Sobre autores y recuerdos: The Bill Mantlo Project

En las últimas semanas ha tenido lugar una serie de acontecimientos que, han llevado a interesantes debates en torno a las relaciones entre autores y editoriales. Por un lado hemos tenido el fallo que ha puesto fin en primera instancia a la controversia existente entre Marvel y los herederos de Jack Kirby (con un magnífico y muy recomendable artículo de José Torralba en esta misma página). Por otro ha llegado la tristísima noticia del fallecimiento de Sanchís, maestro de la escuela valenciana, injustamente olvidado. Son dos ejemplos de historias en las que la labor del artista no se vio recompensada de forma adecuada por la editorial que tanto le debía. Contratos aparte (algún día habría que explicar hasta qué punto eran libres a la hora de celebrar determinado tipo de acuerdos de trabajo) hay ciertas deudas de carácter moral que, como dice el clásico, no se pagan con dinero. En el caso de Kirby, su papel como uno de los arquitectos de Marvel y, por extensión, de la llamada edad de plata, garantiza un legado y una memorias que siguen intactos cuando han pasado casi veinte años desde su muerte. En el caso de Sanchís, a su muerte física había precedido su “muerte pública”, habida cuenta, como dice un comentarista, de la escasa repercusión que ha tenido su óbito, con necrológicas fusiladas de la siempre socorrida Wikipedia. Puede que vivamos en la sociedad de la información masiva, pero también en la del consumo masivo: cuando algo deja de ser portada, desaparece del radar mediático y de la memoria colectiva. Todos tenemos en mente a ese autor que firmaba trabajos aquí y allá y que de repente se borró del mapa. Detrás de su marcha hay todo tipo de historias, algunas ciertamente tristes, como la de Bill Mantlo.

El nombre sonará sin duda a cualquier persona aficionada a los tebeos marvelianos. Mantlo fue un guionista que desarrolló la mayor parte de su carrera en la casa de las ideas, siendo pocos los personajes de la misma que no pasaron por sus manos en algún momento u otro. Sin embargo, algunos de sus trabajos más memorables se encuentran curiosamente en los tebeos surgidos a raíz de la obtención de licencias sobre determinados juguetes, como los Micronautas o Rom, el caballero del espacio. Rara vez se consigue que un cómic-franquicia de estas características logre escapar de la sombra de su fuente de inspiración, pero Mantlo no solo lo consiguió, sino que logró la singular paradoja de que la revista fuera más duradera que el producto original (como ocurrió en el caso de Rom, según cuentan las crónicas).

Fuera del campo de los tebeos jugueteros, Mantlo demostró sus capacidades en una larguísima etapa al frente de los destinos del Increíble Hulk. Junto a Sal Buscema (dibujante con el que compartiría muchísimos trabajos) su labor sirvió y sirve de piedra angular para las actuales andanzas de la Masa. También pechó con la difícil tarea de sustituir a John Byrne en una colección que había sido creada para mayor gloria del prolífico autor: Alpha Flight. Personajes como la Sota de Corazones o Capa y Puñal tiene a don Bill como padre literario. Puede que muchos no hayan oído hablar de él, pero cualquier lector marveliano se habrá topado inevitablemente con la huella de su trabajo.

A finales de los ochenta, y después de un breve paso por DC, Mantlo fue alejándose de lo que había sido su campo de trabajo durante veinte años y pasó al campo jurídico, donde ejerció como public defender (lo que en España vendría a ser abogado de oficio). Sin embargo, en 1992, un atropello con fuga mientras patinaba le ocasionó lesiones cerebrales incurables que le han mantenido ingresado desde entonces en una institución médica. Cada cierto tiempo, algún autor reconoce su influencia en el trabajo realizado o se organiza alguna actividad con el fin de recaudar fondos para contribuir económicamente a los cuidados que requiere. El tiempo pasa; la memoria se hace más tenue; llegan nuevos lectores para los que el nombre de Bill Mantlo es una referencia sacada de reediciones de material clásico, pero para algunos de los antiguos conservan el recuerdo de un guionista que les brindó (nos brindó) muchas horas de entretenimiento.

Orquestada por Corinna Mantlo, hija del escritor, circula por el Caralibro The Bill Mantlo Project, una iniciativa centrada en la recopilación del listado de trabajos realizado por el caballero durante las dos décadas que estuvo en activo. En sus propias palabras:

My dad, Bill Mantlo was a prolific comic book writer, mostly for Marvel. Always voicing his political and moral beliefs in his comics, believing in them so strongly that he quit the business to become a public defender. In a car accident in 1992, he has been in a hospital ever since. He had amassed an incredible comic book collection over the years before the accident which was lost. In a much smaller undertaking, I am attempting to complete a library of my dad’s work. Any and all help in completing the collection, or even just filling in the list is greatly appreciated

Sincerely,
Corinna Mantlo

El homenaje de una hija hacia un padre que pueden ustedes conocer aquí:

The Bill Mantlo Project