El lobo, la luna y el calamar
Hoy echamos la vista atrás para hablar de una obra publicada por Planeta Cómic en su Biblioteca Gaiman, que no deja de dar cabida a las historias del famoso creador de Sandman. Trabajos «menores», un término que no gusto mucho de utilizar aunque quizás aquí sea más acertado que nunca, pero que en realidad van desde adaptaciones de sus novelas, como American Gods o Mitos Nórdicos, donde él está involucrado lo justo y necesario, o esos relatos que está realizando para Dark Horse, como es esta Solo el fin del mundo otra vez. O más bien «recopilado», pues estamos ante una historia que se había publicado originalmente en la antología Oni Double Feature, de la editorial Oni Press, a finales de los noventa y que se ha recuperado en 2018 contando con su veinte aniversario. De ahí que esta edición sea especial.
Aquí Neil Gaiman viene otra vez dispuesto a jugar con los diferentes mitos venidos de la literatura o del folklore, con una mezcla un tanto curiosa, todo hay que decirlo, pero siempre ese buen gusto y ese poso reflexivo del que el autor puede estar orgulloso.
Además para este pequeño relato llega acompañado de su habitual colaborador P. Craig Russell, del que hemos hablado en diversas ocasiones y no solo por sus trabajos juntos, que al final no deja de ser el creador de El anillo del Nibelungo entre otras muchas cosas. Solo que aquí el trabajo de Russell como adaptador es menor que de costumbre pues solo hace los bocetos, a modo de guía, que luego termina Troy Nixey, que realizó algún trabajo suelto en DC y en diversas editoriales independientes, con color del reconocido Matt Hollingsworth.
Nixey narra bien, es muy clásico y está influenciado por aspectos algo más underground, pero dista mucho de ser Russell. El dibujo no destaca demasiado, es algo feísta y sus diseños no brillan, ya menos si lo comparamos con otras obras de esta Biblioteca Gaiman, aunque sí que consigue ser desagradable cuando es necesario. La comparación entre los bocetos de Russell y el trabajo de Nixey lo podemos observar gracias a que está edición contiene el cómic entero tres veces, el final coloreado, que abre el tomo, lo realizado por Russell, que es el cómic entero abocetado, y el trabajo de Nixey adaptándolo ya con su propia narrativa. La parte negativa de esto viene en el precio frente a las páginas, ya que la historia en sí es menos de un tercio del tomo, unas cincuenta páginas por 15,95. Si a eso le unimos que el dibujo no es precisamente una maravilla podríamos calificar este Solo el fin del mundo otra vez como el menos recomendable de la Biblioteca Gaiman, apto solo para completistas o seguidores del guionista. Pero es Neil Gaiman, eso asegura un buen relato al menos.
Y en este caso uno que nos lleva a unir Lovecraft con hombres lobo, ni más ni menos, con un título heredado de Guía del Autoestopista Galáctico y con una idea en la que quiere rendir tributo al escritor Roger Zelazny. Porque, al fin y al cabo, ¿A cuántos finales del mundo nos ha hecho enfrentarnos la ficción? Como siempre Gaiman plantea cuestiones interesantes en sus diálogos y esta es sólo una de ellas.
La trama ya comienza atractiva al tomar la historia de un hombre lobo en primera persona, cuestionando sus acciones pero ya mostrando una moralidad dudosa, bajo la premisa de haber aceptado a su otro yo como algo inevitable. Es todo un clásico en la licantropía enfrentar las dos personalidades, por lo menos al empezar la historia, sin embargo Gaiman nos pone en la piel de un hombre lobo ya curtido que actúa como narrador, se odia y se acepta de la misma manera, pero siempre es curioso ver cómo el guionista es capaz de desarrollar este tipo de personajes a su peculiar manera.
Pero todo esto aumenta exponencialmente en el momento en que lo planta en medio de Innsmouth, el pueblo pesquero creado por H. P. Lovecraft donde las sectas y los hombres-pez proliferaban en sus calles. Adoradores de Dagón que sirvió de adaptación a varios medios y de inspiración a lugares temibles en cómic, cine o incluso videojuegos (lo saben bien quienes se hayan enfrentado al Huérfano de Kos). El mito de Innsmouth es potente, Gaiman lo sabe usar aunque Nixey no llega a reflejarlo tan bien como gustaría, le falta algo más de ese terror cósmico en el dibujo, algo que nos lleve por pasajes más oníricos, y eso que el final consigue llevar al lector a donde debe. Que tira de tópicos que ya hemos visto, sí, pero también es a lo que Gaiman juega.
Es cierto que Solo el fin del mundo otra vez puede que no haya envejecido tan bien como otras obras de Gaiman. En una época en la que el cómic de terror ha proliferado cómo ha sucedido en estos últimos diez años, y con mucha calidad, está obra se queda algo coja y no consigue destacar, aunque la prosa de Gaiman lo hace interesante. Eso siempre.
Lo mejor
• Siempre es un placer leer a Neil Gaiman.
• Hombre lobo en Innsmouth… una mezcla muy interesante.
Lo peor
• El dibujo dista mucho de otras obras de Gaiman.
• Es una edición especial, de ahí el precio, pero es una historia muy corta y los extras no son interesantes.
Otras reseñas de la Biblioteca Gaiman
• Estudio en esmeralda
• Nieve, Cristal, Manzanas
• Mitos Nórdicos 1
• El problema de Susan y otras historias
Guión - 7
Dibujo - 5.5
Interés - 6
6.2
Un concepto interesante, bien escrito, pero flojo en la ejecución del dibujo y demasiado precio para tan pocas páginas de historia.
Hola, me sorprende un poco la puntuación que das al dibujo. A mi Nixey me parece un gran dibujante y en las páginas que se pueden ver en el artículo, parece que está a buen nivel. Otra cosa es que te guste o no su estilo, que es muy particular, pero creo que habría que saber diferenciar eso de la calidad de su trabajo.
Hay un ejemplo muy claro en el cómic Jenny Finn, la comparación de los 3 primeros capítulos de Nixey con el último capítulo, realizado por otro dibujante, es apabullante…