Sugarvirus

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Edición original: Sugarvirus (Atomeka Press, 1993).
Guión: Warren Ellis.
Dibujo: Martin Chaplin.
Entintado: Garry Marshall.
Color: B/N.
Formato: grapa 52 págs.
Precio: $3’95.

 

Quedan por ahí bastantes tebeos escritos por Warren Ellis sin publicar en España, mayormente su producción más disparatada y extrema, en sellos independientes que respetan los derechos de autor a cambio de maneras casi underground de producción, lo que incluye el sobrio blanco y negro y un dibujo amateur. Yo mismo he dado varios ejemplos otras veces: Crécy, Scars, City of Silence, The Sussex Vampire, etc. Sugarvirus, editada en 1993 por Atomeka Press (sello de Thundra Publishing), es una de las más desconocidas y estimulantes… al menos para quien disfrute de las vueltas de tuerca (otra más) sobre el mito del vampiro.

Cindy Ruin, una vampira centenaria, regresa a las calles de Berlín donde renació como no muerta para investigar una serie de espeluznantes ataques contra su especie. Las agresiones, particularmente sádicas, hacen sospechar que el autor conoce bien la naturaleza sobrenatural de sus víctimas”.

Sugarvirus, como otros trabajos de su autor, sobre todo en los inicios de su interesantísima trayectoria, gira alrededor de una idea brillante y cruel que se lanza al lector como un dardo, por sorpresa. A menudo olvidaremos el resto del tebeo, mas no esta premisa impactante. Ellis parece satisfecho con su atrevimiento y pierde en seguida el interés por el desarrollo dramático y la caracterización. La trama desgrana una situación única, revestida de vago misterio por los trucos del policial, mientras que los personajes resultan variaciones más o menos inspiradas de John Constantine (Hellblazer) o Jenny Sparks (Stormwatch, The Authority) deambulando por esquinas sórdidas; en esta ocasión, las calles de un Berlín indeterminado entre el siglo XIX del recuerdo, apuntalado por las farolas de gas, y las postrimerías del siglo XX de la intriga contemporánea, con televisores, luz eléctrica, etc. En atención al tema, Ellis introduce cada secuencia con una llamada que recuerda a la entrada de un diario, homenajeando la construcción epistolar del Drácula de Bram Stoker. Como en sus obras ciberpunk, el escritor crea modismos en el lenguaje que reflejen, en este caso, una cultura centenaria alejada de la luz diurna. Una reflexión superficial sobre la enajenación del arte opera de contrapunto a la psicopatía convencional que se adivina pronto, acaso porque en medio centenar de páginas apenas le da tiempo a Ellis a tratar aspectos más allá de los puramente mecánicos del tradicional esquema “¿Quién lo hizo?”

Sugarvirus_Ellis-Chaplin_Atomeka-page

El gran problema de este cómic es que el dibujo es bastante malo. Y no me refiero a su nulo atractivo o escasa comercialidad, sino a los estándares mínimos que se esperan de un trabajo profesional. Las páginas de Martin Chaplin a los lápices y Garry Marshall a las tintas reflejan todos y cada uno de los defectos del novato: figuras rígidas e inexpresivas, composiciones planas, fondos abigarrados, iluminación arbitraria, etc. Carece también de inventiva en la concepción de los personajes hasta el punto de que en algunos momentos parece que leamos un fanfic de Hellblazer, con jóvenes recién salidos de los despojos del tatcherismo e incluso el propio John Constantine de borrachera y meando contra una farola. El tebeo pedía un tratamiento feísta, esto es indudable, pero los ilustradores están demasiado verdes para aprovechar satisfactoriamente las posibilidades del material insano que proporciona Ellis. Apuntala esta tesis la magistral portada de John Bolton, que nos hace añorar lo que hubiera podido llegar a ser el tebeo de mediar un dibujante a la altura, fuera el propio Bolton u otro distinto.

Pese a este obstáculo, Sugarvirus esconde entre sus tapas alguna secuencia memorable y una aproximación refrescante a la causa vampírica que bien merece no caer en el olvido. Se puede (y debe) pedir más al autor de Planetary, Transmetropolitan, Fell, Ministerio del Espacio, Desolation Jones o Global Frequency, a qué engañarnos, pero a mí, por esta vez, me vale.

  Edición original: Sugarvirus (Atomeka Press, 1993). Guión: Warren Ellis. Dibujo: Martin Chaplin. Entintado: Garry Marshall. Color: B/N. Formato: grapa 52 págs. Precio: $3'95.   Quedan por ahí bastantes tebeos escritos por Warren Ellis sin publicar en España, mayormente su producción más disparatada y extrema, en sellos independientes que respetan…
Guion - 7
Dibujo - 5
Interés - 6

6

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