A lo largo de la vida de un superhéroe a veces ocurre que, por motivos de cierta trascendencia, éste decide cambiar de identidad y enfrentarse a las injusticias del mundo bajo otro nombre código y otro disfraz. Los motivos pueden ser diferentes; desde un acontecimiento que ha cambiado la forma de pensar y actuar del protagonista, un suceso que le ha afectado personal y profundamente o porque las necesidades o circunstancias del momento requerían de una figura específica. Así, podemos encontrar ejemplos como el de el Escarabajo/Mach IV para el primer caso, donde Abner Jenkins pasó de villano a héroe a raíz de los acontecimientos de Onslaught. Henry Pym sería un ejemplo del segundo tipo para su identidad de la Avispa, que fue adoptada tras la muerte de su ex mujer y vengadora Janet Van Dyne, aunque Pym y todas sus identidades podrían ser objeto de estudio en un sólo artículo. Y para el último caso, podemos mencionar a Clint Barton, que abandonó su identidad de Ojo de Halcón y tomó la de Goliat cuando las necesidades de los Vengadores requerían de más músculo que de precisión para hacer frente a la amenaza de la guerra Kree-Skrull. En definitiva, el cambio de disfraz a veces supone también un cambio de actitud y a veces sólo un cambio físico. Sin embargo, el caso de Steve Rogers es muy particular. Aunque su identidad como Capitán América es la más célebre y es uno de los mayores iconos de Marvel, no podemos olvidar que el famoso soldado ha pasado por otras identidades con sus diversos motivos.
El Capitán América es un personaje que refleja en buena medida el sentir del pueblo americano con respecto a la política de su país. Para empezar, recordemos que sus orígenes están relacionados con la II Guerra Mundial y el papel que jugó los EEUU en este conflicto, convirtiéndose el Capitán América en todo un símbolo de la nueva potencia mundial al rescate de la vieja Europa (La mítica portada del Capi golpeando a Hitler). El pueblo americano y el gobierno eran uno. Derrotados los nazis y los japoneses, el nuevo enemigo del estado y del estilo de vida norteamericano fue el comunismo y los países alineados con esta ideología, nacía la Guerra Fría. Aunque hasta a comienzos de los 60 no tuvo lugar el resurgir de los superhéroes, lo que ocurría en la vida real era trasladado al cómic Marvel y los nazis fueron sustituidos por comunistas. Una vez más, el Capitán América luchaba contra aquellos que amenazaban la vida de sus conciudadanos. En este caso no siempre el enemigo era visible, sino que se infiltraba entre los conocidos, como ocurrió en Tales of Suspense #82 con el Adaptoide de IMA que se infiltraba en los Vengadores haciéndose pasar por el propio Capitán América. Así fue hasta los años 70.
En 1964, EEUU se embarcaba en un nuevo conflicto bélico. Esta vez se trataba de Vietnam, una disputa que heredó de Francia y que se convirtió en propia. Lo que algunos auguraron como un paseo militar por la jungla asiática se convirtió en una pesadilla interminable, hecho que provocó que algunos ciudadanos norteamericanos empezaran a dudar de las decisiones de su gobierno. Es más, a medida que pasaban los años el conflicto se recrudecía y el hecho de que fuera la primera guerra televisada hizo que muchos más rechazaran aquella guerra que no iba a ninguna parte. Por primera vez un amplio sector de la población americana estaba totalmente en contra de lo que sus políticos hacían. Finalmente la Guerra del Vietnam terminó con cierta deshonra en 1975, pero no sin que antes aumentaran los niveles de crispación en los EEUU debido al escandaloso caso de corrupción política Watergate. Por primera vez en la historia un suceso como este hizo que un presidente americano, Richard Nixon, dimitiera del cargo. Si a esto añadimos que la década de los 70 también fue una época de crisis económica, la población no sólo no apoyaba al gobierno sino que desconfiaba de él. Si los políticos se espiaban los unos a los otros ¿Qué podrían hacer con el resto de los ciudadanos?
La trama del Imperio Secreto en Capitán América (Captain America #163 al #175) refleja en buena medida esta desconfianza y corrupción política, un caso paralelo al del Watergate en el que se intentaba desprestigiar la figura del Capi. Tras investigarlo, Steve Rogers descubría, para su pesar y asombro, que quien lideraba el Imperio Secreto era un alto mandatario político (al que llamaban Número Uno) que en un intento de expiar sus culpas se suicida ante el Capitán América. Este suceso afectó profundamente a Steve Rogers y en un acto sin precedentes decidió abandonar su uniforme e identidad de Capitán América para dedicarse a hacer justicia pero sin patria alguna con el nombre de Nómada. Aunque este cambió duró ocho números, supuso un punto de inflección en el personaje. El Capitán América era un defensor del Sueño Americano, no un seguidista incondicional de la política gubernamental de turno.
El siguiente cambio de actitud de Steve Rogers lo vimos años más tarde, en la década de los 80. En aquellos años el comunismo ya no era la misma amenaza que en décadas anteriores y la sociedad occidental se recuperaba lentamente de la crisis de los 70. Lo que no desaparecía era la sensación de que el gobierno parecía ser más un problema que una solución a pesar de los esfuerzos por parte de la administración Reagan por mejorar la situación. Además, los escándalos políticos como el de Iran-Contra (la subvención ilegal de ciertos conflictos armados) tampoco ayudaron a recuperar la confianza. Así se reflejó también en la serie del Capitán América, cuando éste descubre una vez más, un caso de corrupción política y militar. Todo lo desató la Comisión de Actividades Superhumanas, que tras abonarle a Rogers las pagas atrasadas desde el fin de la II Guerra Mundial, intentaron sobornarlo para que trabajase para el gobierno. Esto unido al incidente de Nuke en Nueva York donde también hubo militares implicados (Daredevil 231-233, la etapa del Born Again) hicieron que Steve Rogers, hastiado de las figuras de influencia que le rodeaban y su manera de actuar, decidiera llamarse simplemente el Capitán y vistiese de negro durante un tiempo.
Han tenido que pasar 23 años para que Steve Rogers ceda su clásico uniforme para ceñirse el de Superpatriota. Como ya todos bien sabemos, tras la muerte del Capitán América en las postrimerías de Civil War, fue su antiguo acompañante de aventuras, Bucky Barnes, el que retomara el escudo. No obstante, el regreso de Rogers entre los vivos meses después no supuso el retorno del Capitán América original. Según Steve, Bucky era el Capitán perfecto para esta época. Sin embargo, con SHIELD y HAMMER desmanteladas y Nick Furia enfrascado en sus propias guerras, alguien tenía que asumir el mando. Ya lo decía el presidente norteamericano en el último número de Asedio “Ya hemos visto el mundo según Nick Furia, el mundo según Tony Stark y, dios santo, también según Norman Osborn. Steve Rogers, Capitán… le pido que responda a la llamada”. Y Steve respondió, pero bajo una condición “Quiero hacerlo a mi manera”. Y así ha sido, dos grupos oficiales de Vengadores y un tercero de operaciones secretas. Por lo pronto no sabemos nada de una nueva SHIELD, lo que lleva a pensar que Rogers prefiere grupos de personas reducidos pero de confianza.
STEVE ROGERS SUPERSOLDADO
Steve Rogers tiene un nuevo status. Ahora es el superpolicía mundial ocupando el lugar que antes gozaron o sufrieron personalidades como Nick Furia y Tony Stark. Sus planes más inmediatos los hemos tratado ya en un artículo sobre los Vengadores Secretos y que se resume principalmente en actuar como medida preventiva ante amenazas ocultas.
En esta miniserie de cuatro números vemos una aventura en solitario de Steve Rogers donde investiga la repentina aparición de alguien que le trae muchos recuerdos: Jacob Erskine, el nieto del científico que creara el suero de Supersoldado. Y lo peor de todo es que de alguna manera u otra ha logrado recuperar la fórmula milagrosa. Es entonces cuando, al más puro estilo Misión Imposible (infiltración en edificios y fiestas, huidas espectaculares, etc.), Rogers intenta averiguar cuáles son los oscuros propósitos de Erskine. En su investigación se encontrará con viejos conocidos, tanto amigos como enemigos, que lo llevarán sin que él lo sepa a una intriga aún más enrevesada que guarda relación directa con todo lo que se está contando en Vengadores Secretos.
La trama en sí parte de una premisa que es tan vieja como el propio Capitán América y por tanto no es muy original ¿Qué pasaría si el suero de Supersoldado cayera en otras manos? Para Rogers parece evidente que un poder como ese no puede recaer en aquel que ofrezca más dinero, sino que debe ser usado con responsabilidad. Esto me hace recordar los famosos maletines de plutonio enriquecido provenientes de las antiguas repúblicas soviéticas que supuestamente han cambiado de mano por unos cuantos millones de dólares ¿Sabemos dónde está el peligro realmente? es más ¿Quién tiene derecho a regir quien debe poseer armas tan peligrosas y quien no? En el cómic, al menos Steve Rogers no quiere ni plantearse la pregunta, cualquier negocio con el suero de Supersoldado es todo un riesgo mundial.
Ed Brubaker nos cuenta una aventura entretenida con el tono de espías que él sólo le sabe dar pero que tampoco entusiasma como para catalogarla como una obra a considerar. Sólo si eres lector de los Vengadores Secretos verás algunas referencias a este título y un final de historia que, como ya he dicho antes, empata con toda la trama que Brubaker está desarrollando en la serie vengadora y que añade más intriga para todo lo que está preparando el guionista en su recta final en el título. No obstante, hay otros dos aspectos que suman a la hora de aconsejar la lectura de este tomo. Por un lado el dibujo del veterano Dale Eaglesham, que no defrauda (ese Steve Rogers de rodillas como si fuera un Terminator tras el viaje temporal me ha encantado). Y por otro lado la historia corta del final, Post Mortem, donde el Supersoldado acude al entierro del único soldado muerto en el asedio a Asgard y le rinde homenaje. Guionizado por Greg Rucka y dibujado por Michael Lark y Stefano Gaudiano, este relato refleja a mi parecer el espíritu de un héroe como Steve Rogers.
¿Qué supone hoy en día el Supersoldado? El paso del tiempo situará el comportamiento actual de Steve Rogers en relación al mundo en el que vivimos hoy en día. Por lo pronto todo apunta a que su nueva jurisdicción amplía horizontes, El Capitán América/Bucky ya se encarga de lo que él hacía antes. Ahora, el Supersoldado, con esa denotación militar que conlleva su nuevo nombre, debe atender aquellas amenazas que preocuparán en el día de mañana ¿Estamos ante un Capitán América globalizado? ¿un gendarme internacional al igual que como ha sido catalogado su propio país?
SEa como Supersoldado, o Capitán a secas o Cap América, Steve Rogers es uno de los iconos de Marvel más representativos…..
Nunca me extraño que Steve liderara el bando antiregistro en Civil War, precisamente por las cosas que señalas en tu articulo.
El Capitan America es el mejor superheroe de la historia de los comics!!!!
Comprendo que se haya estrenado la película y tal, pero yo creo que bucky como capitán américa y steve como super soldado era un buen estatus, lógico e interesante, del que se podrían haber escrito muy buenas historias (véase toda la etapa de brubaker en Capitán América). Lástima que haya durado tan poco.
El tomo de «Supersoldado» esta my entretenido y poco mas…cuantas veces le han quitado ya el suero a Rogers?..para volver a ciclarse unos episodios depsues, el tema no es manido ..si no lo siguiente…y si no me falla la memoria en alguna saga muy anterior a Bru hasta el mismo personaje robotico aparecia en algo similar…
El dibujo de Eglesham cumplidor y poco mas…es un tipo que no narra mal, pero muy esatico y amanerado en sus caras y ciertas poses…
Un tomo que me ha gustado muchísimo. Una historia mezcla de Bond/Bourne muy entretenida. Eaglesham me encanta, tan luminoso y definido como siempre. Y la última historia de Rucka me ha sorprendido muy gratamente y me ha llenado mucho. Recomiendo este tomo sin dudarlo.
Muchos criticaron a ROB! cuando le puso tetas al Capi en Heroes Reborn, pero no olvidemos que fue el propio Steve Rogers el que empezo a enseñar canalillo cuando se visito de Nomada
El tomo es correcto… y poco más. Brubaker con el piloto automático puesto, contando en 4 números lo que podría contarse perfectamente en 2, como mucho. No es malo, pero para esto mejor nos hubiéramos quedado con Capitán América y Vengadores Secretos. No hacía falta añadir una miniserie más al subuniverso Bru.