Starbrand & Nightmask: Eternity’s Children (Attend University)

Reseña de la comercialmente fallida serie Starbrand & Nightmask, a cargo de Greg Weisman -el creador de Gargoyles- y el dibujante Domo Stanton.

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Edición original: Starbrand & Nightmask 1-6 (Marvel Comics).
Guión: Greg Weisman.
Dibujo: Domo Stanton.
Color: Rachelle Rosenberg.
Formato: Tomo rústica, 141 páginas.
Precio: $19.99.

 

¿Quién se acuerda de Starbrand? ¿Y quién de su compañero Nightmask? Como uno de los muchos conceptos introducidos en el volumen de Avengers previo a Secret Wars, nunca tuvieron la oportunidad de lucirse. Tras su presentación a bombo y platillo pasaron a segundo plano en aquella epopeya. Pero eso no disuadió a los editores de Marvel para aprobar Starbrand & Nightmask, serie cuya premisa se antoja absurda: los protagonistas, que son los guardianes de la Tierra y el cosmos, se inscriben a una universidad. La idea se vuelve incluso más rocambolesca si tenemos en cuenta que en su primera aparición Starbrand mató por accidente a miles de personas y que luego él y Nightmask lucharon contra seres omnipotentes con el destino del multiverso en juego. En principio, no son personajes compatibles con una serie de superhéroes universitarios.

Sin embargo, el cambio está muy bien justificado: Starbrand necesita unas buenas vacaciones, superar traumas y socializar un poco. Por su parte, a Nightmask le gustaría conocer un poco más a las sociedades humanas, ya que fue creado de forma artificial hace solo tres años. En contra de lo que puede parecer, Starbrand & Nightmask supone una evolución lógica de ambos personajes y una buena forma de empezar a desarrollarlos de verdad; porque seamos sinceros: Hickman a duras penas los esbozó. El responsable de dar forma a los dos héroes es Greg Weisman, todo un profesional en el campo de la animación: co-creador de Gárgolas, colaborador en series como Star Wars Rebels, y supervisor de otras como Young Justice o Spectacular Spider-Man. No estamos ante alguien ajeno al género de los superhéroes, especialmente el de su vertiente adolescente.

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Los estudiantes universitarios no son adolescentes -al menos legalmente- y las universidades no son precisamente institutos, pero Weisman se desenvuelve igual de bien en el escenario de la serie. Con unas pocas escenas, enseñando solo una diminuta fracción de lo que es la vida universitaria, ya sabe suscitar más interés por los personajes y su entorno de secundarios que muchas otras series en las que se gastan páginas y páginas en describir al detalle el día a día de los protagonistas. Mis expectativas al comenzar la serie eran nulas y antes de terminar el tercer episodio, sin darme cuenta, ya estaba intrigado por saber si Starbrand conseguiría una cita o si el estoico y serio Nightmask aceptaría irse de fiesta.

Pero la serie no trata solo de escarceos románticos, alcohol y estudios. Paralelamente, Weisman recupera villanos antiguos, juega con las ideas de Jonathan Hickman acerca del rol de Starbrand, y hasta se permite ahondar en las consecuencias de Secret Wars para el universo Marvel en su conjunto. No deja de ser irónico que el público estadounidense ignorase la serie por ser presumiblemente “poco importante”. Y triste también, visto lo bien que el guionista conoce y maneja todo lo relacionado con la parcela cósmica de Marvel. No creo equivocarme al decir que en la recta final de la serie las tramas cósmicas terminan siendo las más interesantes.

Desgraciadamente, las ventas de la serie en grapa fueron tan lamentables, que Marvel la canceló a los seis números. Así pues, Weisman se vio forzado a terminar la serie como mejor pudo y justo en el punto álgido de su historia. Aunque no se dejan cabos sin atar, el desenlace es un poco brusco y, por encima de todo, insatisfactorio por el simple hecho de que la serie probablemente no tendrá ninguna continuación a corto plazo. Nos quedamos con ganas de saber cómo continuará la historia de los protagonistas, totalmente ausentes en el próximo relanzamiento de Marvel.

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Queda hablar de lo que es sin lugar a dudas el punto flaco de Starbrand & Nightmask: el dibujo de Domo Stanton, animador de la serie de televisión Archer con unos cuantos cómics en su currículum. Como narrador es bueno y eficiente, no hay ninguna página confusa, y sabe dibujar escenas de acción; pero su estilo de dibujo… no es muy agradable a la vista que digamos. Que no se malinterpreten mis palabras: muchos dibujantes nos enseñan a diario que un dibujo estéticamente bonito no es sinónimo de calidad. El problema de Stanton es que sus dibujos, en concreto las figuras humanas, transmiten una fuerte sensación de amateur. A medida que avanza la serie va mejorando, pero sigue sin ser suficiente. Le queda mucho por refinar y los colores de Jordan Boyd y Rachelle Rosenberg no son suficientes para ocultar sus carencias.

En resumen, Starbrand & Nightmask es una serie que se queda a las puertas del éxito a causa de su brevedad y un dibujo que no le hace muchos favores a un guión notable. Esperemos que Weisman obtenga en el futuro una nueva oportunidad para narrar las aventuras de dos personajes a los que ha hecho suyos.

  Edición original: Starbrand & Nightmask 1-6 (Marvel Comics). Guión: Greg Weisman. Dibujo: Domo Stanton. Color: Rachelle Rosenberg. Formato: Tomo rústica, 141 páginas. Precio: $19.99.   ¿Quién se acuerda de Starbrand? ¿Y quién de su compañero Nightmask? Como uno de los muchos conceptos introducidos en el volumen de Avengers previo…
Guion - 8
Dibujo - 5
Interés - 7

6.7

Serie que merecía mejor suerte y mejor dibujo

Vosotros puntuáis: 9.7 ( 1 votos)
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