Edición original: Marvel – agosto 1986
Edición España: Comics Forum – diciembre 1990
Guión: Susan K. Putney
Dibujo: Bernie Wrightson
Entintado: Bernie Wrightson
Color: Bernie Wrightson, Michelle Wrightson
Portada: Bernie Wrightson
Precio: 750 pesetas (novela gráfica de sesenta y cuatro páginas)
La publicación de las
El primer aspecto que hay que destacar de Hooky es la figura de su guionista, la escritora de ciencia-ficción
La historia comienza cuando Spider-Man realiza una de sus buenas obras habituales, en la forma de capturar a un par de cacos. Una niña que no aparenta más de doce años le llama por su nombre civil; las alarmas se disparan pues ¿cómo conoce esa chica el secreto de su identidad civil? Las cosas no son lo que parecen: ella es en realidad
Hooky es una historia entretenida, blanca y agradable que bien podría servir para introducir a cualquier persona novata en la lectura de los tebeos, ya que se presenta como un relato con prólogo, nudo y desenlace que no requiere conocimientos previos acerca de sus personajes (quitando a Spider-Man, el resto forma un conjunto debutante en el universo marveliano) y gustará a quienes tengan desarrollado el gusto por el género fantástico. Sin embargo, y pese a lo que indica la portada, no estamos ante una historia protagonizada por el alter ego blaugrana de Peter Parker. El lanzarredes no es más que un secundario de lujo para una historia que no requiere de su presencia y que quizá habría tenido más sentido de haber contado con un personaje vinculado con la escudería mágica de la casa de las ideas (como el Doctor Extraño). La ausencia del maestro de las artes místicas es despachada argumentalmente con una llamada telefónica y Spidey tiene que enrolarse en un viaje interdimensional en que, pese a su bizarría y sus bromas, se siente como pez fuera del agua. Hooky es, en consecuencia, una historia ligera que puede releerse cada cierto tiempo si uno está hastiado de tanto evento, cruzamiento o maniobra editorial pero, definitivamente, no es una aventura de Spider-Man.
Putney cuenta una historia divertida con un personaje –Marandi- que concita automáticamente simpatías y sirve para hacer una reflexión (no excesivamente sesuda) sobre lo que supone el proceso de madurez y el paso de la niñez a la adultez. Por su parte, Wrightson desarrolla un trabajo notable (sobre todo a la hora de plasmar horrores de diseño amorfamente lovecraftiano) pero, sin ser uno de sus mejores trabajos, hay que indicar igualmente que los firmaría peores durante la década siguiente. El resultado es un curioso experimento que nada aporta a la franquicia arácnida y que quedó para la historia de la misma como un curioso apéndice.
Esta portada de pequeño me daba miedo,en mi mente no podia conceder que mi dicharachero spiderman pudiera salir bien parado contra ese ser sin recibir al menos un mordisco de «esa cosa»,años mas tarde por fin el ejemplar cayo en mis manos,mi decepcion fue grande al encontrarme un comic totalmente contrario a lo que me esperaba,ni el ser era gran cosa y la historia era bastante alegre y lejos de la mostruosidad que me generaba la portada.