Supercrooks: El Atraco.

 

Edición original:Super Crooks 1-4 USA.
Edición nacional/ España: Panini Cómics.
Guión:Mark Millar.
Dibujo:Leinil Francis Yu.
Formato:Tomo en tapa dura, 128 páginas.
Precio:15€.

 

Hablar de Mark Millar, el mediático y conocido autor escocés, es hablar de alguien cuyos comics siempre están conceptuados como la base para algo más grande, normalmente su conversión a película. Este aspecto suele ser bastante criticado dentro del fandom, puesto que a veces hacen que Millar sea visto más como un empresario que como un guionista. Aunque este redactor no es tan duro como el autor, la realidad es que Millar adora el celuloide y ver en pantalla adaptaciones sobre sus obras, pues en este caso se llegó a decir (y así lo anunciaba Panini a rebufo de las fuentes oficiales) que Supercrooks vería la luz en Pantalla Grande de la mano de Nacho Vigalondo. La realidad es que por el momento, esa película todavía no ha llegado y parece que el proyecto está bastante abandonado.
Sea como fuere, en Zona Negativa área de reseñas lo que nos compete es hablar del cómic que Mark Millar parió junto con Leinil Francis Yu, con quien ya había colaborado en la destacable Superior, independientemente de si algún día veremos a los Supercrooks interpretados por actores de carne y hueso o no.

Pero ¿Qué es Supercrooks? Un cómic cuya premisa es, cuanto menos, atípica, no así su desarrollo. Y es que, nos sitúa en la mente de Johnny Bolt, un atracador con superpoderes eléctricos que está harto de que los superhéroes de turno le atrapen y le encierren en prisión una y otra vez cada vez que intenta ganarse la vida mediante la vida delictiva, única que conoce. Es por ello que, empujado por determinadas circunstancias que no revelaré, decide que es hora de cambiar de estrategia y migrar a un lugar donde los superhéroes no incordien a los supervillanos. Es en este punto en el que Millar se ríe sanamente del género superheroico, que casi siempre sitúa a sus personajes en suelo Estadounidense. De este modo, los protagonistas deciden perpetrar sus artimañas villanescas en el país más inexperado: España.

Así es, queridos lectores, Mark Millar decide guiñarnos el ojo y situar la acción de su obra en la tierra de Cervantes, concretamente en las Islas Canarias… y sería mejor obviar este punto porque es evidente que Millar no conoce España, a juzgar por la defectuosa ambientación que realiza de nuestro país. Sin embargo, olvidémonos de este aspecto y tratemos a nuestro país como lo hace el autor, un enclave donde no hay personas con superpoderes que puedan frustrar sus crímenes, salvo una, El Bastardo, supervillano que a través de los años ha amasado una ingente fortuna que nuestros protagonistas trataran de quitarles de las manos.
Esta es la premisa en la que se sitúa Supercrooks, cuyo desarrollo es bastante menos original, y es que al final no deja de ser una historia de buenos contra malos en la que nos tenemos que creer que los proagonistas son villanos porque Millar se esfuerza en decirnos que lo son, al ser más bien antihéroes con su particular honor que se protegen unos a otros como una familia, con héroes que en algunos casos, tampoco son tan buenos como deberían.

Leinil Francis Yu por su parte, hace un trabajo bastante más destacado que el del escocés, con su particular forma de sobresalir en la caracterización de personajes y en las escenas de acción, siendo el verdadero punto fuerte del cómic que Millar cuente con un primer espada como el filipino de su lado.

Supercrooks es un cómic que pese a su interesante leit motiv no pasa de entretenido, sin que aporte nada destacable al noveno arte, pero que a los fans de Mark Millar (por adscribirse punto por punto a la fórmula del guionista escocés) probablemente encante.