El pasado lunes, poco después de las ocho de la mañana, revisando mi cuenta de correo, me encontré con un «asunto» un tanto extraño cuyo remitente era mi compañero José Torralba. El cuerpo del email no aclaraba mucho las cosas. Apenas alguna palabra amable y la invitación a visitar un post de ZN a través de un enlace. Somnoliento, intrigado, le dí al enlace… para encontrarme con una entrada que yo mismo había escrito hace varios años, tantos como tiempo llevo colaborando en Zona, flamantemente remaquetada por José para adaptarla a nuestro actual formato, y el ofrecimiento tácito de reflotar el post con ocasión de la edición por parte de Planeta del Starman de James Robinson.
No he sabido negarme.
Starman, para mí, es como un amor de juventud al que se le reserva un espacio de privilegio en el recuerdo y en el corazón. Fue la segunda colección que me atreví a pedir por Previews (la primera fue la JSA, también con Jack Knight como co-protagonista de la misma) y, por eso mismo, esta reseña fue una de mis primeras contribuciones a Zona Negativa.
Ha pasado el tiempo, por supuesto. Algo se nota en el redactado de mi comentario. Algo también puede deducirse de lo que los años nos han ido desvelando y entonces no se sabía… acerca de la marcha de Tony Harris de la cabecera.
Pero a Starman, a Jack Knight y a su familia, sigo llevándolos en el corazón. Tal vez por eso sienta este meláncolico placer ahora que José Torralba ha hecho posible que vosotros y yo nos reencontremos con un texto acerca de uno de esos amores que nunca llegan a olvidarse.
RESEÑA
Starman (Edición integral): Libro uno; James Robinson, Tony Harris, Peter Snejbjerg et al.; Planeta DeAgostini Comics; 448 págs., Color, 38 €.
Starman es a James Robinson lo que Swamp Thing a Alan Moore o The Sandman a Neil Gaiman. El uso de una franquicia conocida, con multitud de revisitaciones más o menos inconexas y no especialmente exitosas, para gestar una obra totalmente personal que, a la vez, integra la historia previa con respeto y en un todo homogéneo. La afirmación debería matizarse en el caso de La cosa del pantano. Cierto que esta cabecera había albergado sólo a dos variaciones del personaje y había dado a luz a historías que por si solas ya han entrado en la historia de los clásicos del género. Pero Moore se permitió recrearla acogiendo en ella, en su teoría del personaje, a todos los primos que a la criatura de Wein y Wrightson le habían salido allende de DC (Man-Thing en Marvel, Heap en Eclipse, etc). Gaiman a su vez hizo lo mismo con The Sandman englobando, en su vasta historia sobre el Señor del Sueño, a todos los portadores de dicho nombre y a todo aquel personaje relacionado con el universo onírico de DC. Y le llegó el turno a Robinson, recién salido de su loable y exitosa miniserie Golden Age donde había tratado con los personajes de los años 40 de la DC. Ted Knight, el Starman original, entre ellos.
Según el autor: «Empecé a buscar personajes que me parecía poseían un potencial no explotado dentro del DCU, y enseguida tuve la impresión de que el potencial de Starman nunca había sido explotado a fondo a pesar de que siempre ha habido un Starman dentro del Universo DC desde la década de los años cuarenta. Repasé las historias de la Edad de Oro de Jack Burnley, el creador de Starman, y me parecieron oscuras, misteriosas y llenas de sombras. Había una atmósfera general de cine negro o de terror que nunca ha vuelto a estar presente en el mito de Starman desde aquel entonces. Todo surgió de estos elementos: quería trabajar con la clase de personaje cuyas aventuras me gustaría leer, lo cual significa este tipo muy joven y despectivo, y mezclarlo con el Starman original de la Edad de Oro. Ese fue mi auténtico punto de partida. Si hubo un fallo en las encarnaciones anteriores de Starman, es que todas ellas eran un poco como islas. Ninguna interactuaba lo más mínimo con los demás Starman. No había ningún gancho que las anclase al universo DC, aparte del hecho de que compartían el nombre con Ted Knight. En este cómic habrá un sentido de linaje e historia. Cada persona, viva o muerta, que ha llevado el nombre de Starman, tendrá alguna resonancia y significado en este nuevo cómic». Con estas intenciones en mente y mucha ambición creativa, empezó nuestro autor su trabajo en esta extensa obra.
A lo largo de sus ochenta números, más algún derivado, muchos serán los elementos dignos de mención que irán aflorando en la serie. Sin duda demasiados como para que quepan en una reseña de esta extensión que, por larga que sea, se va a quedar corta. Es por esto que me limitaré a dejar correr en cascada, como en una lluvia de ideas, todo aquello que resulta sugerente y destacable de esta esplendida creación, sin voluntad de ofrecer un analisis en profundidad que sólo en otro formato tendría cabida y sentido.
Ted Knight, Jack Knight y Shade
Starman es un paseo por lo mejor del Universo DC. Pasado, presente y futuro. No sólo por los personajes que alguna vez llegaron a enarbolar la bandera de ser hombres de las estrellas, aunque también. Las colecciones que, en el momento de la publicación de Starman, estaban destacando por su calidad, como Sandman Mystery Theatre o Power of Shazam, cruzan sus caminos con ella. Personajes en desuso, como Elongated Man, Solomon Grundy o Black Condor, reciben brillantes interpretaciones de manos de Robinson. Otros, como Swamp Thing, merecidos y justos homenajes. Filibusteros como Black Pirate e indios renegados como Scalphunter, pertenecientes a la extensa historia de publicaciones de esta editorial, encuentran su lugar en la colección de manera nada forzada, sino plenamente coherente y, además, potenciando y dando forma al relato principal. Un extenso relato unitario, en la línea de lo que hizo Morrison con Animal Man, pero a un nivel mucho más ambicioso. Incluso futuros y pasados probables reciben el toque de Midas del genial escritor: Jor-El, los Omega Men, la Legión de Super-heroes…
Starman es una historia de personajes en tres dimensiones. Malvados de gustos refinados, policías de todo tipo, ladrones de banco reconvertidos, hombres de ciencia, hombres de acción, pensadores, bohemios, gente corriente. Y frikis, coleccionistas de cachivaches, como el mismo protagonista principal. Donde los héroes son terriblemente humanos y los villanos también. Con malos que no lo son tanto y buenos que tampoco. Es, a este nivel, una historia de redenciones y encuentros, de degeneración y desengaño. Es también, por eso, una historia de amores y amistades. Algunas que se van forjando lentamente, otras que se ven truncadas.
Es una historia sobre lo difícil y lo sencillo que puede llegar a ser comportarse como un héroe. Un héroe de verdad, sin pose ni impostura. Simplemente dejándose llevar por la necesidad de implicarse en los problemas de los que tenemos al lado y nos importan.
Es una historia sobre una de las mejores ciudades imaginarias que habrase visto nunca en un cómic: Opal City. Más por delante que a la par de Gotham, Bette Noire, Terminal City o cualquiera de las creaciones de Peeters y Schuitten. Y es que Opal es telón y protagonista, es un puzzle de ciudades y una ciudad única. Es poesía y ciencia. Heroísmo y perfidia. El amor de los amores de la gente que la habitan. Sin duda, una ciudad que enamora.
Es una historia de experimentos narrativos que, aunque no siempre acertados plenamente, consiguen transmitir y profundizar en la historia a partir de esos caminos de riesgo. Un ejemplo podría ser ese vaivén temporal al que nos vemos sometidos durante la saga de Grand Guignol, en un «adelante y atrás» alrededor de los mismos hechos según diferentes puntos de vista.
Opal City, un lugar donde dejar volar la imaginación
Una historia hecha desde la implicación artística de todos los que en ella participan. Robinson, Goyer, Harris, Snejbjerg… dejan pedazos de sí mismos en cada página. Un Robinson más literario en la primera fase de la obra, más natural en la segunda. Un Harris que fue creciendo tanto como artista durante ese proyecto y fue tal la perfección a la quería llegar en cada página como digno tributo a su sosías, Jack Knight, que acabó dejando la obra al no poder estar a la altura de las circunstancias en una serie mensual. Un Snejbjerg que, como Harris, empezó siendo prometedor y acabo siendo un dibujante completo y soberbio del que se ha publicado demasiado poco desde el final de la serie.
Starman es, también y sobre todo, para ir acabando la reseña y siendo consciente de dejarme muchas cosas en el tintero, una historia de padres e hijos. Sobre como los primeros se proyectan en los segundos y sobre como los segundos traducen en su propia vida lo que de sus progenitores aprendieron. Es por eso una historia de linaje. En la que se vierten los desencuentros, los choques y las diferencias que puntean una relación que, finalmente, se descubre como repleta de afecto y admiración. Un afecto y admiración que cuestan de expresar, incluso de percibir, en un día a día que se nos lleva y nos impide cuidar aquello que más nos importa. Que cuestan de expresar, incluso de percibir, en el mar caprichoso e intempestivo de nuestro sentir interior.
Starman es a Robinson lo que Swamp Thing a Moore o The Sandman a Gaiman. Un 8’5 sobre 10, frente a las de Moore o Gaiman que se mueven por encima del nueve. Pero una de las mejores historias que ha dado el cómic en estos últimos años.
¿DE VERDAD?
Tras todo lo dicho, en un gesto que le es graciosamente propio, José Torralba me preguntó a través del chat de gmail:
– ¿Pero de verdad es tan buena?
En ese momento, yo no estaba ahí para responderle y cuando vi su pregunta él ya se había desconectado. Pensé entonces que, siendo Starman una serie de la que se lleva tantos años hablando… y siendo que esta reseña también tiene algunos años, aquella respuesta os la debía tanto a vosotros como a él.
Tal vez, si atendemos a lo que nos dijo Tony Harris en la entrevista donde le preguntamos por su marcha de la serie, mi respuesta podrá contextualizarse mejor:
«Dejé la serie cuando murió Archie Goodwin. Antes de su muerte, James (Robinson) y yo habíamos hablado de en qué dirección íbamos a llevar la serie, qué íbamos a hacer con ella… y no quiero decir que fuesen malas decisiones, pero no estaba de acuerdo con algunas de las ideas más importantes de James, como llevar a Jack al espacio y todo eso. Me parecía que era algo completamente distinto a lo que había sido nuestra serie. No estábamos de acuerdo. Y entonces Archie murió. Yo estaba muy unido a él, era como un padre para mí, es el responsable al 100% de mi éxito: esa serie, [Starman], fue la que me dio a conocer, de modo que su muerte hizo que me resultase muy, muy difícil seguir en ella. Además, las diferencias creativas entre James y yo se iban haciendo cada vez más grandes, de modo que pensé que era el momento apropiado de dejar la serie.
Mi último número es en el que Jack se despide de todo el mundo en Opal City para irse al espacio [Nota del Autor: Starman Vol.2 #45, publicado en Agosto de 1998], así que podría decirte que yo me fui a la par que Jack.»
La cosa cuadra… porque Starman empieza como una serie repleta de ideas prometedoras pero cierto exceso de modernidad y pose en la caracterización de personajes… para derivar luego en un relato donde la interacción de ese reparto coral se vuelve auténtica; las tramas se llenan de intensidad, emoción y sentimientos; y ese delicado equilibrio entre heroismo y humanidad que debe tener todo cómic de superhéroes que se precie… se borda.
Quede claro entonces que Starman no se mueve por los derroteros filosóficos de la Cosa del Pantano o de Sandman. Los ámbitos sobre los que trabaja son menos intelectivos, tal vez menos ambiciosos. Su esfuerzo, su prosa, su discurso, no se centra en las grandes referencias existenciales del hombre, a los que aporta una luz nueva… sino en el sentir común (pero auténtico) de los hombres y mujeres de a pie. Así consigue que sus protagonistas devengan plenamente reales para el léctor… a la par que deslumbradoramente carismáticos, sus conflictos… afectivamente relevantes, y su historia… tremendamente humana… emotivamente heroica… conformando un relato cerrado cuyo latido ha ido cobrando fuerza a cada número, tras conseguir, en sus últimos compases, por unos instantes, que en nuestro corazón ese latido haya sustituido al nuestro.
Vaya, vaya… ¡con qué protagonismo más inesperado me encuentro implicado en este artículo! El caso es que el domingo me encontraba yo dilucidando si comprar o no Starman. Había leído un buen puñado de números hacía tiempo y me habían dejado un tanto frío, la verdad: una historia superheroica muy bien llevada, con mucho «sentido de la maravilla» (el mismo que se perdió durante los ochenta y noventa), pero que se me presentaba demasiado añeja, algo desfasada, como también me pasa con el Astro City de Busiek y justo como no me pasa con la contemporaneidad del All Star Superman. Además recordaba las palabras de Harris (esa entrevista que enlazas es mía, aunque fuera David quien le trasladara las preguntas) y me preocupaba el hecho de qué podía salvar de la colección si sus primeros números no me apasionaron mientras que de los últimos renegaba hasta uno de sus autores. Así que googleé… Y con lo que me encontré fue con una serie de artículos con muchísimo hype, de gente que decía mucho «magistral» y mucho «soberbio» pero que parecía que hablaban de oídas. Nada extraño, por otra parte: cuando se publicó el pedir por Previews no estaba muy extendido (pese a lo que aquí cuenta Toni) e internet no estaba al alcance del gran público; y aunque efectivamente hay quien podría haber pedido los recopilatorios americanos en los que se basa la edición de Planeta, en ninguno de esos textos encontraba referencias a que efectivamente el autor los hubiera comprado.
Pero entre todas esas entradas, me encontré con esto. Starman. Toni Boix, alias «mi mentor». «Artículo publicado previamente en Zona Negativa». Así que me fui a nuestro archivo y allí la encontré. Entrada número 60 de esta web. Las imágenes habían volado en un cambio de servidor y la maquetación era horrorosa. El texto, en cambio, insultantemente bueno a pesar de los años. Decidí que aquello merecía ser rescatado, me tomé una media horita y lo maqueté en condiciones. Después le escribí a Toni. Y el resto ya lo ha explicado él.
Un abrazo, Toni. Que sepas que te haré caso. 😉
Tebeazo!
Clavazo!
En su día seguí a Starman en grapa por el Previews desde el número 29 hasta su conclusión, tras comprarme el primer tomo recopilatorio que lanzó Zinco. Me enamoré perdidamente de esa serie en aquel momento y ya que me faltaba algún número suelto, me he comprado el primer tomo de Planeta. Ha sido maravilloso reencontrarse con Opal City en todo su esplendor. Si bien es cierto que me sigue pareciendo totalmente inverosímil el cambio de actitud de Jack para continuar con el legado de su padre al comienzo, en el momento que pasas eso por alto y empiezas a disfrutar del resto de tramas que se van a desarrollar, es un grandísimo tebeo. No recomendable en mi opinión, sino casi diría obligatorio para todo el mundo. Imposible no enamorarte de Shade (con toda su pedantería incluida) sobre todo cuando avance más la serie. Alucinante también el cambió que ha experimentado Tony Harris desde aquellos días, no lo recordaba tan drástico. Por cierto, ¿soy el único al que leyendo esto le ha parecido que Brian K. Vaughan le debe muchísimo a este tebeo? No digo que lo plagie ni de lejos (me encanta su trabajo y sus ideas me parecen totalmente originales), pero de la caracterización de personajes me parece que sí ha tomado muy buena nota de este comic.
¿soy el único al que leyendo esto le ha parecido que Brian K. Vaughan le debe muchísimo a este tebeo?
¿A qué te refieres? ¿Hay algún momento concreto de algún trabajo de Brian que te recuerde a Starman? ¿Puedes indicarlo?
Magnífico artículo, pero no convengo con la puntuación.
Robinson es un guionista diferente a Gaiman y Moore, pero su obra merece un 10 tanto como las de los otros.
Estoy esperando ansiosamente la respuesta de maninga a la cuestión sobre nuestro apreciado Brian K. Vaughan.
Pregunta: ¿le hace justicia la edición de Planeta a Starman? Porque 40 euracos por el primer volumen son muchos euros…
Star-Lord patearía mil veces el trasero dulce de Starman, es un mejor personaje, extraño a «Ship» 🙁
Yo iba a preguntar lo mismito que static, ¿qué tal la edición de Planeta? Estuve ojeando el tomo un poco por encima el otro día y a primera vista tiene muy buena pinta… y desde luego el tebeo merece los 38 €urazos…
Toni, muy bueno el artículo. Que conste que ya lo leí en su momento (ains, qué viejo me siento a veces…)
Y José… ¿al final te has decidido a comparar el tomo o no? ^__^
Pues creo que sí, que me arriesgaré con el tema. Me esperaré al segundo volumen, eso sí, porque los de éste me los he leído ya todos. Si el segundo me gusta, compraré el primero. Si no me hace tilín, ya lo regalaré o algo.
«Más por delante que a la par de Gotham, Bette Noire, Terminal City o cualquiera de las creaciones de Peeters y Schuitten»
Menudo calentón, no???
Star-Lord patearía mil veces el trasero dulce de Starman, es un mejor personaje, extraño a “Ship
Y que bien lo dibujaban Byrne y Austin.
Cierto, Maninga, el cambio de Harris también me ha resultado más acusado de lo que recordaba.
José, creo que Starman tiene mucha más entidad que Astro City, por si te sirve de consuelo… y gracias por todo!
Pedro Angosto, la verdad es que a Moore y Gaiman tampoco les he puesto un diez y llevas razón en eso de que son guionistas de tono distinto a Robinson. A mí, personalmente, me gusta tanto Starman como Sandman y Swamp Thing. Pero entiendo que como discurre por derroteros más cotidianos o más mainstream, a algunas personas les puede parecer más convencional que el trabajo de los otros dos ingleses.
Blade Runner y Static, justo hoy me he hecho con la edición de Planeta y, de entrada, por empaque y textos de apoyo, me ha parecido muy digna. Lo que todavía no sé es cómo estará a nivel de traducción, porque bien es cierto que en el original hay muchos juegos de palabras.
TigreHobbes, de Opal City te enamoras… de las ciudades de Schuitten no… por buenas que sean algunas de sus historias (mi favorita siempre será La fiebre de Urbicanda)
Franz, Star-lord y este Starman poco tienen que ver… y me resulta mucho más interesante la obra de Robinson… aunque ese Star-lord de Byrne, Austin o Sienkiewicz tenía muchísimo encanto, lo confieso.
>como discurre por derroteros más cotidianos
Joder, qué más quisiera yo que los derroteros de Starman fuesen cotidianos. Yo no he vuelto a leer nada así….
Si se mueve más en el mainstream que Sandman o Swamp Thing eso es mérito de Robinson, que en lugar de escribir para minorías o élites sabe hacer a sus personajes más atractivos para el lector medio sin perder calidad.
todo correcto, pero discrepo en lo de que Astro City está desfasada. Para mí sigue siendo un muy buen cómic y muy agradable para todos los amantes de los superhérores ( me refiero a los cómics, no a ellos, quieroo decir… bueno, pues eso)
Joder, yo también recuerdo esta reseña de la primera vez que Toni la posteo…
José, si te sirve de algo, yo también me uno a la recomendación al respecto de Starman (y no he leido toda la serie, solo hasta el tercer TPB americano). Aunque eso si, yo de momento espero al menos al segundo tomo antes de comprar nada.
Una delicia. Lo peor con diferencia es que se acaba. Eso es incluso peor que el precio, que por ota parte no es tan criminal si sigue saliendo cada dos meses y da tiempo a juntar las cucas poco a poco
>> Si se mueve más en el mainstream que Sandman o Swamp Thing eso es mérito de Robinson, que en lugar de escribir para minorías o élites sabe hacer a sus personajes más atractivos para el lector medio sin perder calidad.
Eso es demagogia y de la mala, Pedro. Primero, porque un tebeo bueno es bueno independientemente de a quien vaya dirigido… sólo tiene que ser fiel a sí mismo y hacer bien lo que se propone hacer. Segundo, porque Starman si acaso lo que hace es tener más lazos a nivel de continuidad con el UDC vocacionalmente, sin que eso suponga en sí mismo más o menos mérito. Tercero, porque la maravilla de historias como The Sandman o La cosa del pantano radica en que no discriminan a sus lectores, sino que están construidas de forma que a mayor bagaje cultural más riqueza aportan al lector (esa sensación de que cada vez que lo lees descubres cosas que antes no veías… sencillamente porque uno ha cambiado y ahora es capaz de verlas). Y, cuarto, porque no se sostiene por números: una serie como The Sandman, no estrictamente superheroica, que se movía en la época en el terreno de las decenas de miles de ejemplares vendidos por número, que ha conocido multitud de reediciones en multitud de formatos tanto en el mercado americano como en el español aguantando como una campeona, y que en su mejor época llegaba a vender dos millones de ejemplares al año.. una serie así, en fin, no creo que pueda considerarse minoritaria bajo ningún concepto, la verdad.
Perdón,vuelvo a pedir que no se entienda mal, que no acuso Vaughan de tomar cosas prestadas, sino más bien me da que este tebeo sí le ha influenciado en su trabajo de verdad (de hecho creo haber leído en Ex Machina que era seguidor del cómic en cuestión). A lo que me refiero es a que si me leo estos tebeos hoy y me preguntan que adivine quién los ha escrito sin mirar los créditos, casi seguro que Vaughan es el primer nombre que me viene a la cabeza (desde luego, mucho antes que Robinson, que desgraciadamente ya no es ni una sombra del que era cuando escribía estas joyas). No sé, la forma de estructurar arcos, los giros argumentales, la interacción de personajes, los diálogos, el estilo de los guiones me han recordado muchísimo a los de Vaughan, nada más. Por cierto, ayer me terminé el tomo y de verdad a todo el que duda dejarse la pasta o no, mi más encarecida (nunca mejor dicho) recomendación de que se lo pillen (también por puro egoísmo, ya que me la quiero pillar entera y no quiero que Planeta la corte a la mitad por bajas ventas).
HAY 4 SERIES DC QUE SON OBRAS DE ARTES, POR LA CAPACIDAD DE LOS AUTORES DE MANTENER AL LECTOR ENGANCHADO A UNA SERIE MENSUAL SIN BAJAR LA CALIDAD:
1 – STARMA
2 – THE QUESTION
3 – TARZAN DE JOE KUBERT
4 – THE FLASH DE MARK WAID
En THE QUESTION Y FLASH DE WAID totalmente de acuerdo,de STARMAN me estoy poniendo al dia,del TARZAN de KUBERT vi poco. pero siendo KUBERT esta todo dicho.
Yo no se si «LA CACERIA DE TITANES» era una obra de arte pero recuerdo que sus autores MARV WOLFMAN & TOM GRUMMETT me tenian de guardia todos los meses que duro la saga (yo la lei en version ZINCO) en la puerta del kiosko.
¡vamos que me engancharon mesualmente sin bajar la calidad!
Pues la verdad es que no sabía casi ni que existía este personaje, y me han dado unas ganas terribles de pillarme el tebeo. Me pasó lo mismo con Sandman (apenas conocía nada del tebeo americano hasta hace un par de años) y me animé a pillarme la nueva edición de planeta y acerté hasta límites insospechados. La verdad es que es la hostia dejarse llevar por los comentarios vertidos en ZN y por los artículos, sobre todo en lo que respecta a tebeos que no se conoce en absoluto.
Cuando lo haya leído os comento si me habéis ganado un poquito más.
A ver chicos. La cuestión que ya he planteado en otras ocasiones. En tu reseña, Toni, hablas de multitud de referencias, de apariciones y menciones de un montón de personajes del UDC que a mí no me suenan absolutamente de nada. Así que pregunto: ¿Se entera uno de la historia sin tener ni repajolera idea de Elongates man, Solomon Grundy, Scalphunters y demás gente que mencionas? Es que los 38 euracos hay que pensarse muy mucho si se gastan, que son muchos euros sin tener ni idea del tema.
Me atrae la serie tanto por el dibujante, que yo he descubierto en Ex-Machina (aunque al final creo que ha flojeado bastante) y por las referencias que haces a una gran ciudad, Opal City. Personalmente, me gustó mucho Terminal City y me siento muy atraído por la arquitectura, por los mundos de acero y hormigón que son capaces de crear los artistas.
Y en cuanto a que Sandman tiene también muchas referencias, en mi caso no me impidieron leer y disfrutar la serie. Quizá si tuviera más bagaje del UDC le hubiera sacado más jugo; no lo sé. Con el Swamp Thing de Moore no he podido. Por más que lo he empezado, no ha habido manera de seguir.
Saludos a todos.
Yo creo que aunque no tengas ni idea del UDC disfrutas de Starman.Como Sandman, si sabes quien es Lyta Hall pues estupendo, pero si no lo sabes tampoco pasa nada.Yo no tengo ni idea del universo DC pre-crisis y disfruto igual.Sobre los 38 euros, para mi el precio «normal» son 2 euros por número americano, que es lo que vale la grapa. Este trae 17 tebeos que son 34 euros. Son 4 euros más, pero trae tapa dura, todas las portadas y artículos de Robinson explicando la serie. Es un precio «alto» pero no «caro».El riesgo es que salga entera, ese sí.
Hola chic@S, llego un poko tarde… pero también tenía ke decirlo.
Peazo de comic!!!
Después de muchas joyas, me lo encontré por casualidad.
Y a medida que iba leyendo me fue enganchando.
Era de los «tontitos», pero eso es lo que iba uno diciendo de Sandman, Swampy….
ME GUSTA!!!