Un pueblo como metáfora
In Spain we call it soledad,
In Spain we say it’s amargura.
Rigoberta Bandini
Descubrimos en
En España, Soledad es la serie más conocida de Tito, seudónimo de Tiburcio de la Llave, una obra que está siendo recopilada por Cascaborra Ediciones en una colección de seis álbumes. El primer tomo está compuesto por ocho relatos de extensión variable – cuatro páginas los más cortos y ocho el más largo – que acaban componiendo un retrato fiel y coral de la vida en un pueblo español de finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado. El segundo contiene una única historia, auto conclusiva y bastante dura que pretende señalar a la crueldad como uno de los elementos más característicos y esenciales de la raza humana, en algunas escenas se consigue con creces.
Soledad no habla de la España vaciada; habla de la vida rural, de la pobreza, de la soledad y del abandono por parte de las instituciones de los pueblos más pequeños donde no existe un enorme granero de votos. Además, Soledad reflexiona sobre la condición humana. Trata de la envidia casi centenaria de Carmen y la serena resignación de Sara; del amor incondicional de un pastor por su perro; del franquismo sociológico que no se ha ido y que parece que nunca lo hará; de la malsana curiosidad; de los celos enfermizos y de la inconsciencia de Pedro que parece no conocer la sociedad en la que vive ni el lugar en que habita. Todo esto y más es Soledad, porque Tito no nos habla solo de un lugar, de unas gentes o de una región concreta; nos enseña cómo somos las personas y lo hace usando un pueblo imaginario – pero muy real – como metáfora.
Gráficamente, la serie se nos presenta como un curioso cruce de sensaciones. La primera tiende a admirar y perderse por el minucioso trabajo de recreación de paisajes, decorados y ambientes que Tito consigue transmitir de una manera excepcional. Por el otro lado, y especialmente en el segundo volumen, nos encontramos con la extrañeza de apreciar las dificultades que el artista tiene para dominar las posturas corporales más complicadas y las expresiones faciales más explicitas. El resultado final de ambas impresiones resulta, en la mayoría de casos, satisfactorio, pero en algunas escenas se echa en falta una mejor definición de la perspectiva o unos gestos más acertados. El artista suele dividir la página en un esquema irregular de tres tiras con dos o tres viñetas cada una, aunque a menudo incluye un cuadro mayor, generalmente paisajístico. Su trazo es firme, elegante y exacto. La definición de los personajes es algo irregular, pero llena de ternura y conocimiento. Los fondos de las viñetas están repletos de detalles que no entorpecen la lectura, aportan información y le añaden valor al conjunto.
La narrativa es pausada, casi morosa pero perfectamente ajustada a la trama y sabe ser brusca o acelerada en los momentos debidos.
El color es correcto pero no nos hace olvidar el espléndido resultado de la edición original de las primeras historias en blanco y negro.
Tiburcio de la Llave – más conocido artísticamente como Tito – nació Valdeverdeja, provincia de Toledo, en 1957. A los seis años, su familia emigró Francia y se instaló en las afueras de París, donde sigue viviendo actualmente. Tiene la nacionalidad francesa.
En 1974 empieza los estudios de artes gráficas en el lycée de Sèvres y funda, con sus compañeros de clase, un fanzine titulado Cyclone donde publica sus primeras historietas. Tres años más tarde entra a formar parte de la plantilla artística de un estudio publicitario. En 1980 realiza para el magazine Aïe!, y luego para la revista Circus, la serie Jaunes (1980-1989) con los guiones de Jan Bucquoy. Este mismo año empieza a publicar en la revista (À Suivre) su serie Soledad (1980-2002) de la que llegará a publicar seis álbumes y varias ediciones integrales. Desde 1982 publica en la revista quincenal Okapi la serie Tendre Banlieue (1982-2010) con la que se dirigirá a un público más joven. Actualmente ha publicado veinte álbumes de esta colección. Durante la década de los ochenta se encargará de las tres obras en paralelo hasta que en 1989 deja la primera de ellas para consagrarse especialmente en realizar Tendre Banlieue y en menor medida en Soledad. Otras obras de Tito son: Le choix d’Ivanna (2012) y Une année d’enfer (2018), con textos de Jan Bucquoy. También firma el guion de Compagnons (2015) que cuenta con el arte de Manuel Lieffroy.
Esta edición de la serie Soledad a cargo de Cascaborra Ediciones es simplemente correcta. Cada álbum tiene unas 48 páginas de historieta y está complementado por una generosa galeria de ilustraciones. Los dos tomos tienen tapa dura, el papel es ligeramente satinado y cuentan con una buena impresión. El primer volumen incluye además una breve introducción a cargo de Álvaro Pons. Quizás la mejor decisión hubiese sido agrupar la serie en uno o dos tomos integrales, le habría dado más relieve a la colección. El precio de cada álbum está bastante ajustado.
Soledad es una serie donde su autor consigue usar de manera excepcional las características y el ambiente del mundo rural para describir pasiones, ideas, sentimientos y temores absolutamente universales. Pese a sus irregularidades gráficas, Tito consigue con esta serie que nos sumerjamos en unos conflictos personales y sociales que nos representan a todos y que todos hemos padecido u observado alguna vez. Lástima que la editorial no haya apostado por un formato más adecuado para resaltar el valor de esta obra tan diferente y necesaria. Creo que todos habríamos salido ganando…
Salut!
Lo mejor
• El preciso retrato de la sociedad a través del mundo rural.
• La mirada tierna y lúcida de Tito.
• La asombrosa descripción de paisajes y ambientes.
Lo peor
• Una edición que no apuesta por la obra.
• Algunas irregularidades en el apartado gráfico.
Guion - 8
Dibujo - 6.5
Interés - 7
7.2
Universal
Una obra muy original que reflexiona sobre la condición humana usando un pueblo manchego ficticio como metáfora