La condena de vivir para siempre
Siempre hemos fantaseado con no morir. Desde tiempos inmemoriales hemos buscado en la magia y en la ciencia cómo robarle más y más días al calendario, cómo postergar el momento de tener que pagar al barquero o incluso no conocerlo nunca y encontrar el secreto de la vida eterna. Y cierto es que el instinto nos lo pide. Nuestro tiempo es corto y todo lo que podemos hacer con él es tanto que una vida se queda muy corta. ¿Pero qué sería de la vida sin su final? Como se suele decir, la luz no tiene sentido sin la existencia de la oscuridad, así que ¿a qué sabe la vida cuando no puedes perderla?
Vivir. Eso es lo que hacen pase lo que pase en el recóndito pueblo de Stillwater, el nuevo estreno de Chip Zdarsky y Ramón K. Pérez. La adquisición de los derechos de Skybound por parte de ECC fue sin duda uno de los movimientos más gordos que hemos tenido últimamente, y durante los últimos meses ya hemos podido ver los primeros frutos de esa nueva etapa con los trabajos más poderosos de su fundador y reclamo Robert Kirkman, esto es, con una nueva edición de Los Muertos Vivientes, el cierre de Invencible y el inicio de una reedición propia y el estreno de la prometedora El poder del fuego. Pero como ya os contamos en nuestro especial, Skybound no es solo Kirkman, y son muchas las obras de otros autores que ECC ha pasado a tener en su cartera. Aún no sabemos con cuáles se atreverá a aventurarse, pero había algo sobre lo que no nos cabía ninguna duda: Stillwater era una apuesta segura.
Estrenada el pasado mes de septiembre de 2020, Stillwater ha sido el último trabajo independiente ejecutado por Chip Zdarsky y Ramón K. Pérez, dos autores con nombres resplandecientes en el panorama comiquero. Hablar de Zdarsky es sinónimo de hablar de una de las estrellas más rutilantes de la plana marvelita: el que empezara ubicándose como el bromista y bufón que nos hacía reír (y mucho) con sus historias de Howard el Pato poco a poco se ha ido labrando una presencia gigantesca en la Casa de las Ideas hasta convertirse en el guionista principal de Daredevil, una etapa junto a Marco Checchetto que se ha coronado como una de las mejores, si no la mejor, publicación de la Marvel actual. Junto a su trabajo creator-owned como co-creador de la maravillosa Sex Criminals y otras obras independientes como The White Trees o Afterlift, el canadiense se ha convertido en una de las grandes figuras de la industria logrando acumular tres nominaciones seguidas a Mejor guionista en los premios Eisner. Quién sabe si este año será en el que se haga con el galardón.
En el otro lado del ring no tenemos menos, y se da la casualidad de que también es talento con base en Canadá. Ramón K. Pérez carga en sus espaldas una dilatada carrera como artista al frente de numerosas series, tales como Ojo de Halcón o Marvel Two-in-One (precisamente junto a Zdarsky) o distintos trabajos dentro de Archie Comics. Aunque sin duda, su gran obra es la adaptación de Cuento de Arena de Jim Henson, que le granjeó una lista interminable de galardones, entre ellos tres Eisner. Con Stillwater, la pareja creativa repite para sumergirse en una obra propia encuadrada dentro del terror con la que, desde luego, han dado la campanada: además del éxito de ventas, la obra se ha hecho con una nominación a Mejor serie nueva, lo que sumado a la nominación de Zdarsky como Mejor guionista y una a Mejor portadista para Pérez lo convierten en una de las obras del año. ¿Pero de qué trata Stillwater?
Tras recibir una extraña citación sobre una herencia, el joven Daniel acude junto a un amigo a un recóndito y desconocido pueblo llamado Stillwater, pero lo que allí encuentra se parece más a una pesadilla: en Stillwater nadie muere. Las heridas sanan, las enfermedades no se temen y el cuerpo no envejece, un aparente paraíso que tiene atrapados a sus habitantes, obligados por el líder de su comunidad y su policía a permanecer incomunicados del resto del mundo ante el miedo a ser diseccionados y analizados al descubrirse las milagrosas propiedades de su ciudad. Pero la vida sin libertad se parece demasiado a la muerte, y puede que la llegada de Daniel desestabilice la endeble calma del pueblo.
Stillwater es otra reafirmación más de Chip Zdarsky como narrador. El guionista de Daredevil está en un estado de gracia fantástico, y con esta serie certifica una vez más que es tan capaz de jugar con los juguetes de otro como de levantar una historia original de cero llena de calidad. No es que sus anteriores trabajos no lo demostraran ya (ahí tenemos su premiada Afterlift o la interesante The White Trees con Kris Anka), pero en Stillwater uno siente que está ante un trabajo más grande, uno con sabor a futuro clásico. El autor pone en pie en este primer tomo las bases de su premisa y un elenco trabajado pero sutil. No tenemos al típico personaje destacable robaescenas, y es posible que ni siquiera nos caiga muy bien su protagonista, pero Zdarsky sabe lo que hace. El guionista construye un reparto equilibrado y creíble, siempre dentro de una aparente normalidad y aspecto rutinario, pero enhebrando los distintos puntos de su personalidad poco a poco con sus ricas interacciones. Zdarsky decide tomarse con calma su historia, y aunque suceden cosas bastante determinantes en el presente tomo, queda claro que el canadiense aún tiene mucho que contarnos sobre cada uno de los habitantes de Stillwater.
Resulta muy destacable también la flexibilidad que sigue demostrando el guionista para adaptarse a distintos registros. Lejos queda ya el Chip de los chistes: el autor de Daredevil ha dejado bien claro que puede contar cualquier tipo de historia, y su incursión en el terror resulta notable. Stillwater juega con los clásicos códigos del relato inquietante que transcurre en la América rural, con un protagonista atrapado e incapaz de escapar. Es además un terror sutil, lejos del slasher o del horror, sino que más al estilo de obras como Los Muertos Vivientes utiliza la premisa sobrenatural del argumento como base para explorar el lado más oscuro de las personas. El secreto detrás de lo que sucede en Stillwater tendrá que revelarse, pero no es lo que despertará más nuestro interés. Lo que querremos ver es cómo el guionista puede retorcer una premisa aparentemente deseable como no poder morir, y ver cómo evoluciona esa comunidad aislada e inmortal, gobernada por un autoerigido líder que termina encontrándose demasiado cómodo en su posición de poder superior.
Artísticamente nos encontramos con un trabajo muy solvente por parte de Ramón K. Pérez. El dibujante canadiense hace suya la historia y realiza unas páginas con una narrativa fluida e inteligente y una caracterización de personajes excelente que jamás nos permiten perdernos a lo largo de la historia. Su trazo no goza de un gran nivel de detalle, pero su factura es impecable. Asimismo, resulta muy destacable también el trabajo que realiza Mike Spicer con el color. El colorista recurre a una paleta de tonos claros que consiguen crear un interesante contraste entre el aspecto luminoso de la obra y la oscuridad que encierra su trama. Esta apariencia se acentúa gracias al recurrente aclarado que hace Spicer del entintado, apagando los negros del trazo de Pérez y dándole a una gran parte de las páginas cierto aspecto de desgaste, que junto a esa paleta clara funciona a la perfección como reflejo de Stillwater: un pueblo lleno de vida, pero una vida que está erosionada.
Stillwater es uno de los grandes caramelos de la nueva andadura de ECC publicando Skybound. La nueva serie de Zdarsky y Pérez prometía mucho solo con su anuncio, y por el momento podemos decir que el inquietante viaje merece la pena. Seguiremos visitando el pueblo de Stillwater, con la esperanza de esquivar a la Parca un día más.
Lo mejor
• Los autores logran un gran trabajo de terror sutil, buscando inquietar más que asustar.
• La premisa y el final del tomo nos dejan con ganas de mucho más.
Lo peor
• Tiene un desarrollo pausado que podría resultar monótono si esperas una obra más rápida.
Guion - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.5
Siniestra
Nada muere, excepto nuestro interés. Chip Zdarsky y Ramón K. Pérez realizan un excelente trabajo con el primer tomo de esta inquietante obra de terror.