Son las ocho de la mañana del día 19 de Noviembre y en Zona Negativa inauguramos este ZNDay tan especial en el que rendimos tributo a alguien que no puede ser calificado como simple guionista de cómics. A un autor, un creador, y un verdadero conocedor del mercado del cómic y de su funcionamiento antes de que éste existiera como tal, que nos ha dejado recientemente.
Apenas si ha transcurrido una semana desde que la noticia de su fallecimiento acaparara las rotativas de medios generalistas y especializados, desde que a las ocho de la tarde del día 12 de Noviembre este redactor decidiera abrir el grupo de whahtsapp de Zona Negativa y leer la tremenda noticia que los compañeros compartían y que ninguno de nosotros podíamos creer. En dos minutos, lo que decíamos que era un bulo, un fake, pero que en nuestro fuero interno sabíamos que era realidad, se confirmaba. Stan Lee había fallecido a la edad de 95 años.
El mundo del cómic, esta página, mi persona, no serían lo que son si no fuera por la labor del cocreador de Spiderman, El Increíble Hulk, La Patrulla X, Los Cuatro Fantásticos y un largo etcétera de personajes que a día de hoy han trascendido sobradamente la viñeta que les vio nacer y que hoy forman parte del imaginario popular, de nuestras películas y series favoritas, que se encuentran no sólo en nuestras estanterías, si no en nuestro armario ropero, y entre nuestros juguetes de la infancia y de los de nuestros hijos.
Mi relación particular con Stan Lee, sin saber siquiera quién era él, comenzó en el año 1994. Tenía seis años de edad, y a las nueve de la mañana de los sábados y domingos me levantaba para encender la tele y ver esas series de dibujos que tanto me gustaban y tan feliz me hacían. Fue Antena 3 dentro de su espacio infantil Club Megatrix la que decidió traer a nuestro país Spiderman: La Serie Animada, un genial producto que me dio a conocer al personaje arácnido y al mundo de cómic que tenía detrás. En los créditos de cada capítulo, siempre rezaba: Avi Arad y Stan Lee. No sabía quién era ninguno de los dos, pero fan del trepamuros como ya era gracias a dicha serie de televisión, no pude evitar acudir al quiosco más cercano (que en realidad era el que abría los Domingos y estaba a unos pocos metros de la casa de mi abuela) y adquirir cuantos tebeos de Spiderman y de otros héroes marvel pudiera, editados en aquel momento por la imperecedera Forum. En todo ellos, en su primera página se podía leer: Stan Lee Presenta.
Pues bien, han pasado veinticuatro años desde aquel momento, desde que mi particular idilio con The Man comenzara para no terminar nunca, y hoy tengo el honor de presentarle mis respetos en esta casa, Zona Negativa, que no sería lo que es si no fuera por el legado que Stan Lee nos ha otorgado. Sin más dilación, y dejándoos ya con la reseña de Parábola, solo puedo decir, adiós Stan, y gracias por todo lo que sin saberlo, has hecho por mí.
En el mundo del cómic mainstream superheroico, suele ser muy extraña, por no decir ocasional, la incursión de autores proveniente de la BD francobelga, máxime cuando dichos autores han obtenido un reconocimiento histórico y legendario en una parcela del noveno arte que nada tiene que ver con el género de las capas y las mallas.
Más raro todavía suele ser que dichos autores presten su talento y colaboración a creadores que no sólo provienen del mercado americano, si no que han realizado a lo largo de los años una labor inestimable en lo que se refiere a la evolución del género de los superhéroes como arte y cultura por derecho propio.
Entre algunos ejemplos, podría hablar de X-Men: Mujeres en Peligro con guión del Patriarca Mutante, Chris Claremont y dibujo de Milo Manara, o la reciente Batman: El Príncipe Oscuro, en la que Enrico Marini ejerce de autor completo ofreciéndonos su particular visión del Caballero Oscuro.
Sin embargo, antes de que dichas obras vieran la luz, el legendario
Así,
El argumento de la obra es aparentemente sencillo, y entronca con la primera aparición de su protagonista, Estela Plateada, en Fantastic Four #48, publicado allá por 1966, y en el que Stan Lee y Jack Kirby decidían enfrentar a La Primera Familia al concepto de Dios, tratando de salvar como podían la censura de la época.
De este modo, en Parábola, Stan Lee y Moebius comienzan la obra igual que aquel histórico número de Los Cuatro Fantásticos: Galactus se dirige a la tierra, y ésta debe prepararse para la llegada de tan poderoso ser. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurría en el Universo Marvel tradicional, hoy conocido como Tierra 616, el Galactus y el Estela Plateada de este Universo llegaban a una tierra donde no existían ni superhéroes, ni enmascarados, ni vigilantes. Los habitantes de esta Tierra, conocida dentro del canon marvelita como Tierra 7888 son exactamente igual que nosotros; seres humanos que día a día llevan vidas cotidianas y, que de la noche a la mañana descubren que una divinidad de inmenso poder va a desembarcar en su hogar.
Al no existir los superhéroes, pero sí los humanos normales, movidos por sus propias ambiciones y pecados, este inminente advenimiento de Galactus será disfrazado por los oportunistas como la llegada de Dios a la Tierra, anuncio que desatará un auténtico y verdadero fervor religioso del que el Celestial de la gran G, como no podía ser de otra manera se aprovechará en beneficio propio.
Sin embargo, no hay Devorador de Mundos sin su Heraldo, y por tanto no hablaríamos de Galactus, sin Estela Plateada, que como en la historia original, tan pronto como puede planta cara al Celestial y decide ayudar a un planeta tierra que está siendo engañado y en el que imperan el caos y la desesperación que solo el sentimiento religioso empujado por el más irresponsable de los proselitismos puede desencadenar.
Stan Lee, resulta ser el guionista de esta obra, considerada hoy día como una de las mejores que podemos encontrar dentro del mundo del cómic, un guionista que cuando comenzó en los años sesenta a dar vida a sus alocadas ideas de las que nacieron personajes como Spiderman, Hulk o los X-Men entre muchos otros, popularizó una forma de escribir cómics tan original como extraña, el llamado Método Marvel de escritura de cómics. Este Método, alejado de los guiones detallados y pormenorizados, cercanos al modelo cinematográfico y del que autores como Alan Moore, Frank Miller o Neil Gaiman entre muchos otros sacan el máximo jugo posible, se basa en explicar y describir al dibujante la generalidad de lo que ocurrirá en la obra que éste ilustra, dándole absoluta libertad para que configure la composición de página y viñetas como considere oportuno.
Pues bien, dicho método, ha criticado infinidad de veces pero, guste o no, ha demostrado buen resultado por cuanto del mismo, y del talento de dibujantes como los legendarios Jack Kirby o Steve Ditko entre otros, que bebían de la libertad que éste les daba, salieron algunas de las obras más emblemáticas del cómic. Sin ir más lejos, gracias a esta libertad otorgada por Lee y el método marvel, Jack Kirby pudo concebir al personaje de Estela, al que más tarde The Man otorgaría la personalidad dramática que lo acabaría por definir.
Stan Lee no conocía otra manera de escribir que no fuera ésta, y un cuarto de siglo después de alcanzar la fama como alma mater de Marvel Comics, utilizó el mismo método en esta novela gráfica que analizamos hoy y que dio a alguien como Moebius la libertad necesaria para poder llevarla a buen puerto.
De este modo, el autor de Blueberry y de El Incal da rienda suelta a su variado estilo, regalándonos una diversidad de planos, expresiones dramáticas y entornos épicos que lo alejan de su zona de confort, acercándolo en ocasiones al estilo de Jack Kirby. Nacida en una época en la que el Watchmen de Alan Moore, o El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller revolucionaron el mundo del cómic enseñándonos que éste podía y debía ser disfrutado por adultos, Estela Plateada: Parábola, nos demuestra que todavía quedaba sitio en dicho mundo para los héroes de los sesenta y para una forma de escritura, el Método Marvel, que se probaba aquí tan valido y adaptable a cualesquiera épocas como en sus orígenes.
Estela Plateada: Parábola (obra a la que mi compañero Jordi T. Pardo ya dedicó una genial reseña en el año 2011), aúna el talento de dos auténticas leyendas del noveno arte, que desgraciadamente ya no se encuentran entre nosotros, pero cuya simbiosis es tan pura que resulta casi imposible percibir qué partes de la historia son más de Lee y cuáles se deben más a la labor de este Moebius que tan bien encajó con Lee, y que además, trabajaba en un mercado y con un tipo de personajes a los que no estaba para nada acostumbrado. El resultado, fue sin lugar a dudas, insuperable.
Quizás, lo más destacable de esta obra sean las reflexiones teológicas, filosóficas e ideológicas que la misma realiza sobre el concepto de Dios, de religión, del papel del ciudadano en ella… Parábola no deja indiferente a nadie y realiza una necesaria crítica a conceptos que están intrínsecamente unidos al ser humano desde la concepción de éste.
Reeditada por última vez en el año 2011 por Panini Cómics, esta obra se encuentra actualmente y por desgracia, descatalogada en nuestro país, aunque con el revuelo que de seguro traerá en la editorial el fallecimiento de Stan Lee, y que, quizás altere los planes de ésta, puede que la editorial rescate del olvido este cómic tan influyente y de tanta calidad que en este día tan triste he decido reseñar.
Sin más, me despido de vosotros, lectores, esperando que estas líneas, y las que están por venir de la mano de mis compañeros, sirvan como pequeño homenaje a un hombre que tanto nos ha dado y que si pudiera leerlas probablemente nos diría: Excelsior!
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 9
9
Obra Maestra
Decimos adiós al gran Stan Lee hablando de una de sus mejores obras, la cual llevó a buen puerto merced al legendario dibujo de Moebius.
Filosofía existencial ilustrada por el mejor dibujante europeo de cómics de la historia. Una novela gráfica que debería leer todo el mundo.
A propósito de este trabajo leí una vez la siguiente
A raíz de esta colaboración Claremont le pidió a DeFalco trabajar con Giraud. Como Parábola vendió bastante bien, DeFalco le ofreció a Giraud una cantidad de dinero importante, pero el francés rechazó la oferta: tenía que acabar Arizona Love, última y póstuma colaboración con Charlier.
Cada vez que oigo hablar de este cómic no puedo evitar acordarme del diálogo de Marea roja donde dos soldados se pelean discutiendo sobre qué Estela plateada es el original, el Kirby o el de Moebius.
Aunque amo su trabajo en Amazing Spider-Man y Fantastic Four, debo reconocer que Stan Lee puso todas sus fichas en los guiones que elaboró para el Silver Surfer. Allí pudo desarrollar las ideas que en el resto de los títulos aparecían en su lectura entre líneas. La religión, el existencialismo y la soledad fueron soberbiamente abordados por el gran Stan.