Edición original: Superman: End of the Century (DC, 2000).
Edición nacional/ España: Superman: Fin de siglo (Planeta, 2005).
Guión: Stuart Immonen.
Dibujo: Stuart Immonen.
Entintado: José Marzan Jr., Stuart Immonen.
Color: Lee Loughridge, Stuart Immonen.
Formato: tomo rústica, 96 págs.
Precio: 7’95€.
Aunque lo parezca, Superman: Fin de siglo no es una historia adscrita al sello Otros Mundos, conocido por llevar a los personajes punteros de la editorial DC Comics a situaciones inéditas, traspasando alguna línea roja de la continuidad oficial (véase los casos de Hijo Rojo, Balas ardientes o Kal, por poner solo algunos ejemplos). Tampoco aprovecha los fútiles miedos del cambio de centuria, que suelen ser mirados con desdén y, al cabo, olvidados prudentemente una vez el calendario ha vencido la fecha crítica sin que los tremendos augurios se hubieran sustanciado (¿recordáis el “efecto 2000”?) Superman: Fin de siglo, con fecha de portada febrero de 2000, es un proyecto a la medida -casi podríamos decir: un capricho- del artista Stuart Immonen, conspicuo admirador del Hombre de Acero, quien aquí aborda labores de autor completo, como viniera haciendo desde unos años antes en la cabecera Action Comics, auxiliado a las tintas por José Marzán Jr.
“Para el mayor superhéroe del mundo… ¡La vida puede ser un circo de tres pistas!
En la primera pista: Lex Luthor, ahora un devoto (algunos dirían obsesionado) padre. ¿Por qué empiezan a arder de repente sus edificios?
En la segunda pista: la misteriosa Condesa del Portenza, madre de la hija de Luthor. ¿Por qué ha vuelto ahora, cuando Luthor se enfrenta a su mayor desafío?
Y en la tercera pista: una ira asesina del pasado remoto ha vuelto para volver a matar… ¡y cuya sola presencia consume el poder de Superman!”
[Extraído de la contraportada]
Vinculado con las series del Último Hijo de Krypton desde mediados de los ‘90, cuando el artista trabajaba con regularidad en las filas del Super Squad de Mike Carlin (disuelto a fines de 1999), en aquellos tiempos la situación con Lex Luthor, el villano por antonomasia de la tira, se había descontrolado: Luthor había muerto, resucitado, se había liado con la Supergirl/Matrix pre Peter David, se había casado con una condesa inmortal y tenido una hija (Lena, a quien tenía en custodia)… por no mencionar que en breve sería elegido presidente de EE.UU. En este punto se ubica Fin de siglo, un relato de seres malditos por la eternidad, la codicia y la magia, con bastante potencial pero que, lamentablemente, se queda a medio camino.
El principal problema radica en que la participación de Superman, con todo su elenco de característicos, casi que sobra en este cuento de tintes mefistofélicos que brilla en su faceta pseudohistórica y conspiranoica, más cerca de Indiana Jones (hallazgos arqueológicos y sectas malignas incluidos) que de los puntos fuertes del teórico protagonista. Además, la historia tarda en arrancar debido a todas las piezas “de continuidad” que debe arrastrar consigo. Varios diálogos se dedican a recordar en voz alta situaciones anteriores y contextos que el lector debe conocer para entender la trama y que se han desarrollado en otros cómics (la boda de Luthor con la condesa Erica Alexandra del Portenza se produjo en Man of Tomorrow #3; el nacimiento de su hija Lena en Superman #131; etc.), con esa molesta sensación de estar ante “otro episodio más” en vez de un “suceso relevante”. Por si fuera poco, el villano de la función parece un Vandal Savage de andar por casa, sin que llegue a postularse como una amenaza seria para Superman (sí para Luthor o la Condesa; como se ha dicho, ese es el relato interesante).
Así las cosas, los dibujos de Immonen acaparan la atención, particularmente durante los flash-back donde se entinta y colorea a sí mismo con resultados casi tan deslumbrantes como en Identidad Secreta, probablemente su mejor trabajo con el personaje. En las secuencias actuales, por el contrario, el entintado de Marzán Jr. le presenta más anodino, como un Adam Hughes (o un Brian Hitch) temprano, sin eclosionar. Immonen demuestra su devoción por el personaje, al que retrata en las convencionales situaciones heroicas (¿cuántas veces hemos visto a Superman apagar un incendio?) con el debido magisterio, pero sin un aporte sustantivo que lo aleje de la rutina, tal vez lastrado por un argumento, elaborado por él mismo, que parece el homenaje postrero a una forma de guiar al icono deceíta: la representada por el citado Mike Carlin, enredando un poco más sus últimos flecos culebronescos.
Más una mini saga dentro de la serie regular que un tebeo especial fuera de colección, Superman: Fin de siglo interesará a los seguidores del Hombre de Acero y complacerá a los amantes del arte de Immonen, aunque asalte inevitablemente la comezón de que podría haber sido más, mucho más.
Edición original: Superman: End of the Century (DC, 2000). Edición nacional/ España: Superman: Fin de siglo (Planeta, 2005). Guión: Stuart Immonen. Dibujo: Stuart Immonen. Entintado: José Marzan Jr., Stuart Immonen. Color: Lee Loughridge, Stuart Immonen. Formato: tomo rústica, 96 págs. Precio: 7'95€. Aunque lo parezca, Superman: Fin de…
Superman: Fin de siglo
Superman: Fin de siglo
2015-07-14
Javier Agrafojo
Guion - 6
Dibujo - 7
Interés - 5
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¿Como sería este cómic? Porque lo tengo lo he leído muchas veces y no recuerdo de que iba.
En efecto. Pasa sin pena ni gloria.
Es que, justamente, es «un episodio más» dentro de aquél estilo narrativo de la era del triangulito y no un «episodio relevante». Es absurdo publicarlo como un especial, siendo que toca tópicos de números anteriores y muchas cosas continúan en los números siguientes. Lo mismo, creo yo, cabe para reseñarlo.
En el serial superheroico pocos son los números o sagas realmente autoconclusivos (excepción hecha de sellos como Otros Mundos y proyectos semejantes), lo que no es óbice para que se comenten de forma segregada. ¿La Saga de Fénix Oscura se circunscribe a los UXM #129-137? ¿Sus líneas argumentales no vienen de mucho antes, no se extienden incluso hasta la actualidad? ¿Significa eso que no puede estimarse, en esta web o en otras, por sus valores intrínsecos, más allá de las dificultades mencionadas? Esto -que todos aceptamos para sagas consagradas, sí, pero también para números sueltos, arcos argumentales e incluso episodios de presentación- es una rémora para la evaluación precisa, como yo mismo he señalado alguna vez, pero tampoco debe exonerarnos de «arremangarnos y meternos en el fregao» si la ocasión lo requiere.
Es el objeto de la reseña: advertir de que este capítulo, presentado de forma autónoma, tiene, en realidad, fuertes imbricaciones con la serie regular. No se trata de un episodio autoconclusivo, al estilo de ‘Identidad Secreta’, que puede degustarse con unos conocimientos mínimos sobre Superman; ni siquiera un caso, como los números de Brainiac de Geoff Johns y Gary Frank (que a mí me gustan mucho), donde la omnipresente continuidad estorba lo justo a un lector neófito. ‘Fin de siglo’ es una «saga» (si el término puede aplicarse a este supuesto) de escaso valor para quien no quiera sumergirse en las vicisitudes editoriales del Hombre de Acero, en un momento de su historia que -no nos engañemos- tampoco es el más glorioso de su existencia. Y así se ha dicho.
Por supuesto, podría haber buceado en el entresijo argumental, a la manera de un memorando, pero tal cosa me resulta, por lo general, poco interesante y, en este caso particular, no había necesidad de ello, pues lo hizo inmejorablemente el compañero Enrique Ríos en el especial de los 75 años del personaje, que se puede consultar aquí:
https://www.zonanegativa.com/especial-superman-75o-aniversario-el-hombre-de-acero-y-los-comics/?comments_popup=66165
El caso es que el volumen de publicaciones de Superman es desorbitado y este tomo, por las circunstancias que fueren, nunca había sido tratado en esta casa, ni siquiera en el citado artículo de homenaje, pese al nombre de su artista. Así que me decidí, humildemente, a rellenar ese hueco. Ni es una obra imprescindible, ni mi texto es un análisis pormenorizado, que tampoco creo lo merezca, sino una orientación que pueda servir al lector ocasional.
Eso y que -lo admito- Superman es mi superhéroe predilecto y de vez en cuando me apetece compartirlo por aquí. 🙂