanzarse sobre sus víctimas sexuales de forma animal sin ningún tipo de compasión. Cualquier medio es válido para llegar al fin, incluso su propia muerte.

A Serbian Film
es toda una experiencia. Un viaje por los sentidos, más allá de los extremos de la cordura, un film que explora los límites de la crueldad humana por dinero, la falta de moralidad y de escrúpulos. Una visita al infierno de la depravación, con imágenes espeluznantes y un estado de putrefacción interna después de ver tales atrocidades. Hay muchísimos detalles y escenas a comentar que rebasan las pretensiones de este texto y que dejan el cuerpo hecho polvo, pero las imágenes grabadas con “grano” nos hacen acercar esas situaciones de ficción a lo que puede llegar a producirse en la realidad. De hecho, el director nunca nos enseña el resultado de los que los cámaras graban (lo que sería la película porno en sí), por lo que la sensación de estar delante de algo real aumenta, que la barbarie es real con nombres y apellidos. Pero más allá de esas escenas, la verdad es que A Serbian Film está muy bien concebida, montada y explicada, amén de las escenas más duras, o como deben plantear con la chuiquilla de unos 15 años que presencie una felación con cara lasciva y de querer participar. O como preparan al pobre hijo de la pareja para que su supuesto padre le haga lo que le hace sin que el chaval no acabe traumatizado del cine en general (aparte de la escena finalísima del film, toda una declaración), como acabó Danny Lloyd, el niño de el triciclo de El resplandor, siendo maestro de una escuela en la actualidad. Con una banda sonora llena de tendencias industriales, la cinta enfatiza los momentos enfermizos pero sin caer en una concatenación de escenas dramáticas concatenadas sin sentido. Tengo la sensación de que por mucho que escribiera no haría justicia a esta película, por eso, por su planteamiento, atrevimiento a emplear temáticas complicadas y polémicas pero yendo mucho más allá de la simple provocación, haciendo pensar en nuestros propios límites y nuestra propia íntima depravación, por su sucia belleza y nivel de actores (a destacar evidentemente el papel de Milos) y advirtiendo que bajo ningún motivo ningún menor debería ver esta cinta sin ser acompañado, creo que se puede llevar un merecidísimo 9. Un nuevo paso en lo que se ha venido a llamar La Nueva Carne, un movimiento que boga por enseñar el Infierno de forma realista y aplicarlo sobre los cuerpos de sus víctimas, con dolor muy cercano a la realidad. Usar, abusar y experimentar con el cuerpo, desde operaciones quirúrgicas llevadas al extremo a dar rienda suelta a fantasías sexuales incluyendo brutales accidentes de coche como en Crash (David Cronemberg, 1996, que ya puso el movimiento en boca de todos con Videodrome, 1983) o el estudio de los conflictos mentales mezclado con las deformaciones de la carne como hace Charles Burns (Agujero Negro, 200x). En el terreno bizarro japonés, sin ser un experto de este tipo de cine usualmente underground, podríamos citar la saga Tetsuo (Shinya Tsukamoto, 1989 y 1992), donde una transformación física sustituye carne por metal para que un pobre hombre deje de ser anónimamente patético. En La Nueva Carne, cualquier aplicación bizarra, contundente e humillante del mal sobre la persona es bienvenida.

JACKBOOTS ON WHITEHALL

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Vistazo: Esta cinta de animación empieza con la primicia ficticia de una inminente victoria de los nazis sobre Inglaterra (de hecho el título se podría traducir como Fascismo en el corazón de Londres, ya que Whitehall es la calle que une el Parlamento y los ministerios, eso es, el centro de poder de Inglaterra). La resistencia busca hombres para luchar en el frente, y llegan hasta un pequeñito pueblo, donde encuentran un apuesto trabajador que para impresionar a la chica de sus sueños llevará una maquinaria decisiva para ganar la guerra hasta las manos del mismísimo Churchill. Ataques, bombas, explosiones, fuego, no se privan de nada por tal de cumplir su misión y aplastar a los apestosos nazis y conquistar el corazón de la chica, que también está en el punto de mira del cura del pueblo, que es todo lo malo menos hombre de Dios. Cuando la situación es desesperada, deberán huir a Escocia, tierra de bárbaros, donde encontrarán la ayuda que necesitan.

El cine de animación con marionetas y stop motion tiene en Tim Burton un ejemplo comercial de hasta dónde pueden llegar estas historias. Junto con sus cortos de Vincent Price y el largo Pesadilla Antes de Navidad, dirigido por Henry Selick pero con Burton llevándose la fama, reivindicó este arduo método de trabajo, que continuaría su amigo Selick con James y el Melocotón Gigante, quizá algo incomprendida en su momento por aparecer poco después que Pesadilla… y ser mucho mças luminosa y alegre. Los Mundos de Coraline es el último ejemplo de esa “factoría”, pero si buscamos un ejemplo más socarrón lo encontraríamos en Team America, la aventura animada de los creadores de South Park, y que tiene una imagen muy cercana a los héroes de Thunderbirds, la vieja serie de los años 60 creada por Gerry y Sylvia Anderson. Jackboots…. recoge esta mirada de humor muy fino y sarcástico donde no nadie se libra de las bromas y referencias a sus tópicos. Al principio parece que las bromas estarán dirigidas todas hacia el lado nazi, pero pronto descubriremos que esto no tendría mucha gracia a partir del minuto 10 y los personajes empiezan a parodiar los comportamientos clichés de ciertos personajes, tanto reales como imaginarios. Churchill es dibujado como un bebedor empedernido, Hitler es un travestido, los escoceses son como animales y el cura es peor que la sífilis. Y ya no hablo del americano o de los paquistaníes, última línea de defensa de Inglaterra (no están muy convencidos de luchar por un país que los desprecia). Este humor negro no esconde una crítica a la sinrazón de la guerra, sobretodo cuando ves esas preciosas soldados alemanas ataviadas con sexy lencería negra que podrían estar gozando de su cuerpo en vez de sacrificarlo por complacer a los señores de la guerra.

Jackboots… tiene un nivel técnico envidiable. La escena de apertura, una batalla aérea entre varios cazas alemanes e ingleses, espectacular en su realización, en un perfecto aperitivo para lo que vendrá después. Explosiones, carros blindados, casas derrumbándose, tanques, ambiente de guerra,… por momentos parecían escenas de verdad, lo que indica el nivel de detalle que tienen las marionetas, sobretodo el material de guerra y los escenarios. De veras para quedarse con la boca abierta. Y no solo de técnica vive la película: el relato tiene un ritmo trepidante, con un tempo fantástico y una planificación brillante. El doblaje también ayuda, tanto en acentuar el tono cómico como en elevar la calidad general: Ewan McGregor, Timothy Spall, Tom Wilkinson (posiblemente el actor que da voz a la marioneta que menos se parece a él físicamente, y queda igualmente genial), entre otros, hacen un trabajo fantástico, como si hubiesen estado haciendo doblaje toda la vida. Todos estos aspectos hacen de Jackboots on Whitehall una propuesta altamente deleitable, con un muy buen nivel técnico y la enésima confirmación de que con trabajo y tesón se puede hacer una buena historia hasta con muñecos como los que jugábamos cuando éramos pequeños (personalmente a mí nunca me han gustado pero en pantalla dan mucho el pego). Una aventura épica de guerra con reminiscencias de las historias bélicas de EC (de hecho la intro está hecha con algo parecido a viñetas EC) merecedora de un explosivo 8.

LA CASA MUDA

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Sinopsis: «Basada en hechos reales, La casa muda intenta poner orden a un crimen que, en el Uruguay de los años cuarenta, quedó sin resolver. Laura y su padre pasan una noche en la casa que un amigo de él les ha prestado con una única condición: que no suban al piso de arriba. Curioso ante una serie de ruidos, el padre rompe esa norma, iniciando entonces un auténtico calvario para Laura, que deberá huir de esa terrorífica casa.»



Vistazo: . Con reminiscencias de REC, con la famosa cámara al hombro, mucho movimiento, inmediatez y inmersión en las acciones, y de Blair Witch Project, por el enclave de la casa dentro de la naturaleza, en un sitio apartado de la civilización, el mayor logro de La Casa Muda es insertar más de una hora de una toma sin cortes y que no se sienta hastío o sensación de alargamiento cual chicle. Una vez entran en la casa toda una serie de acontecimientos se ponen en marcha, y todos deben de salir a la primera. Laura recorrerá varias habitaciones, avanzará y retrocederá sobre sus pasos, oyendo ruidos, descubriendo cuerpos sin vida, intentará escapar de la casa pero será devuelta a ella, todo ello sin cortar la grabación y en tiempo real. Más allá de lo que pasa dentro de la casa, la cinta supera con éxito dos retos: las pocas o muchas personas que debían estar detrás de la cámara no se ven en ningún momento, y hay corridas, giros inesperados, espejos, etc. En una cinta normal, no problem: para eso existe el storyboard, para planificar las escenas y rodar en consecuencia. La Casa Muda exige un trabajo de producción detrás de la cámara muy grande, debido a que los constantes giros, sustos y gritos deben esconder a un al menos algo numeroso equipo detrás de la cámara, sin contar que no se pueden ver cables que quedan sueltos al volver por sitios por donde ya se ha caminado, etc. También es un reto, y yo lo veo como una especie de puzzle, hacer que todos los ruidos, efectos especiales, en definitiva todos los sucesos que ocurren en la casa, lo hagan en el momento justo, ni antes ni después, como un cronómetro que va contando el tiempo donde tiene que entrar cada suceso. Aunque se haya añadido algo (o mucho) en post-producción, hay una serie de acontecimientos que deben estar muy bien marcados en la escaleta del guión, y deben aparecer (y desaparecer) en el instante correcto, con lo que se aventura un trabajo detrás de la cámara importante para preparar los sucesos para cuando Laura pase por ahí. También se intuye bastante prueba y ensayo, es decir, varios tests para comprobar que una vez se inicie el rodaje definitivo, todo salga a la perfección, debido a que un pequeño error puede llevar al traste muchos minutos acumulados de escena sin cortes.

La Casa Muda es un ejercicio de estilo, un intento de realizar algo distinto en el plan organizativo más que en lo que pasa en pantalla. Bastante mejor de cómo la dejan algunas reseñas, sin ser la panacea, se agradece este intento de hacer cine sin cortes, que obliga a tener un fuerte nivel de planificación en el plano invisible de la cinta mientras los espectadores vamos descubriendo los secretos que esconde la mansión. Un experimento de miedo que se lleva un esforzado 7.

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Tetsujin
Tetsujin
Lector
7 noviembre, 2010 17:18

Para mi, Monsters es un tostón de película, previsible y con una historia de amor de lo más vulgar. No consigue mantener ningún tipo de tensión ni provoca ningún interés sobre la historia de amor : chico y chica (además esta, prometida, toma topicazo) de diferentes extracciones se enamoran atravesando penosas dificultades. Se salva que los actores son bastante decentes y que la idea no era mala.

ozias midwinter
ozias midwinter
7 noviembre, 2010 17:50

Lo mismo digo de monsters, previsible, aburrida, sobredialogada…
No se me ocurre ninguna razon por la que recomendarsela a alguien…
Sobre Jackboots, solo aguante los primeros veinte minutos… si fuese un corto tendria su pase. Como pelicula… no se si se le puede llamar cine a este robbot chicken de hora y media…
No puede ver SERBIAN porque la prohibieron en donosti…

Armin Tamzarian
Autor
7 noviembre, 2010 19:31

A Serbian Film tiene muchas cosas, pero de buen cine nada. Es una película que al no contar nada interesante (porque no lo cuenta) tiene que tirar de una gama de escenas que rebasen lo admisible para relatar algo.
 
Cronenberg contó algo parecido con Crash o Videodrome pero planetando inquietudes artísticas como cineasta, la ópera prima de Srdjan Spasojevic es la muestra de que esté señor no sabe contar una historia con verdadera enjundia, sólo quiere dar que hablar de la manera que sea y eso a mí me parece algo muy triste. Y escándalosa y polémica lo ha sido por los estúpidos medios de comunicación, he visto películas mucho más bestias que esta, lo que ha traido problemas ha sido el tema con los niños en la trama.
 
A Outrage le tengo ganas, adoro a Kitano y rara vez decepciona, a ver qué tal su regreso a la temática yakuza.

Jordi Querol Rielo
7 noviembre, 2010 23:51

Caray, no coincidimos ni en una xD Pero para eso están las opiniones, sino sería muy aburrido xD A veces es como afrontas una peli, según el ánimo, etc a alguien le puede parecer una maravilla y a otra persona no.
Iba a responder más largo, pero como que veo que acabaría diciendo lo mismo que en el texto, pues es repetir xD Puedo entender lo de Monsters. A Serbian Film es un amalgama de sensaciones, de llevarte a sitios donde el resto de cintas «normales» no te llevan, de hacerte pensar sobre los límites y crueldad del ser humano, como mínimo te conmueve y te hace vibrar, que ya es mucho a estas alturas de la película (en sentido metafórico xD) y con la poca imaginación que viene de Hollywood. Ahora asi digo «Transformers 2 ni te llena ni te emociona» os váis a tirar encima mío, con la respuesta que ya sé: «tampoco lo intenta ni es su objetivo», por lo tanto no lo digo xDD Otra cosa es que encuentre distribución, desde luego a cines no (a no ser que sea alguna cosa alternativa como Alexandra en BCN o golfas en Verdi, etc -hablo de Barcelona-), pero yo creo que solo con la polvareda que ha provocado y las ventas que pueda acarrear en DVD sí saldrá.
Sobre Jackboots, no sé como puedes decir que te aburriste a los veinte minutos, si la escena de los aviones ya te deja con ganas de más y luego pues, como es normal, se presentan los protagonistas, empieza a presentar su humor, a perfilar la propuesta. Es que parece que no se vayan nunca del pueblo, y no es verdad xD Una curiosidad: ¿la viste en Sitges? Si no, ¿en qué otro sitio la han dado? Que no sea en tu casa via Bittorrent claro xD
A mí también me encanta Kitano, Outrage es correcta, en el sentido de que es buena porque no es una calamidad, pero no aporta mucho. Takeshis’ me costó mucho digerirla (aún no lo he hecho), pero Glory to… y Achilles… son bastante más asequibles (sobretodo la última), y aunque cuando las vi me quedé bastante a cuadros, vista ahora Outrage las valoro más.  Al menos experimentaba y quería explicar cosas distintas. Outrage es más o menos un poco lo de siempre, correcto y agradable de ver, pero con poca chicha nueva.
Ya pueden sonar los fusiles de nuevo xD
PD: Por si alguien no ha leído la primer parte del repaso, este es el link:
https://www.zonanegativa.com/?p=22172

Armin Tamzarian
Autor
8 noviembre, 2010 0:06

Debatir es bueno, aunque no coincidamos XD
 
Mi problema con A Serbian Film no es que me indigne, revuelva las entrañas o que me deje machacado al verla, porque de tan exagerada su puesta ene scena no me la creo (lo de coito con decapitación me hizo descojonarme y lo del pene al final ya fue de traca), es que no me aporta nada cinematográficamente que ya me hubieran contado otros directores como Gaspar Noé, Pascal Laugier, Michael Haneke o David Cronenberg con más entereza y hallazgos.
 
A Serbian Film para mí es provocación vacía sin coherencia narrativa o conceptual. Y una película que sólo vive de ir un poco más allá que las demás no tiene mérito, porque mañana viene otro director, va un poco más lejos que el mismo Srdjan Spasojevic hace algo más truculento y le quita el poco mérito que tiene. Para mí es cine vacuo que ni impacta ni enriquece. Y hablo yo, que adoro el cine extremo como el que más.

zape
zape
Lector
8 noviembre, 2010 0:46

Además resulta bastante triste que el muy interesante nuevo cine serbio tenga un film semejante como representación internacional más difundida (Kusturica aparte) o que este vaya a ser el primer contacto de mucha gente con una cinematografía tan atractiva y que para esa misma gran mayoria de público esta sea su primera vez con un actor tan superlativo como Srdan Todorovic, hijo del gran Bora Todorovic.