Spawn volumen 1

Hablar de Spawn es algo que me apetecía desde hacía tiempo pero nunca encontraba el momento adecuado, así que aprovechando que este mes sale a la venta el primer recopilatorio de su spin off más famoso, Sam and Twich (a la que en breve le dedicaré una reseña) y que Planeta De Agostini Comics está publicando una reedición más que digna en tapa dura ha llegado el momento de dedicarle unas líneas a la creación de Todd McFarlane, así que os invito a subiros a mi Delorean porque vamos a iniciar un viaje que nos llevará veinte años atrás.

Hablar de Spawn es hacerlo de un grandísimo dibujante como es Todd McFarlane, dibujante canadiense que debutó en las páginas de Coyote para el sello Epic de Marvel Comics con guiones de Steve Englehart, de forma casi paralela haría lo mismo en DC Comics en la colección Infinity Inc aquí acompañado a los guiones de otro ilustre veterano como es Roy Thomas, estamos hablando del año 1985. En los dos años que se mantuvo en Infinity Inc dibujaría de forma ininterrumpida veintitrés números de Infinity Inc además de un anual dejando un muy buen sabor de boca y abriéndole las puertas de Detective Comics donde se dibujaría el Año dos del personaje a partir del segundo número y substituyendo a Alan Davis a la par que en Marvel Comics se haría cargo de Increible Hulk junto a Peter David. Hoy en día consideramos casi un milagro cuando surge un dibujante capaz de hacerse cargo de una colección de forma ininterrumpida por un periodo de más de doce meses sin recurrir a un fill-in, pues bien, por aquella época, Todd era capaz de dar lo mejor de si mismo hasta los meses en que aparecían tres números suyos entre encargos de DC y Marvel. Todd alternaría sus lápices entre ambas editoriales hasta mediados del año 1989 en el que se terminaría de decantar por Marvel Comics tras convertirse en dibujante regular de Amazing Spider-Man.

Encumbrado a la categoría de estrella Marvel Comics hizo un movimiento arriesgado aunque necesario, creo una nueva cabecera para el trepamuros de nombre Spider-Man (sin adjetivos) y le dio plenos poderes a Todd McFarlane para que suyos fuesen guion y dibujo. El primer número de dicha colección vendió la friolera de 2,5 Millones de ejemplares dando la razón a la editorial ante el movimiento efectuado, unos números que pronto serían superados tras el lanzamiento de X-Force con Rob Liefeld y X-Men con Jim Lee. Estos datos son importantes para entender lo que pasó a posteriori. Elevamos a estos autores a la categoría de dioses de la viñeta, aplaudimos sus trabajos, nos maravillamos por la capacidad que tenían para vender millones de ejemplares y esto les hizo creer (como en parte así era) que si esas colecciones vendían no era por los personajes sino por los dibujantes que les hacían cobrar vida, y claro, mientras la editorial se aprovechaba de unas ventas millonarias ellos no recibían más que su sueldo y los correspondientes royalties que nada tenían que ver con los pingües ingresos que estaba percibiendo Marvel Comics por sus trabajos y por productos ingresos derivados de merchandising por personajes que ellos habían creado o que estaban potenciando con su labor.

En un ejercicio de valentía y hastiados de lo que consideraban un trato injusto se unieron: el propio Todd McFarlane, Jim Lee, Rob Liefeld, Erik Larsen, Marc Silvestri, Whilce Portaccio y Jim Valentino para de forma conjunta abandonar Marvel Comics y crear su propia editorial en la que no solo serían los beneficiados únicos de sus trabajos sino también gozarían de control absoluto de sus creaciones.

Tras el éxodo optaron por aliarse con Malibu Comics, una pequeña editorial que simpatizaba con su causa y la cual aportó aquello que faltaba en sus inicios a Image Comics, los departamentos de administración, producción, distribución y marketing. En poco tiempo los títulos publicados bajo el sello Image Comics ya suponían el 10% de la cuota de mercado americano ganando terreno a editoriales veteranas como DC Comics o Marvel, y lo más importante, en unas cifras superiores incluso a las que habían reportado sus trabajos anteriores en Marvel Comics. En 1993 y ya asentados tanto los títulos como ellos dentro del negocio rescindieron su colaboración con Malibu Comics y se instauraron como una editorial independiente bajo la que seguir publicando sus títulos como así ha sido hasta la fecha con rupturas y abandonos varios de algunos de los osados fundadores.

La serie de Spawn debutó en mayo de 1992 y vendió de su primer número la barbaridad de 1,7 millones de ejemplares, una cifra inalcanzable si tenemos en cuenta que el personaje era de nuevo cuño sin el amparo de un universo cohesionado con años a sus espaldas como puede ser el de DC o el de Marvel. Con estos números Todd demostró que no se equivocaba, los lectores habíamos dejado de coleccionar personajes para comenzar a coleccionar obras creadas por un determinado autor.

El personaje y la trama

Probablemente aquellos que debido a un exceso de prejuicios no se atrevan a escarbar un poco sobre la superficie de Spawn se quedarán con un personaje con excesivos parecidos físicos a Batman, personaje con el que previamente había trabajado Todd. Nada más lejos de la realidad, lo único que le asemeja con el murciélago es esa áura de misterio, esas capas imposibles y el hacerse uno con la ciudad. Aquí terminan todas las similitudes porque Spawn es mucho más que un símil del personaje creado por Bob Kane.

Spawn cuenta las aventuras de Al Simmons, un ex marine que dio el salto a la CIA para a las ordenes de Jason Wynn cometer una serie de actos en favor de su país que harían tener pesadillas durante décadas a la mayoría de los mortales. Al era un buen soldado, respetado e incluso llegó a ser nombrado como uno de los hombres más sexys de américa. Tenía una esposa que lo amaba, un gran amigo Terry Fitzgerald, compañero también en la CIA y su única pena era que en los tres años que llevaba felizmente casado con Wanda no habían podido cumplir su mayor sueño, ser padres. Por desgracia para ambos, sus vidas se vieron truncadas cuando Al falleció en unas circunstancias que nadie parecía entender y que tanto Wanda como Terry achacaban a unos hechos que Al había llevado a cabo que habían enojado a la persona equivocada en la CIA terminando de esta forma con su molesta presencia. ¿Realmente esto fue así? ¿Que fue lo que hizo Al para que terminasen con su vida? ¿Qué papel jugó Jason Winn, el jefe de Al, en too esto? ¿Quien fue su ejecutor? Estas preguntas se las hicieron ambos durante mucho tiempo.

En cuanto a Al, tal era su amor por Wanda que cuando llegó al infierno – alguien como el con todas las atrocidades que había cometido en nombre de su gobierno, pero atrocidades a fin de cuentas, no podía ir al cielo – allí le dieron una tarjeta de ‘puede volver a la tierra’ aunque siempre con las condiciones estrategicamente muy bien definidas por parte de Malebolgia, dueño y señor de VIII círculo del infierno como nos enseñaría Alan Moore en el octavo número de la colección. Las condiciones eran sencillas, Malebolgia devolvería a Al a la tierra, pero cinco años después de su muerte, con ciertas lagunas en su memoria, especialmente en lo que atañe a como perdió la vida y dotado con unos poderes que tenian fecha de caducidad, algo que íbamos controlando mediante un contador el cual iba decrementando a medida que Al hacía uso de sus poderes en los diferentes embrollos en los que se veía envuelto. Ese contador además marcaba el tiempo que le quedaba a Al de vida en la tierra, una vez llegase a cero su alma pasaría a manos de Malebolgia y este pasaría a enrolarse en el ejercito del demonio para una lucha que estaba por llegar contra las huestes del cielo.

Spawn no será eso si el único demonio liberado por Malebolgia en la tierra, y es que pronto se las tendrá que ver con Violator. Un ser de verborrea casi infinita que toma un aspecto de payaso con ciertos rasgos del acto Danny De Vitto que lo hacen cualquier cosa menos temible. Pero claro, esa es su apariencia para pasar ¿desapercibido? Cuando se transforma en lo que realmente es, un demonio descubriremos que es un ser aterrador capaz de sacarnos el corazón por la boca.

Todd McFarlane llevará a Spawn no solo a enfrentarlo a Violator, también se las tendrá que ver con un cabo suelto como es Billy Kincaid en el cuarto número, un sádico asesino de niños vestido de heladero, androides y ciborgs enviados por la mafia quienes quieren ajustar cuentas con Al pensando que este es el causante de que hayan aparecido muertos varios miembros de su clan o la aparición del propio Malebolgia para poner a Spawn en su sitio, a fin de cuentas él es el jefe y no va a permitir que sus niños se le subleven.

Al se va a pasar este volumen de forma casi completa luchando contra sus fantasmas y también contra aquellos que lo ven como una amenaza, también se las tendrá que ver con aquel que disparó el gatillo y terminó con su vida, y creedme, aunque a aquellos que lean esta historia por primera vez a los que la leímos antaño y teníamos una visión global del universo Image y sobretodo leíamos las aventuras de YoungBlood fue todo un shock descubrir quien había sido su ejecutor.

Los primeros números de Spawn fueron notables, así me lo parecieron antaño y así me lo siguen pareciendo, aun así, por aquel entonces la fuga de tanto talento de Marvel Comics no sentó nada bien a determinadas personas influyentes que vieron la flaqueza de estos autores en sus guiones carentes de ideas y buenos diálogos, o al menos esto es lo que decían aquellos que no llevaban del todo bien que sus series ya no fuesen las más vendidas. ¿Qué hizo Todd ante estas críticas? Contrató los servicios de los mejores guionistas que había en el panorama americano para por un lado acallar dichas críticas y por otro lado que aportasen sabrosos ingredientes en los que posteriormente basarse, de esta forma tendríamos a guionistas como Alan Moore, Neil Gaiman, Dave Sim o Grant Morrison. Juntar a estos guionistas en una serie sería el sueño de cualquier aficionado y obviamente cualquier editor, pues bien, Todd hizo no solo posible esta reunión, sino que además por ejemplo Alan Moore y Neil Gaiman repitiesen posteriormente en varias miniseries con personajes secundarios como protagonistas. Claro que también le conllevó ciertos problemas legales a Todd con Neil Gaiman quien años después reclamaría los derechos de Angela, personaje creado por él en el noveno número de la colección y que posteriormente desarrollaría en su propia miniserie. Neil había sido quien había creado a tan singular personaje y entendía que todos los derechos sobre el personaje eran suyos, el asunto terminó en los juzgados donde Neil cedería los derechos de Angela a cambio de los derechos de Marvelman que estaban en posesión de Todd McFarlane.

Sobre la edición española

Así deberían ser todas las ediciones de lujo publicadas en España, un volumen cuidado, en tapa dura, con papel de buena calidad, buena reproducción, extras al final del volumen, cubiertas precediendo a cada capítulo y la dimensión para mi correcta para este tipo de volúmenes, no más de 350 páginas, para que su manejo sea agradable, y sobretodo, no haga obligatoria la compra de un atril para poderlo leer en condiciones. Obviamente le faltan algunos detalles para ser perfecto, no entiendo la manía de no incluir artículos introductorios en determinadas obras que claramente lo necesitan, desconozco el motivo por el cual lo hacen, no creo que sea un problema de espacio pues hay mil formas de cuadrar este volumen incluyendo una o dos páginas al inicio, tampoco creo que sea un problema de costes ya que estos son ridículos para la editorial (creedme se de lo que hablo), así que me inclino a pensar que se deba a política interna o por el contrario a una imposición desde fuera, lo primero no lo entendería y lo segundo nos aportaría una respuesta. Sea como sea es una pena. El precio podríamos decir que está bastante ajustado, hablamos de una buena edición en tapa dura y un importe de 30€.

Otro defecto que se le puede encontrar al presente volumen es la no inclusión de los capítulos 10 y 11 los cuales aparecerán en la próxima entrega, como os decíamos más arriba esto se debió a problemas legales así que nada reprochable para Planeta De Agostini.

Por último indicar que de momento han aparecido tres volúmenes recopilatorios que abarcan desde el primer número de la colección hasta el número treinta y ocho, y que no se están incluyendo en el miniseries. Esta decisión gustará a los que no quieren interrupciones y molestará a aquellos que lo verán como la ocasión perdida de publicar las excelentes miniseries de Violator a cargo de Alan Moore y de Angela de Neil Gaiman. En cuanto a la periocidad, pues está resultando un tanto aperiodica, el primer volumen salió en el salón del cómic de barcelona (mayo del 2010), el segundo con una diferencia de seis meses (diciembre del 2010) y el tercero y último de momento en marzo del presente año.

Opinión final

Lei estas historias cuando tenía catorce o quince años, joven y facilmente impresionable. Además, Todd era mi dibujante favorito así que a pesar de la decepción de verlo abandonar Spider-Man leía con suma atención su nueva creación durante la primera treintena de números. Han pasado veinte años desde entonces, y me encuentro de nuevo con estas historias, yo he cambiado mucho, pero aquello que consiguió sorprenderme de Spawn sigue ahí. Ese dibujo espectacular de Todd, esos villanos imposibles como por ejemplo Violator, esa historia de Bill Kincaid que aun sigue poniéndome los pelos de punta y como no, la colaboración de Alan Moore que me dejó boquiabierto y que ahora he podido disfrutar – ya más maduro – con todos sus matices. Mi opinión del capítulo de Frank Miller tampoco ha variado con el paso de los años, ¿donde estaba aquel autor que me dejó boquiabierto con Born Again? El caso es que a pesar de esa oportunidad desaprovechada por el maestro Miller este volumen me ha parecido tan redondo, tan magnifico y sobretodo, tan impactante como ya me lo pareció la primera vez que lo leí.

Todd le puso todo el cariño y el empeño a su creación, por fin podía dedicarse a dibujar las aventuras de aquel personaje que había ideado cuando aun estaba en el instituto y ese cariño se nota en cada una de las viñetas, en cada nuevo giro argumental, en cada aventura y/o momento que le hace vivir al pobre Al. Creedme este volumen vale mucho la pena, dejad a un lado esos tontos prejuicios que todos hemos tenido alguna vez contra lo que surgió de la factoría Image Comics porque al menos la primera treinta de números de Spawn valen y mucho la pena.

En mi caso, y gracias a la nueva edición de Planeta De Agostini Comics el tiempo que ha durado la lectura de este primer volumen ha conseguido fascinarme de nuevo, rememorar épocas pasadas y sobretodo volver a disfrutar del trabajo de Todd tan difícil de ver hoy en día si no fuese por este tipo de reediciones. Mi objetivo en las próximas semanas es leer el segundo volumen, y es que estoy deseando volver a leer la historia escrita por Grant Morrison que significó el debut de Greg Capullo en la colección.