Donde dije… digo
Hace un par de meses llegó a las tiendas un tomo que venía a cerrar el largo periplo sideral de Superman en manos del guionista Philips Kennedy Johnson (con Tom Taylor escribiendo Superman Hijo de Kal-El). Un periplo que lo llevó a tener que lidiar con una revolución en Mundo Guerra, mientras su hijo, Jon, asumía el manto de ser Superman en la Tierra. La serie se había estado publicando mensualmente en formato grapa, pero este final se edita en un solo tomo, algo que puede no gustar a todos aquellos lectores que han estado apoyando la serie mes a mes.
Con la caída de Mongul, llega el momento de volver a casa y eso es justamente lo que este tomo viene a contarnos, ese regreso con la familia, al tiempo que se sientan las bases de todo lo que está por venir con el Amanecer de DC.
De primeras este tomo funciona a la perfección como cierre de la trama que ha tenido a Superman tantos meses alejado de la Tierra. La premisa es simple, Mundo Guerra llega a la órbita de la Tierra (hay que hacer un acto de fe para evitar pensar en los problemas gravitacionales que podría ocasionar algo así) para devolver a Clark a sus funciones como Superman. Funciones que pasan por lidiar con la reacción de su enemigo más letal, Luthor, que emprende una campaña de descredito contra su figura, incluyendo, como no podía ser de otra forma, a Jon, el hijo de Superman.
Esto es todo, no hay más, pero tampoco hace falta más, porque en realidad aquí no estamos lidiando con batallas y acción, sino con estratégicos movimientos en las sombras que serán los encargados de alinear las piezas para el Amanecer de DC, al tiempo que se hace foco sobre la familia y las emociones. Y es que Taylor se marca los mejores números del tomo, con un acercamiento tan humano, sincero, emocional y emotivo que es muy difícil no sentir el calor que emana su trabajo. Con Taylor nos encontramos ante una dinámica ya conocida, la que se ha podido ir viendo en las entregas anteriores, pero aquí, con tres números de la serie dedicada a Jon, queda claro que ya no hablamos del hijo de, sino de un personaje plenamente asentado, desarrollado, venido a más, con entidad, que forma parte de todo el entramado de la casa de El, que tiene por derecho voz propia.
Son tres entregas que se disfrutan y se sienten, con historias centradas en la sencillez narrativa, buscando conectar con esas emociones que, de alguna forma, todos hemos podido vivir en el algún momento de nuestras vidas. Y todo ello sin desmerecer las particularidades intrínsecas a Jon y sus poderes, pues el reencuentro es especialmente vistoso gracias a ellos.
El trabajo de Johnson es más de ingeniería argumental, pues en sus manos queda el poner las piezas en orden, alienarlas y ponerlas en movimiento para que el serpentín comience a girar por su propia inercia. Eso no hace que estemos hablando de un trabajo menor o malo, al contrario, responde a unas necesidades y las cumple a la perfección. Johnson asume la responsabilidad de hacer suyo uno de los aspectos más impactantes de este tomo y que abre la puerta un debate muy interesante sobre las decisiones editoriales que se toman sobre aspectos característicos de los personajes. Obviamente hay que dejarlo aquí, por cuestiones obvias, pero todos aquellos que hayan leído este tomo saben a la perfección a que nos estamos refiriendo. Se puede hablar en los comentarios, pero, siempre usando la etiqueta correspondiente para ocultar la información.
Visto todo en su conjunto, con su objetivo bien definido y sus dos enfoques, el resultado final es un trabajo que funciona como puente entre lo ya visto y lo que está por llegar dentro del Amanecer de DC. Una historia bisagra, cuya funcionalidad queda fuera de duda. Otro asunto es lo comentado sobre lo que ocurre más allá de los tres números escritos por Taylor que son pasto del debate.
Un tomo que encierra doble debate sobre su formato para todos aquellos que llegan de las grapas, y que en su interior esconde una de esas decisiones editoriales que tanto dan de hablar. Se publicita como historia completa, algo que podría ser también comentado, pues lo es y no lo es, dado que su lectura independiente funciona en apariencia, pero en realidad genera infinidad de cuestiones al lector por no saber de dónde vienen muchos de los aspectos que comentan los personajes a lo largo de la trama.
A nivel de dibujo se conjugan múltiples artistas que hacen un trabaja individual interesante en todo momento, pero que penalizan al conjunto, más al estar recopilada esta parte en un solo tomo, por la falta de cohesión visual que hay.
Un trabajo que es un punto y seguido para el personaje que ha podido vivir una etapa diferente, donde Jon Kent ha explotado como personaje y se ha definido de tal manera que ha salido de la sombra de su padre, para acabar dignamente a la espera de que su futuro sea igual de interesante de lo disfrutado hasta ahora. Por el lado de Superman, pues no deja de ser un final de una etapa larga, definitoria en muchos aspectos, que le ha permitido añadir ciertos cambios a su estatus y que golpea de lleno al personaje que se reposiciona para placer de alguno y disgusto de otros.
Lo mejor
• Funciona a la perfección como punto y seguido.
• El trabajo de Taylor es especialmente relevante.
Lo peor
• La decisión de editarlo en tomo.
• La decisión editorial que polariza los aficionados.
Guion - 8
Dibujo - 6.5
Interés - 8
7.5
Polémica.
Un final de etapa que se disfruta gracias al trabajo de Taylor y Johnson, pero que genera sentimientos encontrados por ciertas decisiones editoriales patrias y USA.
Que un personaje como Superman no salga en grapa es para estar preocupado. O falla el mercado en general o es la propia ECC la que no anda muy boyante.
Lo de poner que en España lo edita Panini si es avanzar el futuro jeje
Ojalá ese futuro llegue pronto y no se quede en realidad alternativa.