Superman: American Alien

 

Edición original:Superman: American Alien núms. 1 a 7 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión:Max Landis.
Dibujo:Evan Shaner, Francis Manapul, Jae Lee, Jock, Joëlle Jones, Jonathan Case, Matthew Clark, Nick Dragotta, Steve Dillon, Tommy Lee Edwards .
Entintado:.
Color:.
Formato:Cartoné, 192 págs. A color.
Precio:19,50 euros.

 

Ser diferente no es fácil. ¿Pero qué significa ser diferente? ¿Acaso lo normal está descrito en algún manual de estilo y uso?

Está claro que todos somos diferentes y al mismo tiempo iguales, pero si eres un extraterrestre, con poderes sobrehumanos, aislado en un planeta que no es el tuyo sin saber que eres el único superviviente de civilización alienigena, podríamos hablar de que de verdad eres diferente a cualquier ser humano de la Tierra. Esto plantea la pregunta, ¿cómo evolucionamos social, emocional y físicamente cuando nuestra propia existencia es auténticamente diferente a todo cuanto nos rodea? y que Max Landis (hijo del John Landis, por si alguien se estaba preguntando si hay parentesco) intenta responder en esta miniserie de siete episodios, recopilada por ECC en un solo tomo.

Landis escribe una historia en siete partes que bien podría ser tratada como siete historias separadas (algo que se refuerza con el cambio visual que hay de un episodio a otro al estar el apartado gráfico en manos de un dibujante diferente por número), lo que daría para hacer siete pequeñas reseñas.

Si hablamos del conjunto de la obra estamos frente a un acercamiento nuevo a la figura de Superman. La historia que une todo es la de ser espectadores de cómo se forja la personalidad e Clark y por ende la de Superman. Una forja que se realiza a golpe de martillo sobre hierro al rojo blanco y el conocido prueba y error.

Landis comienza su historia retrocediendo a la infancia de Clark, una de las más duras y complicadas, al tiempo que desconocidas por todos los aficionados que hemos llegado a idealizar ese momento de la vida de Superman, cuando realmente es un momento aterrador tanto para sus padres como para el propio Clark, permitiendo a Landis firmar uno de los mejores números de esta miniserie.

A partir de esto momento, Landis, deja atrás la infancia de Clark y se centra en su juventud para ir colocándolo en diferentes situaciones que son determinantes a la hora de crear al que un día será el mayor de todos los héroes de la Tierra.

Aquí Landis se muestra algo más irregular en cuanto que hay números absolutamente perfectos y otros que cierran más en falso, pero que en conjunto permiten con creces alcanzar el objetivo que se marca el guionista.

Hay tres números, al que hay que añadir el de la infancia, que son especialmente memorables. El primero de ellos es el que nos presenta a un Clark estudiante de periodismo que tiene la oportunidad de entrevistar a Lex Luthor. Un número que no solo permite conocer mejor a Clark, sino que disecciona a Lex de arriba abajo con precisión quirúrgica. Pocas veces se va a poder leer a un Luthor tan puro como el que nos presenta Landis.

Otro número muy interesante es en el que Clark recibe la visita de dos de sus amigos de Smallville en su casa de Metrópolis. Un relato crudo sobre la amistad y las motivaciones internas de Clark para dejar atrás Smallville e irse a Metropolis. Landis es capaz de reflejar con destreza los procesos mentales internos en Clark a fin de justiciar algo que se ha dado por sentado, pero que tal vez no es tan obvio como pensábamos hasta ahora.

Y para cerrar esta pequeña trilogía hay que hablar del número en el que Clark ha de tomar la decisión de si actuar o no frente a una situación violenta. Aparentemente es algo que ya se ha podido leer con anterioridad, pero el tratamiento que hace Landis de ello es novedoso al mostrarnos el proceso interno que Clark debe seguir hasta ser consciente de que en sus manos está la posibilidad de poder cambiar las cosas.

La pega que se le puede poner a este trabajo es que al restringir cada momento de la vida de Clark a un solo número hay algunos que dejan lo planteado como a medias, con una sensación de no haber profundizado lo suficiente, pero es una pega que responde al buen trabajo que hace Landis al ser capaz de dejarnos con ganas de mucho más, por lo que al final no es tanto un problema en sí mismo.

Como ya se ha comentado al principio este trabajo goza del trabajo de siete enormes dibujantes que aportan su particular punto de vista visual sobre el personaje. Tenemos estilos tan efectivos como eficaces como son los de Evan Shaner, Nick Dragotta, Jonathan Case o Francis Manapul, en contrapunto al estilismo falto de fondos de Jae Lee, la fuerza de Tommy Lee Edwards o las complejas composiciones de Joëlle Jones. Un conjunto de talentos que complementan a la perfección a Landis y sus aspiraciones a la hora de dar forma a la historia que quiere contarnos.

Una obra con un potente planteamiento, atrevida, alejada de lo que hasta ahora se había podido leer sobre el personaje y que engrandece más al figura del mayor héroe de todos, al mostrarlo más humano y vulnerable que nunca.