La degradación del héroe
«Intento librar una guerra. Una guerra que se perdió mientras yo no estaba»
Las series limitadas son el hogar de Tom King, el camino correcto a la hora de plasmar ideas e inquietudes. Lo vimos en su obra maestra, Mister Milagro, y también en Sheriff de Babilonia o en la actual Rorschach. Tiene, además, el poder suficiente en la editorial como para contar la historia que desea contar (con limitaciones, por supuesto) y suele estar acompañado por los mejores artistas del mercado. En esta ocasión, le vemos en compañía de dos dibujantes distintos entre sí, pero complementarios en lo que respecta a los intereses y motivos de la miniserie, Evan Doc Shaner y Mitch Gerads. Habiendo presentado el conflicto, con dudas cada vez más crecientes en torno a la veracidad del relato del protagonista, la serie alcanzaba el nudo en plena salud creativa.
Lo principal que nos deja el primero de los cuatro números a reseñar es la anticipación por la llegada de los pikktos. Es interesante la perspectiva tomada en el guion, dando una primera aproximación tibia, casi ridícula, del pueblo invasor. Todo ello reflejado desde una óptica actual, rebajando el tono a través de la televisión y debates en la alta política. Solo unos pocos parecen tomarse en serio la amenaza. Tom King elabora una crítica profunda a las raíces del miedo americano, al modo en el que este ha cambiado desde la caída de la URSS (el último enemigo) y cómo apenas nadie se ve turbado por una pretendida invasión, aunque esta sea alienígena. EEUU es el rey del mundo y todo dice estar controlado. Todo esto acompasado por escenas en retrospectiva, tal y como sucediera en el resto de entregas, de nuevo sin un texto que las defina temporalmente o que las ubique en la historia.
Para el siguiente, el tono es distinto. Continúa la guerra del pasado, por supuesto, en un soberbio trabajo de Doc Shaner. Es una exploración de los mundos desconocidos, dándole personalidad a través del dibujo y color a un terreno en apariencia yermo y sin posibilidades. El número se centra, en segundo lugar, en una conversación entre Alanna y Mr. Terrific. El guion permite exhibir las principales facultades creativas del escritor de Batman, fundamentalmente en lo que respecta a los diálogos. A veces ambiguos, a veces evidentes, pero siempre llamativos y con un peso en la historia. Por su parte, Mitch Gerads realiza un trabajo más íntimo, reducido en acción pero fecundo en cuanto a detalles y aportaciones. Su Alanna, una combinación de dos personas reales, Olivia Munn y Kerry Washington, se come el relato con una presencia única, distinta, con un punto enigmático en el rostro que encaja a la perfección con la indefinición de su papel en lo que se cuenta.
El cuestionamiento a Adam se agiganta en los siguientes números. Se introduce como personaje casi principal a Batman, apagando los fuegos de la guerra en ciernes, con un ojo puesto siempre en el héroe de dos mundos. La escena en retrospectiva del capítulo 7 resulta fundamental a la hora de crear una idea propia acerca de lo que vendrá. El trabajo de los dibujantes vuelve a ser notable. Cada uno en dos escenarios distintos, uno de guerra y el otro más reflexivo. Situación que se ha ido repitiendo en la totalidad de números.
Evan Shaner vuelve a un ambiente relajado en apariencia, con Adam encerrado y a punto de iniciar un viaje definitivo en su camino como héroe. Las expresiones faciales y cómo estas van cambiando a lo largo del mismo resultan cautivadoras, con un punto de horror llamativo. Mitch Gerads, por su parte, vuelve a sobresalir en los momentos íntimos, en esta ocasión del propio Adam con su mujer.
Para la octava entrega, las piezas ya se han dispuesto en su práctica totalidad en el tablero por parte del autor. El modo de desarrollar la historia no dista del que ha utilizado en el pasado, paulatinamente y con preferencia por el diálogo como medio para descubrir elementos al lector. Es un trabajo potente, no exento de cierta crítica. En ocasiones, esta momentánea indefinición hace que se pierda el argumento, presentando escenas menos acertadas que lastran el ritmo.
Hace meses reseñábamos los cuatro primeros números de la serie. Las virtudes, en general, continúan siendo las mismas. Un notable apartado gráfico, acorde a la entidad de los artistas involucrados, así como un guion que, no ajeno a cierta irregularidad momentánea, por las propias dimensiones de la grapa (superior a la normal, 32 páginas) y la dificultad manifiesta en toda historia que requiera unir dos líneas temporales, se mantiene en tono y forma, con momentos de brillantez absoluta.
Lo mejor
• El soberbio trabajo de Mitch Gerads y Evan Shaner.
• El modo cautivador de acercarse a la psicología del héroe.
Lo peor
• Cierta falta de ritmo.
INQUIETANTE
Guion - 8
Dibujo - 9
Interés - 8
8.3
La miniserie continúa, a la espera de la revelación final, con pequeñas pistas que marcan un camino inquietante y rompedor.
Como la llevo al día y ahora es bimestral no recuerdo en qué número aparecía, pero hay una página con uno de los momentos más graciosos que recuerdo de Batman (con Mr Terrific).
A mí también me sigue gustando mucho la serie, a ver cómo termina.
Un saludo.
Hola, supermanumolina. Recuerdo la viñeta, en general me gustan el Batman y Mr Terrific de King en esta serie. La galería de secundarios es uno de los pilares de la colección. Veremos que tal termina, con el 9 ya se inicia un camino interesante para ello. Un saludo!
El dibujo es soberbio, y la historia, en tomo, seguro que gana aún más. Al haber tanto tiempo entre los números creo que me hace perderme algo, aún así sigue interesante.