14 meses. Ese es el tiempo que le ha costado a Bendis llevar a término su primera gran saga en Superman (Action Comics disfruta de un enfoque distinto) a la hora de narrar que se esconde tras la destrucción de Krypton a manos de Rogol Zaar. Un arco extenso, cósmico, cargado de acción, que es todo un tour sideral por el universo con la intención de llevar a buen termino lo que se oculta tras todo este misterio que comenzó en El Hombre de Acero.
Dado que en la edición de ECC se publican las dos series conjuntas dedicadas a Superman, como en otras ocasiones, hablaremos de ellas por separado al ser dos cabeceras que comparten protagonista, pero no enfoque ni estilo.
Sin dejar de lado su estilo narrativo, Bendis, continua su epopeya con un despliegue de fuegos artificiales que no dejan de crecer. La Zona Fantasma se convierte en el hervidero de una conspiración, mientras Kara debe lidiar con su propia rabia y Clark y Jon, gestionan los planes de Jor-El con lo que ocurre alrededor de la destrucción de Krypton.
La historia funciona a la perfección al tener en su ADN todos los rasgos característicos del género. Funciona tan bien que en una primera lectura no se perciben los tropiezos sobre los que Bendis pasa de forma fugaz, sin acabar de atar todo de forma clara y concisa, dado que tras 14 números (ahora nos focalizamos en los 7 últimos) termina dejando todo tal y como empezó, sin una respuesta clara, con más preguntas por resolver, ocultas por el final de infarto al que somete a su saga.
Dejar tramas abiertas esta bien. Es algo natural en un escritor con planes a largo plazo en una serie a fin de poder seguir manteniendo la atención de los lectores. Sin embargo, también hay que saber cuándo es necesario dar algunas respuestas o dar por cerrado un capítulo y pasar a algo nuevo. Bendis en este caso descarrila.
Y no se puede decir que la serie de Superman no resulte atractiva. Es majestuosa, es impactante, es épica, es grandiosa… su potente propuesta y su impresionante acabado gráfico, con dibujantes del nivel de Reis, Maguire (en Supergirl) y Peterson, realzan cada página escrita por Bendis y logran que el impacto en el lector sea mayor.
El cambio de tono respecto a lo realizado por Tomasi en los números previos es contundente. Mientras que, en ese trabajo, Tomasi se centraba en la intimidad de la familia, Bendis lo apuesta por lo contrario, sacando a la familia de la Tierra y lanzándola al espacio. Una decisión correcta, un cambio que le ha sentado bien y que impulsa a Superman a un tipo de historia que era necesaria por ser parte de su ecosistema natural.
La relación entre las tres generaciones de la casa de El, con el añadido de Kara, generan un entorno muy atractivo que, en manos del guionista de Naomi, acaba funcionando de manera muy eficaz y certera. Certera porque en algunas ocasiones hace trampas para amoldar a los personajes a sus necesidades, pero lo hace de manera que cuesta verlo, al dedicar tiempo a mostrar las facetas más significativas de cada uno a fin de que continúen siendo perfectamente reconocibles.
Superman es una de esas series que se quieren leer a toda costa mes a mes por la ración de aventura extrema que atesora en sus páginas. Aventuras que pueden ser juzgadas de ser demasiado extensas, para lo que se cuenta y como se cuenta, pero tal vez no resultaran tan funcionales si se redujeran a la mitad de sus páginas. Su lectura es ligera y no carece de ritmo, siendo la única pega ese final tan abierto, tan falto de una respuesta clara a esa pregunta que todos se han estado haciendo a lo largo de tantos meses.
Una serie que goza de un envidiable estado de forma, que disfruta de uno de los mejores acabados visuales de DC, con una estabilidad gráfica excelente y que no hacen sino apuntalarla como una de las más interesantes a seguir mes a mes.
Cambio de tono y estilo para la serie que centra su atención en la parcela más terrenal de Superman, Metrópolis, en su paulatino avance hacia el evento El Ascenso de Leviatán, en la que Bendis, una vez ya lanzadas todas las fichas al aire, con la miniserie corriendo en paralelo y los comics previos siendo publicados por ECC en su revista, se centra en ir añadiendo nueva información que complementa lo que se puede leer en la miniserie central. (De la que hablaremos a llegar a su conclusión)
Con Action centrada en sacar partido al universo de bolsillo de Superman, su trabajo en el Daily Planet, los entresijos financieros y los movimientos rastreros de las organizaciones criminales, Bendis construye un escenario nuevo en el que es posible ver de forma novedosa aspectos que dibujan lo que es vivir en Metrópolis, ser un jefe del hampa y tener a Superman surcando los cielos cada mañana.
Gracias a sus característicos diálogos y su enfoque la serie, que no posee la misma ración de acción que Superman, resulta igualmente interesante. Un interés que es más fluctuante, dado que le falta ese toque extra que da un escenario galáctico, por lo que su trama descompresiva adolece más de este tratamiento. ¿Significa eso que las dos series están descompensadas? No, en ambas el pulso lo tiene muy bien tomado Bendis, que ha logrado darle personalidad a cada una. Algo que se pudo ver en el relanzamiento que tuvo el personaje tras Crisis, en la que Byrne se centraba en a parte más heroica del personaje y Wolfman en la urbana.
Una dualidad argumental que resulta muy estimulante y de la que estaría bien aprendiera Batman, al que ya hace tiempo se le añora como detective, persiguiendo tramas criminales desde los tejados de Gotham.
Donde se puede poner un pero a Action es en apartado gráfico que sufre de más cambios que el de Superman, restándole fuerza visual al conjunto. Unos cambios que le hacen un flaco favor a una historia en la que la estabilidad visual debería ser máxima, para que todos los personajes aparecieran de la misma forma representados. Un mal menor, quisquilloso, que para nada empaña el buen sabor de boca que queda tras la lectura de este macro arco argumental. Y aún así no se puede decir que la serie carezca de calidad visual, dado los dibujantes que tiene, solo se critica el baile de ellos a lo largo de los meses.
Dos series, un estilo Bendis cien por cien reconocible, un estado de forma más de importante, donde poder leer historias sólidas, que saben mezclar todo lo que define a Superman y su entorno.
En plena forma.
Guion - 7
Dibujo - 8
Interés - 8.5
7.8
Bendis tras superar su primer año en las series del Hombre de Acero, continua mostrando su buen hacer mediante dos líneas de trabajo muy diferenciadas. Fiel a si mismo, sin sorpresas para los conocedores de su trabajo, logra mantener vivo el interés mes a mes.
Ayer me compré y leí el nº 14 y la verdad es que el emblema de Super es como el pan de molde de rebanada gruesa: lo aguanta todo… eso y el dibujo es lo que aguanta la serie, porque Bendis entre otras cosas está alargando el chicle a base de bien: todavía no me he enterado de qué tuvieron que ver Jor El y Rogol en la destrucción de Krypton; por otro lado, el episodio anterior tenía la gracia en el culo, con esas escenas de Krypton sufriendo terremotos mientras Lara soltaba gracietas o esos Illuminati galácticos con diálogos de colegueo. Y para colmo, algo que funcionaba estupendamente como era un Jonathan Kent de 11 años nos lo cambia por un adolescente (con más diálogos made in Bendis) para meterlo en la Legión. Adiós al tándem con Damian con lo bien que funcionaba.
Y eso de «El año de villano» en DC, más bien parece que ha sido el «Año del derrocamiento de la figura paternal», porque entre este Jor El villanizado y el Thomas Wayne villanizado del Batman de Tom King, vaya añito llevamos (el 2019).
Lo de criticar a Bendis por hacer crecer a Jon va a durar hasta el fin de los días xD Más bien lo que debería hacer es crecer Damian para que pudiera proseguir la relación, que el chaval lleva teniendo 12 años desde que debutó con Morrison hace casi 15 años (cumplió años al principio de Rebirth, lo sé. 15 años mundo real 1 año en el cómic). Que los personajes tienen que crecer, que cada vez que veo al Franklin Richards niño se me cae el alma a los pies. Que es un personaje con más de 40 años de historia, por favor…
«Crecer» sí, pero crecer todos al mismo tiempo y de forma orgánica, que estos estirones de «lo hizo un agujero negro» es mu fuerte, vamos, que el chaval se supone que se ha tirado ¡¡5 años en una prisión de roca encarcelado por un villano!!, que se dice pronto, como para que sus padres sufran una crisis nerviosa, ¿y sin secuelas psíquicas para el pobre crío?. Pero Bendis tenía prisas y quería un Superboy de 16 en la Legión.
Personalmente considero que hay mucho por explorar con Jon y tiempo para que posibles secuelas puedan aparecer. Ahora que tiene un entorno nuevo, alejado de sus padres, es el momento de ello. Permanezcamos atentos para ver como se desarrolla su personalidad dentro de la Legión.
Mil gracias por vuestros comentarios.
Me preocupa que Bendis empiece a caer en sus vicios, y que descuide el producto final por exceso de trabajo. Superman en su segundo arco de la saga de la unidad ha estirado mucho el chicle, por ejemplo la historia de Jon. Action esta derivando en una serie secundaria para rellenar mientras ocurre evento leviatan, que es donde parece que pasa lo importante. A ver cuando pase esto y Bendis comience con el nucleo principal de su historia si la cosa se centra un poco mas…
No me está gustando la etapa de Bendis. Empezó bien pero lleva ya unos meses sin saberse muy bien qué es lo que quiere contar. Con el cambio de status quo al menos vamos a tener un contexto totalmente inédito.