A pesar de que Norma Editorial lo haya publicitado como novedad americana,
La procedencia de Sukeban Turbo no es algo baladí, ya que influye en la concepción tanto del guion como del dibujo, pero estamos ante una obra que representa a la perfección la globalización que ha sufrido, no solo el cómic, sino la cultura en general, ya que las influencias se entrecruzan, no solo temáticamente, sino también en aspectos técnicos. Esa mezcolanza se puede observar tanto en el guion como en el dibujo. En el guion de Runberg se puede ver la influencia de muchas ficciones estadounidenses de género negro, pero la forma de acercarse a los personajes responde una sensibilidad y códigos más propios del cómic europeo, sin embargo, la gran influencia y el germen de la historia son las pandillas de chicas delincuentes que surgieron en los años sesenta en Japón llamadas Sukeban. El dibujo de Victor Santos, lleno de influencias tan diversas como Matt Wagner, José Muñoz o Goseki Kojima, conserva toda la fuerza de la que siempre dota a las escenas de acción, pero la composición de página no es tan arriesgada como las que acostumbra a emplear en sus obras para el mercado americano o español, porque muchas de las obras destinadas al mercado francobelga están más encorsetadas en ese sentido. Todas esas referencias e influencias terminan por crear una obra con personalidad propia.
Sukeban Turbo nos cuenta la historia de Shelby Buckman, una estudiante de un instituto de Nueva York que lidera una banda de chicas llamada Sukeban Tribe con las que comente crímenes y trafica con drogas para un traficante llamado Jared. La inspiración para crear la banda fueron las películas japonesas sobre las Sukeban, un subgénero conocido con el nombre de Pinky violence, que vio en su juventud. De manera paralelo vemos a Sam, el miembro más popular de Urban Smile, una boy band que está en la cresta de la ola. Aunque ambos pertenecen ahora a mundos distintos, comparten un pasado común con más de un secreto, y su forma de vida actual pende de un hilo.
La decisión del editor de Glénat de juntar a ambos autores para esta obra no pudo ser más afortunada, ya que el guion parece pensado ex profeso para el estilo de Victor Santos, ya que tiene muchas cosas en común con algunas de sus obras como autor completo. Una historia trepidante en la que las escenas de acción se suceden con mucha velocidad y una trama muy sólida que te mantiene en vilo hasta la última página. Sin embargo, la principal diferencia con obras como del mismo género de Victor Santos como Pulp Heroes o Polar, es que Runberg realiza una obra mucho más pegada a la actualidad, además de que Shelby es un personaje mucho más ambiguo que los de las obras mencionadas, ya que, a priori no tiene una causa para la violencia que ejercer. Sin duda, ella es lo mejor de la obra y es que gracias a ella podemos ver que no estamos ante una obra que es solo pura diversión y adrenalina. Shelby, aunque lleve una vida más que cuestionable, lo que busca es su propio lugar en un mundo machista que le pretende decir cómo debe vivir su vida, lo mismo que sucedía con las Sukeban en los años setenta. Una rebelión contra las normas establecidas que aún sigue siendo necesaria en un mundo que todavía es muy machista.
El contraste entre Shelby y Samuel es el mismo que existe entre la realidad y ese mundo prefabricado que muchas veces nos nuestra la cultura de masas, en la que todo tiene un regusto artificial. Sin embargo, cuando ambos deben confrontar sus problemas vemos como Samuel se desmorona y toda la imagen que se había construido no le sirve para tapar su verdadera personalidad y hundirse. Shelby, en cambio, consigue salir a flote.
Aunque no es el objetivo principal de la obra, gracias a los distintos mundos en los que lo personajes se mueve podemos ver como cada vez fórmanos parte de un mundo más globalizado donde las culturas cada vez están más entremezcladas y los hípsters, los macarras, las estrellas del pop de Nueva York son los mismo que los de cualquier otra ciudad.
Ver la firma de Victor Santos en una obra es garantía de que estamos ante una obra magníficamente narrada y con un gran sentido de composición de página. Aunque como ya hemos dicho en esta ocasión no vemos la misma capacidad de experimentación que en otras ocasiones. También hay que destacar el uso del color como elemento narrativo.
La edición de Norma tiene un formato similar a las series estadounidenses independientes que publican, una decisión lógica ya que son los compradores de los trabajos para ese mercado de Victor Santos. El tomo está repleto de extras con un artículo sobre las Sukeban de Romain Grosjean, dos entrevistas a los autores y material gráfico sobre el proceso de creación de la obra.
Sukeban Turbo es una obra muy entretenida y con un guion muy bien medido, pero también esconde una reflexión sobre los roles tradicionales y la obligación de rebelarse ante ellos.
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.5
Sukeban
Un relato eficaz y entretenido que esconde más de lo que parece.