Solo #1

 

Edición original: Marvel Comics.
Guión: Geoffrey Thorne, Gerry Duggan.
Dibujo: Paco Diaz.
Color: Israel Silva.
Formato: Grapa, 23 páginas.
Precio: $3.99.

 

Como viene siendo habitual, Marvel aprovecha su último relanzamiento editorial para publicar series comercialmente arriesgadas. Series a las que uno pronostica seis números de duración, pero que a veces encuentran un público fiel que les permite continuar mucho más de lo previsto. Pero incluso dentro de esa categoría hay apuestas más arriesgadas que otras. Protagonizada por un personaje apenas desarrollado y al que nadie conoce, Solo es una serie que podría definirse como suicidio editorial.

Recientemente, Igor Álvarez escribió un extenso repaso de la trayectoria del personaje en el que destacaba la caracterización del personaje desde que fuera recuperado por Gerry Duggan en Deadpool. Solo ha pasado de ser un sosias de Punisher a ser el típico badass loser. Es decir, un personaje con imponentes habilidades y destrezas pero al mismo tiempo un poco patoso y con tendencia a meterse en problemas que le superan. Dudo mucho que la anterior encarnación de Solo tenga fans, por lo que no creo que sea mala idea el cambio; aún quedan muchos justicieros estoicos y duros en el universo Marvel. Mucho más importante es qué ofrece su nueva serie, qué la hace diferente del resto de cómics en el mercado.

Mucho me temo que el primer número de Solo no hace nada por generar interés. El guion de Gerry Duggan y Geoffrey Thorne introduce al protagonista, su entorno de secundarios y la misión a cumplir, pero no pasa de anecdótico e innecesario. El número termina justo cuando la historia empieza de verdad porque dedica demasiado espacio a otra misión banal cuya finalidad de mostrar al personaje en acción, interactuando con secundarios, podría haberse realizado en muchas menos menos viñetas. Peor aún, no se dice casi nada sobre la misión que Solo acepta al final del cómic. Probablemente será para reservarse alguna que otra sorpresa, pero eso significa que la serie depende de su protagonista y su capacidad para mantenernos preocupados por su futuro. Y ahí está el gran defecto del guion: Solo aburre, es indistinguible de otros personajes graciosillos en el universo Marvel. Tiene tanto carisma y personalidad propia como un contable amargado.

Del dibujo de Paco Diaz mejor ni hablar. Estéticamente feo y con alguna que otra perspectiva imposible, lo único bueno que puede decirse es que su narración no es confusa. Y por si los lápices de Diaz no fueran suficientes para espantar al lector, colorea Israel Silva, el peor colorista de Marvel, uno casi al nivel de lo peor de la Distinguida Competencia (y eso es decir mucho). Esta combinación garantiza un apartado visual que a duras penas cumple con el estándar de profesionalidad que uno exige a Marvel.

No obstante, pese a todo lo dicho hasta ahora, hay motivos para el optimismo: Duggan suele escribir buenos guiones; Thorne hizo un buen trabajo en el primer número de Mosaic; y Diaz aún está evolucionando como dibujante. Demonios, puede que hasta reemplazen a Silva por otro colorista. Pero a falta de saber cómo progresará la serie, estamos indudablemente ante la primera y mayúscula decepción de Marvel Now.

Reseñas Marvel Now 2.0