Una obra fallida desde su concepción.
«¿Motivo de su estancia en la URSS?»
Las mejores historias de la serie Spirou por se han caracterizado por ofrecen una visión distinta a lo que podíamos encontrar en la serie central del personaje, aunque apoyándose en los trabajos de los autores que la convirtieron en una de las más importantes del mercado francobelga. Incluso en los álbumes de la serie que no han acabado de funcionar del todo bien vemos como se parte de propuestas frescas y ambiciosas con un toque de modernidad. Por desgracia, no encontramos nada de eso en
La trama comienza con el secuestro del Conde de Champignac por agentes de la KGB. La organización pretende que use sus conocimientos para ayudar a difundir el gen del comunismo a todo el mundo. Literalmente, porque en la obra se descubre que hay un gen que transmite el comunismo. Cuando Spirou y Fantasio descubren lo que sucede convencen al dueño de Dupuis para que les envié a la Unión Soviética para hacer un reportaje y poder rescatar a su amigo. Una premisa que bien podría haber usado Franquin en su inmortal etapa, ya que tiene elementos suficientemente atractivos para construir una buena aventura, pero, que por desgracia para los lectores, los encargados de llevarla a cabo carecen de su talento y sutileza. El planteamiento inicial parece abocar a una historia de aventuras con ecos a las de James Bond con científicos locos y planes para dominar el mundo y una crítica al sistema comunista, y en parte eso es lo que tenemos, pero los autores no parecen tenerlo del todo claro y van introduciendo giros de guion que la alejan de esa dirección hasta el final totalmente anticlimatico.
En Spirou y los soviets encontramos un sinfín de homenajes al mundo del cómic, desde el obvio a Tintín en el país de los soviets, la primera aventura del personaje de Hergé aparecida en 1929 tan llena de tópicos como esta, que protagoniza el mejor chiste del álbum cuando afirman que Tintín es su principal competidor en la franja de los 7 a los 77 años. También encontramos apariciones de personajes como Gastón El Gafe o a Pif, la mascota creada por el español José Cabrero Arnal para la revista Vaillant, posteriormente rebautizada como Vaillant-Le Journal de Pif y Pif Gadget, editada por el partido comunista francés. Gracias a esa revista los protagonistas pueden entrar en la URSS con un carnet falso que les acredita como sus reporteros. Además vemos a personajes reales como Charles Dupuis, el dueño de la editorial Dupuis, Jrushchov o J. Edgar Hoover.
No es la primera vez que los personajes visitan la URSS puesto en durante el 1990 se publicó serializada la aventura Spirou en Moscú obra de Tome y Janry, un álbum divertidísimo con el sentido del humor lleno de ironía y el gusto por la aventura que caracteriza su etapa. Un resultado muy superior en todos los aspectos a esta nueva visita que deja un poso de decepción y de ocasión perdida.
Sin duda lo mejor del álbum lo encontramos en los dibujos de Tarrin, este álbum es su segundo álbum en la serie tras La tumba de los Champignac guionizado por Yann. Es un dibujante muy influido por la escuela de Marcinelle, como muchos de los grandes dibujantes del personaje, así que tenemos a personajes caricaturescos llenos de dinamismo y un muy buen trabajo en los fondos. La narrativa y composición de páginas es la tradicional en las obras publicadas en la revista Spirou, que puede resultar algo plana y rígida, pero el álbum está muy bien narrado. Hay que destacar la magnífica portada que realiza para este álbum. Un buen trabajo que brilla por encima del guion.
Dibbuks realiza una buena edición como es habitual en esta serie. Esperemos que deje atrás los problemas que han atravesado en el último año y retome la publicación de sus series.
Spirou y los soviets es un álbum decepcionante que no alcanza las cotas de calidad que hemos visto en otros Spirou por. Una pena porque tenía los mimbres suficientes para haber conseguido un mejor resultado, pero la falta de sutileza de los autores y un guion sin un rumbo claro terminan por crear una obra fallida y sin gracia. Ojalá este año podamos disfrutar de Pacific Palace, la nueva entrega de la serie Spirou por obra de Christian Durieux, que nos quite el mal sabor de boca de esta entrega.
Lo mejor
• El dibujo de Tarrin.
• Los homenajes a otras obras.
Lo peor
• En una serie cuyo objetivo es ofrecer visiones distintas del personaje nos encontramos con un tebeo que resulta viejo en muchos de sus planteamientos.
• El giro final que intenta hacer una reflexión crítica sobre los sistemas políticos, pero es de un simplismo total.
Guión - 5.5
Dibujo - 7.5
Interés - 6
6.3
Decepcionante
Una obra que no está al nivel habitual de la serie, con un guion lleno de giros sin sentido y chistes burdos.
Pues vaya pena que sea una entrega decepcionante pq tenía buena pinta y el dibujo de Tarrin creo que le pega mucho a los personajes
no estoy de acuerdo del todo. Reseñé este tomo para Anika Entre Libros y comenté que es un homenaje a la obra primigenia de Hergé, Tintín en país de los soviets, pero alejándose del mensaje que en esa, y en algunas de las primeras obras de Tintín, el autor (y sus editores) querían dar. Mensaje, e ideología, de las que con el tiempo Hergé repudió, e incluso estuvo en contra de las reediciones de esas obras. Aquí, homenajean y, sin llegar a la parodia, refutan y prácticamente rebaten a aquellas obras, sin ser moralizantes… o lo mínimo para poder expresar lo que desean.
A mí me ha parecido un tebeo muy divertido, bien dibujado y me ha gustado que reparte palos a diestro y siniestro. Al comunismo, por supuesto, pero también al neoliberalismo y al capitalismo. No deja títere con cabeza.
Yo lo recomiendo sin ambages.