Crimen, azar y sororidad.
«¿Qué pensarías si te dijera que he sido yo la que ha matado a tu marido?»
Pedro Arjona (Madrid, 1949) formó junto al guionista Felipe Hernández Cava y al dibujante Saturio Alonso Millán el colectivo El Cubri, los grandes agitadores del panorama comiquero entre 1972 y 1984. Más de una década en la que el grupo nos regaló obras como El que parte y reparte se queda la mejor parte, Sombras o Luis Candelas que demostraban que la experimentación formal y estética no estaba reñida con crear obras de un marcado compromiso político. Tras la disolución del grupo, cada uno de sus miembros emprendió una carrera por separado. En el caso de Arjona colaboro junto al escritor Jorge Martínez Reverte en dos cómics para el periódico El País, Un Cadáver sin Dueño y Sol de Otoño. Tras la finalización de estos proyectos fue abandonando de forma progresiva el medio para dedicarse a otros más lucrativos como la publicidad o la ilustración. Así que, tras varios años alejado del medio, la aparición de Soy una asesina de la mano de la editorial Reino de Cordelia es una gran noticia para los amantes del cómic y el género negro. Estamos ante una adaptación libre de la novela policiaca de Carlos Pérez Merinero (Écija, 1950 – 2012) Desgracias personales publicada en 1993. Un autor con aureola de maldito que a lo largo de su carrera escribió críticas y ensayos de cine, guiones, novelas y poesía. Entre todos esos trabajos cabría destacar el guion de la película Amantes dirigida por Vicente Aranda en 1988 y las novelas policiacas Días de guardar, Las reglas del juego, El ángel triste y la que adapta el autor madrileño que le convirtieron en uno de los mejores exponentes del género en nuestro país, aunque tristemente bastante olvidado hoy en día.
Soy una asesina nos cuenta la historia de Julia, una montadora de cinematográfica, que tras volver de una cena de negocios es testigo de un intento de violación en un parque de Madrid. Al tratar de ayudar a la mujer que está siendo violada, Julia mata de forma accidental al agresor. Aunque intenta que la víctima denuncie los hechos a la policía, esta se niega y la persuade para esconder el cuerpo y olvidarse del suceso. Sin embargo, cuando el telediario se hace eco de la desaparición de un policía de la brigada antidrogas descubre la identidad del violador. Entonces, presa de los remordimientos, decide dejar su vida de lado y acercarse a Delia, la mujer, y a las hijas del policía para tratar de ayudarlas y aliviar la pesada carga de culpabilidad que lleva…
Estamos ante una historia llena de aristas en la Arjona captura la esencia de la obra de Pérez Merinero y la hace suya creando una adaptación con una trama de factura clásica. Con el paso de las páginas, la obra va ganando en sordidez y complejidad que hace que los lectores se vean metidos poco a poco en la trama gracias a un ritmo muy bien marcado, donde los silencios y las miradas dejan ver como Julia se va sumergiendo en su infierno personal.
Soy una asesina nos habla de muchas cosas, aunque quizás el tema principal sea mostrarnos como el absurdo azar que hace que la frontera entre el bien y el mal sean totalmente difusa y mutable. Pero también vemos el desencanto vital de Julia y Delia, dos mujeres que se rebelan a su manera negándose a ser meras víctimas de la violencia que siempre ha ejercido la sociedad, siempre hostil contra las mujeres. Una historia que gana en profundidad al estar protagonizada por mujeres. A través de la relación de sororidad que se forma entre ambas el cómic nos hablan también de la posibilidad de redención a través de la amistad y el amor.
Todos estos temas es posible vislumbrarlos gracias a lo bien construidas que están ambas mujeres, que resultan totalmente tridimensionales. Las dos son un ejemplo de la vulnerabilidad que sentían las mujeres, pero también poseen una entereza y decisión admirables. Una visión certera de realidad de la época en la que vio la luz la obra original, aunque habría que precisar que se trata de la visión de un hombre de hace treinta años, así que hay algunas situaciones que pueden resultan algo chocantes desde la perspectiva actual. Pese a que la protagonista absoluta y la narradora de la obra es Julia, la obra tiene espacio suficiente para que se desarrollen el resto de los personajes de una trama que tiene alguna situación algo inverosímil y difícil de creer, que se convierte en el único punto negativo de la obra.
Como ha demostrado durante toda su carrera Arjona es un maestro del claroscuro y en esta ocasión nos vuelve a dar sobradas pruebas de ello creando unas atmósferas que introducen al lector en la trama. Su capacidad para iluminar a sus personajes de forma sutil hace que resulten muy expresivos y cercanos, pese a que tienden a tener una cierta esteticidad producto del uso de referencias fotográficas.
Narrativamente estamos ante un trabajo en el que la influencia del cine negro de los años cuarenta y cincuenta es muy perceptible sobre todo en el uso de los diferentes planos y contraplanos y en el de las abundantes viñetas verticales que recuerdan formato de cinemascope. Además de ese fantástico uso de la luz, la obra está llena de otros hallazgos visuales notables como la idea de hacer que los cuadros en los que vemos los pensamientos de Julia tengan un fondo amarillo, algo que, además de ser un homenaje al color característico del giallo, también sirven para que esas palabras retumben en nuestras retinas.
Como ya es habitual en ellos Reino de Cordelia hace una edición exquisita con una reproducción perfecta que permite deleitar con el trabajo gráfico de Arjona. Además del cómic el volumen incluye un interesante prólogo de Marta Sanz.
En Soy una asesina Pedro Arjona rescata una novela de Carlos Pérez Merinero para ofrecernos con su habitual dominio del claroscuro una historia de género negro que nos habla sobre el desencanto y la fatalidad y que nos hace reflexionar sobre la percepción que tenemos del bien y el mal en función de las circunstancias.
Lo mejor
• Lo bien construida que están Julia y Delia, dos personajes totalmente tridimensionales.
• El ritmo narrativo que imprime Arjona a la obra.
• La luz y atmósferas que dibuja Arjona.
Lo peor
• La trama tiene algunos elementos algo inverosímiles.