Star Wars #1-3: In the Shadow of Yavin

No es fácil hacer un cómic de Star Wars, menos uno en la era clásica, que es la que la mayoría de la gente conoce, y tal vez donde más recelo se aplica sobre la continuidad. Por eso, en este trabajo se tiene la atención de los fans por todo el mundo y de todos los niveles de conocimiento sobre la franquicia; se tiene que tener muy en cuenta la continuidad de las películas y de las otras series de cómics; y se tiene también la responsabilidad de hacer algo medianamente nuevo u original como para no aburrir, y conseguir interesar y a atrapar a los lectores.

Brian Wood aceptó este desafío, y nadie dudaría de su capacidad para llevarlo a buen puerto, ya que es un autor de probada calidad, y demostró ser un fan (como tantas otras personas en el mundo, ¿no?) de este universo ficcional en las entrevistas previas. Con tres números publicados que conforman un primer arco argumental (con la aclaración de que no corresponde a una estructura rígida), podemos ir afirmando que efectivamente superó el desafío, al menos en su inicio.

Antes de pasar al cómo lo hizo, contextualicemos someramente esta nueva serie regular y lo que ella implica. Primero y principal, debemos señalar que la época en la que se sitúa esta serie es entre las dos primeras películas originales, es decir, entre Episodio IV: Una nueva esperanza y Episodio V: El imperio contraataca. O lo que es lo mismo, después de la Batalla de Yavin, con la destrucción de la Estrella de la Muerte; más precisamente, muy poco tiempo después, según se nos aclara en la página de los créditos del #1 de la serie. Por lo tanto, aquí tenemos al reparto original de La Guerra de las Galaxias: Luke, Han, Leia, Chewbacca, Wedge Antilles y Darth Vader.

Desde ya que no es ninguna novedad el abordaje de la etapa entre dichas películas, pero sí lo es la particularidad de que sea tan poco tiempo después de la importante batalla mencionada, trabajando sobre un breve período de tiempo antes no abordado, y mucho más particular por la forma como lo hace el guionista…

De allí lo grande del desafío y la importancia de Wood para resolverlo, ya que tanto en las viejas series de Marvel como, en menor medida, las de Dark Horse de los años recientes (se situaría no mucho tiempo antes de los integrales de Guerra contra el Imperio, para lo cual los refiero al gran artículo de mi compañero Enrique) se ambientan entre los Episodios IV y V del cine, y hay que respetar tanto como se pueda la continuidad y los sentimientos de los lectores por las obras guardadas en su recuerdo.

Evitando todos esos problemas el autor tomó otro enfoque, diferente en estilo narrativo y en la historia que cuenta, realizando una obra muy distinta a lo común para Star Wars. Este cómic no contiene aventuras a lo grande, ni narra una historia a gran escala cósmica, no se ocupa demasiado del contexto del universo (que, precisamente, aquí sólo es un contexto), ni presta especial atención a las batallas de naves y demás, aunque también están presentes y son un elemento importante. De hecho, la esencia de todo Star Wars está incluida en este cómic, tanto en la emocionante sensación que transmite en su lectura de volver a las películas originales (una vez más), como en vernos envueltos en una trama de intriga política, guerras, aventura y acción en el obvio escenario cósmico.

Pero por encima de todo ello, el énfasis de esta Star Wars está en los personajes, en su profundidad, en sus emociones, analizadas de modo introspectivo por cada uno, así como las relaciones entre ellos. En efecto, esto es Star Wars visto a través del punto de vista de Brian Wood, un autor que bien sabe trabajar con personajes ricos en cualidades y problemáticas a explorar, brindando a los lectores (sean fanáticos de la franquicia o conocedores promedio de este universo) un acercamiento a los protagonistas de siempre poco o nada visto.

Por ejemplo, por citar sin arruinar nada, vemos a un Luke Skywalker tratado más como lo que es, un joven de 18 años que repentinamente es un héroe para los Rebeldes, con lo que pueden imaginar que ello trae aparejado. O, mucho más interesante, el caso de Leia, haciéndole justicia en estas épocas donde la igualdad de género se hace presente progresivamente, poniéndose al mando de un X-Wing, luego empuñando un arma y finalmente liderando un grupo de vital importancia para la Alianza Rebelde; y al mismo tiempo, explorando sus sensaciones por la pérdida del planeta Alderaan a manos del Imperio.

En cuanto a la premisa en torno a la cual se realiza este trabajo sobre los personajes, tenemos tres líneas de narración que pueden o no cruzarse en algún momento: por un lado, y en estos primeros tres números la principal, tenemos a Leia, Luke y Wedge buscando una ubicación para la nueva base de los Rebeldes, libre de las amenazas reales y potenciales del Imperio; por el otro, un Darth Vader dolido por su derrota en Yavin desbancado por el Emperador; y finalmente, Han y Chewie haciendo de las suyas (realmente no hay mucha diferencia en ellos).

Entremedio de eso, además de lo ya mencionado sobre los personajes, otro punto importante es la constante mención a consecuencias de la Batalla de Yavin en términos políticos y militares, tanto para los Rebeldes como para el Imperio, lo cual también tiene mucho que ver con los asuntos emocionales de los protagonistas, afectando en especial a Leia y Vader.

Para darle más originalidad y novedad a la serie, Wood se ocupa también de introducir algunos personajes nuevos, también de ambos lados de este universo en guerra, pero destacando en particular uno en el bando imperial: el coronel Bircher, introducido paulatina y rápidamente desde el #1 al #3¸ llevándolo de una pequeña muestra de militar engreído a una figura ambiciosa y fiel al Emperador, siendo candidato a convertirse en importante personaje, al menos para el Universo Expandido de Star Wars.

Hasta aquí mucho dijimos sobre el trabajo del guionista pero nada de la otra parte esencial del cómic; claro, hablamos del dibujo. El artista de esta serie es Carlos D’Anda, con cierta experiencia en adaptar personajes de otros medios al cómic, la cual exhibe en estas páginas presentando a los actores que conocemos de siempre pero bajo su propio estilo, asemejándose mucho a su imagen pero sin ser calcados ni referencias fotográficas; son los actores dibujados con una apariencia por momentos caricaturescas, y por otros con similitudes del dibujo de cómic de superhéroes clásico.

A esto se le suma el trabajo de color de Gabe Eltaeb, que le da vida con su iluminación a las páginas, en especial con los rayos disparados y las explosiones siempre tan importantes para el mundo de Star Wars.

Antes de terminar, un párrafo aparte merecen las portadas de Alex Ross, todas ellas dignas de imprimrir ampliadas y enmarcar. Sobran las palabras:

Resumiendo, esta nueva serie regular se trata de un nuevo acercamiento a esta importante etapa de la historia de Star Wars, tanto con notables diferencias como imprescindibles similitudes, que en conjunto pueden ser disfrutadas por los aficionados a la licencia de toda la vida y por consumidores ocasionales de la Guerra de las Galaxias. Todo está debidamente explicado para que sea perfectamente accesible, lo que puede resultar reiterativo para los fans, pero esto se retribuye ofreciéndole guiños, chistes, comentarios, que sólo los conocedores de la saga pueden entender.

En conclusión, Star Wars no viene a reproducir nada ya hecho en películas y otros cómics; por el contrario, es una serie en la que los autores, tanto Wood como D’Anda, vienen a hacer lo suyo, desde su punto de vista, con estos personajes y este mundo llevándolos a lugares y mostrándolos de maneras que resultan novedosas, a la vez que mantienen intacta la esencia y en consecuencia ofrecen una lectura fresca; lo cual es mucho decir, considerando que conocemos a este grupo desde hace varias décadas.