Agárrate fuerte al suelo
Los cambios son complicados, nos afectan a nuestra vida, nos cambian y en muchas ocasiones dan miedo. Somos animales de costumbres pero es inevitable que nos encontremos con factores externos o con decisiones propias que desencadenan una serie de acontecimientos que dan un giro a nuestra vida. Desde cosas simples como un cambio de trabajo o de vivienda hasta otras tan importantes como el nacimiento o la muerte, modifican nuestros hábitos hasta el punto de cuestionarnos a nosotros mismos. En ocasiones hacen que nos aferremos a nuestra vida anterior, o lo que pueda quedar de ella, por miedo a perdernos a nosotros mimos. El miedo al cambio es un arma muy poderosa, que muchos han sabido aprovechar para hacer barbaridades y todavía lo intentan a día de hoy.
De esto trata la obra de la que hablamos hoy, Skyward, un cómic que podemos encontrar completo en las librerías, editado en tres tomos por Norma Editorial, el último de los cuales salió a la venta el pasado mes de mayo, pero del que ya os hablamos en su día aquí, en la reseña del primer tomo que realizó Raúl López. Ahora que ya está finalizada le vamos a dedicar unas palabras, porque realmente merece la pena conocerla.
Los Autores
El nombre del escritor de esta serie puede que no nos suene mucho por aquí. Joe Henderson no ha escrito ningún cómic antes de Skyward, aunque es posible que conozcáis su nombre si veis la serie de Lucifer que ahora está en Netflix. Sí, la vagamente basada en el cómic de DC y perteneciente al universo de Sandman. Quizás esta no sea una buena carta de presentación, todo depende como se tome uno dicha serie (la verdad es que tiene su punto), pero Henderson también ha sido showrunner y productor de otras como la tristemente cancelada Almost Human. Sin embargo ya adelanto, para quien siga u odie dichos trabajos, que Skyward es muy diferente. Actualmente Henderson está trabajando en el guion de una posible adaptación a película.
A quien si conocemos muy bien es al dibujante pues Lee Garbet ha trabajado para Marvel (con Loki, Spiderman o Los Defensores), DC (desde Lucifer hasta varias series de la Bat-familia) o Valiant (destacando su trabajo en X-O Manowar), siempre con muy buenos resultados, un estilo característico y mucha expresividad. Una buena apuesta. Más aún con un compañero como Antonio Fabela, colorista que lleva en esto más de veinte años, habiendo coincidido ya previamente con el dibujante. Ambos forman un buen equipo.
En realidad los tres forman un buen equipo, la lectura de Skyward lo demuestra y también el hecho de que se hayan lanzado con una serie nueva llamada Shadecraft, también en Image, que comenzaba su andadura el pasado mes de marzo en Estados Unidos. Esperemos verla por aquí porque tiene muy buena pinta.
La Serie
Skyward es una de esas colecciones que llama la atención por su mundo, por el entorno en el que se desarrolla la historia, pero atrapa por sus personajes. Se trata de una serie que comenzó su andadura en abril de 2018 y duró quince números, que cumplieron con una cadencia muy regular, los cuales fueron recopilados en tres tomos, de la misma manera que los hemos visto en España por Norma, que contenían los tres arcos argumentales que la componen. Es una serie corta e intensa con un guion maravilloso, pero que si destaca por algo es por su dibujo.
Todo empieza en la actualidad, en el planeta Tierra, más concretamente en la ciudad de Chicago. Una familia normal tiene un día normal, él desayuna, ella sale a correr y su bebé está en la cuna, pero entonces la gravedad desaparece, la física cambia y todo aquello que no estuviera bien agarrado al suelo sale disparado del planeta. Saltamos veinte años en el futuro para seguir a Willa Fowler, la pequeña bebé que veíamos en las primeras páginas ha crecido y se emplea duro en su trabajo de mensajera. Ella y muchos de sus compañeros no recuerdan lo que era vivir con los pies en el suelo, pero hay algo que lo puede cambiar todo. Ahí es donde empieza su viaje.
Esta serie se enmarca en el terreno de la ciencia-ficción en tanto que intentan dar una explicación científica de un hecho sobre el que construyen un mundo ficticio, pero no es una serie en la que se enrollen mucho con estos temas, hay momentos en los que les basta decir cosas como “nunca entendimos bien la gravedad” y otros en los que explican los efectos de tener un mundo así de manera más imaginativa que científica, así que quien busque una obra de esas que pretenden ser factibles se puede ir olvidando, aquí se usa como un argumento muy general con el que crear un mundo que parece más fantástico que otra cosa. Pero esto no es malo, precisamente porque en lo que se centran los autores es en la vida de Willa, pero también porque demuestran mucha imaginación para crear las diferentes sociedades y costumbres que derivan de un mundo con estas características.
El primer tomo es el más sencillo, pero el más efectivo. El padre de Willa cree tener la solución para arreglar el mundo pero ha desarrollado claustrofobia, así que ella tomará las riendas de la historia para conseguir que el mundo sea como antes y poder viajar para conocer otras partes del planeta, sin miedo a salir despedida al vacío. Evidentemente, como reza la introducción a este texto, los cambios son el tema principal de esta serie. A todo el mundo le ha afectado la nueva situación global, a unos de una manera y a otros de otra, pero la simbología con el crecimiento personal, con dejar a los demás vivir, dejarles ir y, por supuesto, la paternidad se hace patente desde las primeras páginas.
Aunque Skyward se centra fundamentalmente en la vida de Willa, los autores se preocupan de crear un elenco de secundarios muy bien perfilados, así como diferentes aspectos sociales de esta nueva realidad. Así vemos dos grandes tipos de personas. Unos son los que se mueven por el aire, utilizando recursos varios para no salir despedidos, como bombonas de gas o incluso pistolas, que han creado su propia sociedad, muy extrapolada de la actual y con un aire que les asemeja a la clase baja/trabajadora. Esta es la perspectiva que se toma al ser a la que pertenece Willa y nos encontramos personas de todo tipo, incluyendo ladrones voladores con los que se hará más de una broma. Los otros se podrían definir como aquellos que no se quieren despegar del suelo, todos ellos son concebidos como lo que podríamos llamar clase media y clase alta, en el sentido económico actual, y viven en barrios más lujosos de la ciudad.. Son los que no aceptan el cambio del mundo, para lo que les interesa, y llevan unas caras botas de gravedad e incluso intentan imitar conductas que ahora no tienen sentido, como hacer que uno de sus hijos pose en silla de ruedas para las fotos, cuando ya no necesita las piernas. Con respecto a este tema es muy interesante la perspectiva de Edison, amigo y compañero de Willa que nació sin piernas. Él la acompañará durante gran parte de su viaje, pero se debate entre ayudarla o no, por lo que eso podría significar para sí mismo.
Evidentemente en ese primer tomo habrá un choque de clases, iniciado por la inocencia de Willa al pensar que la gente poderosa querría que el mundo volviera a ser como antes y renunciasen a los millones que han hecho gracias a sus inversiones para que este nuevo mundo funcione, desde las botas de gravedad hasta las nuevas formas de cultivo. Lo cierto es que, si bien la explicación científica de este mundo es muy breve y depende mucho de que el lector se crea lo que le cuentan, todo el entorno social y laboral está muy bien construido, con nuevas amenazas que sustituyen a las antiguas.
El segundo tomo propone un cambio de escenario importante, pues salen de la ciudad para enfrentarse a los peligros del campo, que son ni más ni menos que los insectos. Sin gravedad han crecido de forma descomunal y una simple libélula puede devorar a una persona de un bocado. Volvemos a que lo importante no es que esto sea más o menos factible, sino a que con ello nos cuentan una nueva lucha de clases, donde la gente del campo ahora lo tiene más difícil todavía, siguen siendo gracias a los cuales se alimenta la humanidad, de forma distinta, y están explotados por las grandes corporaciones.
Es una parte en la que los personajes evolucionan, en especial Willa, pero seguimos con ese trasfondo de cambio personal y lucha social, en un sentido muy americano. Pero si hay algo que se debe destacar llegados a este punto es el dibujo. En el primer tomo Lee Garbet es muy sencillo en sus escenarios, dejando la fuerza en los personajes y en el efecto de la falta de gravedad sobre sus cuerpos, sus lágrimas o el pelo están siempre en el lugar que les debería dejar un mundo de estas características, y sobre el entorno con el que interactúan, la tormenta del final de ese arco es magnífica. Pero en el segundo tomo va un paso más allá al sustituir los fríos edificios por árboles, el diseño de los insectos o el manejo del fuego. Mención especial para Fabela, cuyo trabajo destaca mucho más en esta parte que en la anterior y sigue así en el siguiente tomo, en los que ambos se mueven en escenarios muy variados que son fácilmente reconocibles gracias a la diferencia de tonos que usa el colorista. Eso sí, Garbet sigue teniendo páginas increíbles, han resultado un gran equipo.
El último tomo no es simplemente una resolución, es un cierre de lo que se ha contado antes, de todos los conflictos, pero también es un cierre para esta parte de la vida de Willa. Para ello los autores meten una nueva micro-sociedad, una criada bajo el miedo y que se ha aislado, siendo incapaz de adaptarse al nuevo mundo. Con ello repiten esquema en cuanto a las presentaciones que van haciendo en cada tomo, pero eso no significa que no avance, la Willa que vemos en cada uno de ellos es diferente. Hay un aprendizaje y hay aceptación.
El final de la historia es eso, un final que sigue la línea de la colección, con su parte agria y su parte dulce. Un buen final que cierra pero sin llave, ya que los autores no descartan volver a ese mundo, pero lo hagan o no, les ha quedado una historia sencilla, muy agradable, muy imaginativa y con un apartado gráfico impresionante.
Lo mejor
• El dibujo de Lee Garbett y el color de Antonio Fabela.
• Es una historia que gana por su sencillez, que va al grano y que pone su fuerza en el personaje principal.
• El rico mundo que crean los autores.
Lo peor
• La parte intermedia no consigue tener la fuerza que sí tienen el principio y el final.
Guión - 8
Dibujo - 8.7
Interés - 8.7
8.5
Cielo
Una historia sencilla en un mundo complejo. Joe Henderson, Lee Garbett y Antonio Fabela firman un cómic apasionante sobre el cambio, la aceptación y la lucha por adaptarse.
Me gustó mucho; eso sí, a mí, el tomo que me ha bajado un poco, ha sido el tercero, quizás por haberme leído los 2 primeros del tirón.
Se podría haber estirado más algún concepto, pero cortita y al pie mejor que irse por las ramas.
Un saludo.