Star Wars: Darth Vader vol. 1

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Edición original: Marvel Comics – abril – agosto 2015
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – abril 2016
Guión: Kieron Gillen
Dibujo: Salvador Larroca
Entintado: Salvador Larroca
Color: Edgar Delgado
Portada: Adi Granov
Precio: 14,95 euros (tomo en tapa dura de 160 páginas)

 

La progresiva concentración del sector del ocio en Estados Unidos ha traído consigo la reunión bajo una misma égida empresarial de varias franquicias bien conocidas. Sin entrar a valorar las implicaciones de este tipo de maniobras comerciales, hay que reconocer que su realización ha tenido como consecuencia la producción de una serie de cambios en el ámbito editorial. Así las cosas, los tebeos de la Guerra de las Galaxias han acabado volviendo a la casa de las ideas, por aquello de que una y otra pertenecen ahora al emporio fundado por el difunto y presuntamente congelado Walt Disney. A estas alturas, resulta ocioso hablar de la campaña que Marvel ha orquestado y de las colecciones que ya están en el mercado, pero la aparición de este tomo recopilatorio permite hacer balance respecto del más carismático y complejo de los personajes de la franquicia estelar: Darth Vader.

Como integrante de la generación que creció con el mito Star Wars, debo confesar que la trilogía clásica se halla en mi lista de películas favoritas. Quizá sea la fascinación de haberlas visto a cierta edad, pero la revisión constante ha permitido comprobar que han pasado holgadamente la prueba del tiempo, mientras que los productos anteriores y posteriores relacionados, pero esa es otra historia. El caso es que, en mi opinión, las películas narran la historia de Darth Vader. Si sumamos las precuelas, habría que entender que conforman un díptico en el que vemos la caída del héroe y la redención del villano. No hay más, en buena medida porque en las historias de aventuras que reúnen los tópicos del género ha de haber un final feliz. Así pues, ante el anuncio de una inevitable colección protagonizada por el difunto Anakin Skywalker surgía la no menos inevitable pregunta en torno a las historias que se iban a contar. El fantasma de una segura naturaleza superflua sobrevolaba los anuncios, pero la presencia en el área literaria de Kieron Gillen era motivo de esperanza.

Gillen es un caballero que ha pasado unos cuantos años contando historias interesantes en franquicias donde parecía que ya no quedaba nada nuevo por contar. Sus trabajos con la Patrulla-X son bien conocidos y por lo demás, recomendables, si se quiere encontrar un ejemplo de lo que planteo. Su primer movimiento fue contar una historia ambientada entre los episodios cuarto y quinto de la saga cinematográfica. Por un afortunado tiro del Halcón Milenario, Vader ha escapado de la debacle de la primera Estrella de la Muerte y se presenta, humillado, ante su amo y señor. Su añagaza para poder encontrar la principal base rebelde se ha traducido en una victoria importante para estos y en un golpe directo a la estructura imperial (en la que el cemento está fresco). Palpatine y Vader vuelven a discutir sobre la pertinencia de una estación espacial de combate frente a la Fuerza. El maestro Sith recuerda a su escéptico discípulo quién es el que manda y le pone, a guisa de penitencia, una humillante misión como correo. Sin embargo, el caballero del casco oscuro conserva la arrogancia suficiente como para actuar por su cuenta y poner en marcha una búsqueda que le permita saber quién era el piloto del tiro afortunado.

El primer arco argumental aprovecha el espacio entre La Guerra de las Galaxias y El Imperio contraataca, pero también el lapso que media entre la trilogía clásica y la de las precuelas. En su búsqueda, Vader volverá a pasearse por los escenarios que testificaron su ascenso como jedi y el enamoramiento entre él y Padmé Amidala. Aquí demuestra don Kieron la capacidad necesaria para conectar historias y aprovechar espacios vacíos (esa que solamente tienen algunos escritores y que les permite utilizar la continuidad como aliada y no como adversaria). La lealtad del discípulo hacia el maestro empieza a resquebrajarse con ese viaje al pasado y hallará una grieta definitiva al final de la historia.

Uno de los aspectos positivos del relato se halla en el trío de acompañantes que Vader recluta para intentar reafirmar su autonomía respecto de Palpatine: la doctora Aphra (que se declara fan en el sentido contemporáneo de la figura de su patrón); el falso droide astro-mecánico BT-1 (que es en realidad un trampantojo cibernético asesino) y el droide de protocolo 0-0-0 (tan educado como C3P0 y un psicópata). Juntos constituyen una versión oscura y perversa del equipo conformado por Luke, Han y los robots que les acompañan. Su eficacia en sus respectivos campos –principalmente la tortura y el homicidio- será de gran ayuda para que Vader alcance la meta de averiguar qué es lo que su amo trama realmente. Como se verá, Palpatine no guarda todos sus huevos (con perdón) en una única cesta y plantea objetivamente la posibilidad de que la Fuerza quede reducida a los cuentos de brujas.

En la parte gráfica hay que destacar, amén de las poderosas ilustraciones de Adi Granov, el trabajo del español Salvador Larroca. Aquí despliega sus habilidades para «calcar» estructuras, efigies y demás atrezo cinematográfico y presentar un resultado que no desmerece para nada la versión fílmica original. Sin embargo, cuando llega el momento de aportar diseños nuevos o narrar escenas de batalla, el resultado no está a la altura. Los personajes a los que Vader se enfrenta en la fase final de sus pesquisas no pueden resultar menos carismáticos y los movimientos de combate del señor oscuro resultan un tanto ortopédicos (aunque teniendo en cuenta lo hecho polvo que quedó Anakin al final de La venganza de los Sith, quizá sea un resultado buscado).

El resultado final es un producto más que digno en el que la afición a la franquicia podrá disfrutar un poco más de las andanzas del mayor y mejor de sus protagonistas.

Ilustración de Salvador Larroca
Darth Vader en la corte de Jabba el Hutt

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Jose Maria Vicente
Autor
5 julio, 2016 12:01

Me mola mucho la caracterización de Vader y los compañeros perversos… pero leer la serie mes a mes es casi un suplicio. Nos quejamos de Bendis, pero Gillen no le va a la zaga. Este es un cómic que habrá que leer del tirón cuando termine el mes que viene. Ganará MUCHO.

Totalmente de acuerdo respecto al dibujo de Larroca, aunque añadiría que sus caras humanas parecen estar hechas de arcilla a veces. Pensé que eso se solucionaría con un nuevo colorista… pero ni así.

Alejandro Ugartondo
Autor
5 julio, 2016 14:29

Gracias por la reseña. Disfruté mucho de este tomo y me pareció que Gillen había tenido más habilidad para contar su historia que no Aaron en la serie hermana donde parece más encorsetado. Y el trio de ayudantes de Vader es un buen hayazgo que aporta los justos toques de humor negro que necesita la historia