La norma establecida, de forma silenciosa, es la de reseñar arcos argumentales de las series que se publican en grapa. La norma esta bien, funciona y se le saca provecho cuando se trata de guionistas más convencionales en cuanto a la forma de estructurar sus historias. Sin embargo, cuando se habla de Brian Michael Bendis, la norma se queda algo estrecha y hay que romperla. Y es que Bendis no acaba de escribir de manera que sus historias tengan arcos argumentales del todo definidos, sino que va desarrollando y desarrollando historia de manera que todo es un conjunto en el que en su interior se observan puntos de inflexión que llevan a otro punto de inflexión… y así sucesivamente.
Y por eso ha llegado el esperado momento de hablar del trabajo de Bendis en Superman y Action Comics, sin espera a que llegue un punto y aparte en su trabajo, y comentar lo que ha dado de sí a lo largo de sus primeros seis números.
De todos es sabido el revuelo que se generó entre los aficionados cuando DC Comics anunció el fichaje en exclusiva del que había sido el guionista estrella de Marvel durante los últimos 10 años. El escritor dejaba la Casa de la Ideas y recalaba en DC sin que se anunciara en que serie recalaría. La expectación fue máxima entre el fandom que esperaba con ansias saber que héroe DC iba a caer en sus manos. Las especulaciones eran muchas y en las redes sociales el propio Bendis se encargaba, hábilmente, de alimentarlas.
Y finalmente llegó el anuncio oficial, Bendis tomaría las riendas del Hombre de Acero, de sus dos series, Action Comics y Superman, tras la publicación del mítico e histórico, Action Comics #1000.
Y tras la publicación de un adelanto en dicho AC#1000 y la llegada a las tiendas de una miniserie titulada El Hombre de Acero, se publicaron los dos primeros números de las series regulares de Superman bajo la pluma de Bendis.
Con el escenario ya definido en la citada miniserie, Bendis, se limita a seguir deshilvanando su propia madeja de hilo con una definida separación entre el tono y estilo entre la serie de Superman y la de Action Comics. Mientras que la primera se centra en la parte más heroica y en la acción más pura, la segunda hinca sus dientes en la parte más humana del héroe, con puntos en ambas que cosen de forma sutil, pero muy elegante, el devenir de ambas colecciones. Tanto es así que la decisión de ECC de publicarlas conjuntamente es un movimiento editorial de puro sentido común. Pero desde aquí trataremos de disociar la una de la otra.
Los aficionados al personaje se plantearon muchas preguntas, muchas incógnitas, sobre si Bendis sabría interpretar bien a Superman o jugaría a su deporte favorito, la retrocontinuidad. Y las dudas ya quedaron despejadas en la miniserie previa El Hombre de Acero con la introducción de un nuevo villano llamado a ser el centro de atención de sus primeros números. Rogol Zaar, que así se denomina, viene a ser un trasunto de Doomsday con más recursos lingüísticos de este, pero emulando la capacidad destructiva del villano que mató a Superman en los años 90. Bendis lo crea al servicio de la historia, con un visceral odio a todo lo kryptonianos (veremos si esto se desarrolla de alguna forma y añade algo de profundidad a un villano que de momento poco más se puede decir) insertándolo de tal forma que s historia esta intrínsecamente vinculada a Krypton.
Sin embargo, hay vida más allá del villano, mera excusa funcional y operativa, para dar espacio a una historia en la que Superman debe hacer frente a un reto que va mucho allá de lo físico, apoyado por algunos miembros de la Liga de la Justicia. Todo esta construido de forma muy funcional, con numerosos conceptos de la mitología de Superman insertados la trama, mientras Bendis se pone filosófico y busca ahondar en las emociones (y los recuerdos) que embargan a Clark tras la macha de Lois con Jon al espacio. Un intento de Bendis por añadir profundidad a una aventura que es tremendamente buena como producto, pero que en lo creativo no acaba de resonar de forma clara y concisa en el lector la hacer uso de varios recursos de forma superficial. Superman parece escrita para ser la superproducción cinematográfica de la franquicia, con un Ivan Reis descomunal, que se luce en todas y cada una de las páginas, aportando una espectacularidad fuera de toda duda. Superman es una serie que engancha, que se lee de tirón, de enorme fluidez, con un dinamismo y una fuerza visual abrumadora y si se asumen los vicios de Bendis, es una serie que se disfruta por completo.
En el otro lado del cuadrilátero está Action Comics. Aquí el enfoque es diametralmente opuesto y la acción queda supeditada al trasfondo laboral, emocional y personal de Superman. Bendis, continúa trabajando la historia de los incendios de Metropolis, centrándose en los bajos fondos, con historias alrededor el Planet, al tiempo que va desarrollando más la trama de Lois Lane. Es un circo con muchas pistas con las que jugar, donde el conjunto convence, pero en lo individual algunas se muestras más débiles que otras.
En Action, Bendis apuesta por un tono más desenfadado, recurriendo al humor en numerosas ocasiones, con el que mostrar la otra cara de Superman. Las situaciones que presenta se insertan bien en la trama, pero pueden descolocar un poco al lector habitual de la colección, dado que el humor en Action no había sido la seña de identidad de la serie en manos de Jurgens.
El trabajo que hace Bendis con los secundarios denota laboriosidad e interés en ir desarrollando más a cada uno de ellos, permitiendo que ganen matices de cara al lector. Pero donde se le ven las costuras a la propuesta del guionista de Torso es en la historia de Lois que resulta forzada y ambigua, descolocando al lector respecto a como ha de tomarse lo que esta ocurriendo. Es sin duda el gran error de Bendis en la serie. No hay una evolución racional de lo narrado con anterioridad y el brusco cambio, que probablemente acabe por ser explicado, es un salto de fe demasiado grande como para poder ser asumido de forma sencilla.
En la parte visual la serie disfruta de dos grandes dibujantes en estos primeros números. Por un lado, esta Patrick Gleason que vuelve a evolucionar su estilo para hacerlo más estilizado y dinámico, acorde a la propuesta de Bendis. Y por otro lado está Ryan Sook, cuyo estilo se adapta a la perfección con el tono que Bendis le ha dado a la serie. Dos dibujantes que logran destacar y hacer que la serie entre directamente por lo ojos del lector que queda atrapado por todo el conjunto.
Bendis no defrauda, no engaña, es fiel a sí mismo y a sus herramientas donde destaca la narración descompresiva, los diálogos largos, el ritmo frenético… por lo que quién se acerque a la colección no va a encontrar a un Bendis diferente al que ya haya podido leer en Marvel. Action y Superman funcionan bien a muchos niveles, aportando un enfoque diferente a las aventuras del Hombre de Acero, pero se pierde en unos detalles capaces de deslucir al personaje y por tanto defraudar a cierto sector de los aficionados a Superman.
No hay que perderle la pista.
Guion - 6
Dibujo - 9
Interés - 8
7.7
Superman lo tiene todo como producto para disfrutar al máximo, perdiendo la batalla en lo creativo. Una serie que gustará a muchos y defraudara a otros, pero que lo tiene todo para que mes a mes enganche a los lectores.
Me esta gustando, sobre todo superman. Coincido en los fallos que comenta el articulo pero tiene interes ,la narracion es buena y hay buenas ideas.
Para mí, que no soy fan ni de Bendis ni de Superman, una de mis lecturas favoritas del mes. Quizás abre un poco la horquilla de registros del personaje, que lo puede hacer más atractivo a los ocasionales como yo a costa de molestar en ciertas decisiones a los seguidores constantes.
Lo de Lois… Entiendo lo que dices, pero no lo suscribo. Me parece, a falta de desarrollos y explicaciones, un paso novedoso, que lo empodera y moderniza como personaje, añade más dramatismo y muestra otro tipo de relaciones y las reacciones de la sociedad a ellas… Y tampoco es descabellado que una persona este metida en una rueda de rutina, haga un viaje le obligue a replantearse las cosas y decida cambiar para estar mejor y que luego intente evitar una conversación hasta que el interlocutor se aparece de repente.
En conclusión: estúpido Chasqueos Carr!
Comparto lo que expones, sin embargo considero que aún con la justificación que comentas el tratamiento que hace Bendis de la situación resulta algo obtuso y sin excesiva fluidez. Ojo, que lo que dices me parece acertadísimo, puesto que me ha permitido ver de otra forma las intenciones de Bendis. Mil gracias. 🙂