Edición original: Shōgakukan.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: MATSUMOTO Taiyō
Dibujo: MATSUMOTO Taiyō
Formato: Rústica, 216 págs. Blanco y negro.
Precio: 12’95 €.
Todos, de pequeños, hemos transformado un espacio impersonal o unos objetos sin valor aparente en un refugio donde nuestra imaginación era la única que marcaba los límites de las experiencias y nos separaba del mundo, del sufrir o, simplemente, del aburrimiento. Unas sábanas atadas eran un tipi secreto; estar debajo de la cama era entrar en una cueva profunda, llena de misterios y tesoros; el suelo, a veces, era de lava y no se podía pisar; y cualquier lugar que quisiéramos era “casa” cuando nos interesaba, porque, en definitiva, estábamos creando el mundo con nuestras reglas. Eso mismo hacen los personajes del mangaka Taiyô Matsumoto y, aunque para ellos querer no es suficiente, pues siguen siendo niños (con las consiguientes limitaciones físicas y sociales), han creado cada uno y entre todos, un universo tan personal e íntimo, que merece la pena explorarlo.
La obra está ambientada en una casa de acogida y cuenta la historia del grupo de chavales que viven en ella, niños abandonados u obligados por las circunstancias a vivir ahí, y su relación especial con un coche destartalado, el Sunny 1200, situado en el jardín del refugio (uno piensa que el coche se mueve por telequinesis, otro fantasea con persecuciones y tiros, o con el simple acto de hacer de taxista, otro guarda ahí sus revistas eróticas y otros hacen del viejo coche una base donde los adultos no puedan entrar). Cada niño, marcado con un carácter y un pasado, convive con los pocos adultos que se hacen cargo de ellos. Encontramos a Junsuke, un niño con el pelo destartalado o a lo afro, podríamos decir, que es de lo más expresivo y alegre, al que le gusta tocar la armónica tanto como robar cosas bonitas o recoger del suelo objetos que brillan. Su hermano pequeño, Shōsuke, se dedica a conocer el mundo mientras gatea y busca tréboles junto a Tarō, un muchacho rollizo, introvertido pero cantarín. Dentro de la casa de acogida, también se encuentra Haruo, un chico de pelo blanco, rebelde pero fiel, que fantasea con escapar de la policía en el Sunny, al igual que escapa del colegio porque le aburre. Kenji, uno de los más mayores, trabaja y estudia, además de cuidar de un padre borracho e irresponsable que se gasta todo el dinero de su hijo en alcohol y fiesta. Luego están Megumu y Kiiko, un par de chicas jóvenes: la primera de carácter más sensible, a la que le preocupa morir en soledad, como un gato callejero; y la segunda con un carácter más abierto. Con este ambiente en la casa, aterriza Sei, un chico callado, que siempre lleva gorra, del que más tarde se descubrirá su enorme sentimiento de tristeza debido a su desarraigo. Una casa llena de dramas y problemas, pero que no por ello tiene una mala convivencia, pues todos los integrantes de ella se consideran familia.
Taiyô Matsumoto ha conseguido con este manga algo extraordinario, dar una voz y una psicología profunda a cada uno de los personajes, definiendo tanto sus motivaciones como sus tristezas, al igual que sus interacciones con los demás. Ha sabido otorgar un tono creíble a los niños y adolescentes, haciendo ver que tanto ellos como los adultos no viven en el mismo mundo, pues priorizan cosas diferentes. De narrativa pausada, esta obra perteneciente al género slice of life está llena de emocionalidad. Cada capítulo, menos el primero que es de presentación, se apoya en uno de los personajes anteriormente citados. Su estilo de dibujo, tan peculiar y alejado de los cánones del manga, le ha servido para obtener con esta obra el reconocimiento de la crítica extranjera. Avalada por las nominaciones en el Festival Internacional de Angoulême y en los Premios Harvey, y ganadora del Cartoonist Studio Prize a la mejor novela gráfica, Sunny es una obra parcialmente autobiográfica que vuelve a dejar patente el talento del mangaka.
Sobre su autor, comentar que estudió en la facultad de Bellas Artes de la universidad de Wako y con tan solo 20 años debutó como mangaka con una obra titulada Straight, que fue seleccionada para el premio de Cuatro Estaciones de la revista Morning. Su fama se debe a obras ya consolidadas como Ping Pong, Aoi Haru -ambas con live action-, Número 5 o Tekkonkinkreet (esta última obra cuenta con una famosa adaptación al anime dirigida por Michael Arias, productor de obras como The Animatrix). Matsumoto también ha participado en proyectos colectivos como Japón visto por 17 autores, donde compartió páginas con ilustres mangakas como Kazuichi Hanawa o Jiro Taniguchi.
Desde luego se nos presenta un manga excepcional y hermoso, un emotivo retrato de la infancia que, ahora, la editorial ECC ha tenido el valor de publicar, apostando por un manga más alternativo.
¿A qué esperas para sentirte otra vez niño y dejarte abrumar por la sencillez?
Guión - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 8.5
8.7
Desde luego se nos presenta un manga excepcional y hermoso, un emotivo retrato de la infancia que, ahora, la editorial ECC ha tenido el valor de publicar, apostando por un manga más alternativo.
Gran reseña Ken. Tekkon Kinkreet me fascinó y este promete mucho. Demostrando una vez más que en esto de histórias los japoneses van un paso por delante del resto del mundo
Pillé el 1º tomo y me supo a muy poco, supongo que será una lectura más conscientemente plena cuando lo lea todo del tirón, que es lo que acabaré haciendo.