Guión: Mark Millar
Dibujo: Dave Johnson & Kilian Plunkett
Edición España: Planeta DeAgostini Cómics
Contiene: Superman Red Son Núm. 1-3 USA
Formato: Tomo Cartoné de 160 páginas
Precio: 15,95 €
Superman. El llamado Hombre de Acero. El primer superhéroe en mayúsculas de la historia del cómic. Un personaje creado por los estadounidenses Jerry Siegel y Joe Schuster a principio de los años treinta del pasado siglo XX que, a lo largo de sus casi ochenta años de existencia, se ha convertido en un icono popular capaz de trascender el propio mundo de la viñeta, como pocos personajes del género superheroico han conseguido después de él, para convertirse en una idea, un símbolo y un concepto, que a lo largo del tiempo ha ido adquiriendo cierto carácter nietzscheano e incluso mesiánico, a propósito de nuestra frágil humanidad y nuestros anhelos de futuro. Superman, como un sosias contemporáneo del mito hercúleo grecolatino, representa una nueva encarnación del antiguo héroe solar enfrentado a los monstruos que intentan apropiarse de nuestro mañana, como bien insinuaban Grant Morrison y Frank Quitely en su destacada All Star Superman. De esta manera, como un ancestral personaje de estas mitologías clásicas, Superman ofrece una perspectiva y una capacidad interpretativa sobre el universo conocido y sobre nosotros mismos que no puede ocultar su preponderante potencial metafórico y alegórico. Desde su nacimiento han sido muchos los autores que han querido, algunos menos los que han conseguido, aprovecharse de este hecho en sus historias y relatos para, más allá de entretenernos, hacernos pensar y reflexionar sobre los más variados temas políticos, sociales, éticos e incluso, o sobre todo, existenciales. Sólo de esta manera se puede explicar como en una obra como Superman: Hijo Rojo, un cómic creado por Mark Millar y Dave Johnson en 2003, el famoso Hombre de Acero sea capaz de acabar convertido en “la utopía definitiva del obrero” enarbolada por el hoy casi extinto movimiento comunista y la premisa, lejos de caer en el absurdo, resultar una atractiva e interesante propuesta. En esta historia, publicada dentro del sello Elseworlds de DC Comics, se presenta una vuelta de tuerca respecto al mítico superhéroe pues, al contrario de otras veces, en este cómic Superman no defiende el status quo estadounidense y su salvaje idealismo capitalista, su american way of life que tanto parece preocupar a Mark Millar, sino que se presenta como el abanderado y valedor del comunismo de la hoy desaparecida Unión Soviética. Esta premisa ideada y desarrollada por Mark Millar, a la que colaboran los lápices de Dave Johnson, no cae en saco roto ni resulta gratuita, como muchas veces ha ocurrido con propuestas del mismo corte, ya habiéndose hecho un hueco en el imaginario del personaje y en el catálogo de los mejores relatos que de él hemos podido leer en esta última década.
Superman: Hijo Rojo se sitúa en los años cincuenta, en la época de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, un marco histórico que se esta convirtiendo en algo recurrente en el género superheroico, tanto en el mundo del cómic como atestigua el ya clásico y pionero responsable de este tópico, el Watchmen de Alan Moore y David Gibbons, como en lo referente a las adaptaciones cinematográficas, siendo este el caso de la reciente X-Men: Primera Generación de Matthew Vaughn. El guionista escocés Mark Millar, “el maestro de las ideas simples y obvias”, como él mismo asegura que le tiene en consideración el editor marvelita Dan Buckley, sabe aprovecharse en Superman: Hijo Rojo de algunos “pequeños huecos” e ideas abandonadas y apenas esbozadas por el conocido mago de Northampton en la mencionada Watchmen para reutilizarlas en el beneficio del relato que aquí nos propone. De esta manera, su retrato de este Superman soviético juega un papel muy parecido al del estadounidense Dr. Manhattan, compartiendo con este su configuración divinizada y su incomprensión hacia algunos roles y actitudes humanas pero diferenciándose, por otro lado, en sus respectivas implicaciones hacia la sociedad que les ha amamantado y visto nacer. En el caso del primero, Superman, esto se traduce en un militante y directo intervencionismo de marcado carácter político y nacionalista que se contrapone al autoimpuesto colaboracionismo nihilista y apático que desprende el D. Manhattan. En el otro lado de la ecuación, Lex Luthor, el archienemigo por antonomasia en las historias de Superman, se presenta en Superman: Hijo Rojo como un ambiguo humanista científico y benefactor de la raza humana, un perfil relacionado con las raíces más clásicas del famoso villano y que Brian Azzarello y Lee Bermejo analizarían en más profundidad en Lex Luthor: Hombre de Acero, una obra con una narrativa marcadamente freudiana algo alejada de la que Mark Millar propone en la presente obra. No obstante, en Superman: Hijo Rojo descubrimos un Lex Luthor rico en matices, un ególatra y presuntuoso autodidacta con aspiraciones dictatoriales que no puede evitar comprobar como su nación languidece bajo el peso de su propio sistema capitalista mientras el ideal viviente del superhombre encarnado en Superman, el comunismo, amenaza con extenderse por todo el mundo logrando que “Rusia se sienta tan indestructible como él”.
Mark Millar en Superman: Hijo Rojo nos brinda, sin lugar a dudas, su obra más redonda hasta la fecha, ofreciéndonos su mejor cara como guionista, con una trama llena de conceptos e ideas que maneja con cierta soltura, a pesar de en el fondo no ser más que un popurrí de influencias que el guionista expolia de diversos lugares, y que se aleja sobremanera del efectismo y el “salvajismo comercial” de otras propuestas suyas más recientes como Kick-Ass, Némesis o Wanted. Pero, curiosamente, también estamos ante uno de los trabajos más infravalorados de este autor, un cómic que ha pasado algo desapercibido entre sus aficionados y entre el fandom pese a sus destacadas virtudes, posiblemente debido a la aparentemente farragosa carga política utilizada, que realmente se trata ligeramente y con algún que otro estereotipo, y que toma como referencia la literatura distópica de la primera mitad del siglo XX. Esto queda patente en la misma figura superheroica que nos traslada la historia, un Superman defensor de la utopía comunista establecida, aunque irónicamente su sola existencia suponga una corrupción evidente de la doctrina marxista, un Gran Hermano que consolida un mundo desprovisto de todo tipo de males, crímenes o hambrunas y donde todos los ciudadanos son iguales, lo que se traduce, curiosamente, en una carencia de libertades. Superman representa pues a ese tipo de «superhéroe tutelar» dispuesto a cambiar el mundo por la fuerza, como hemos visto en otras obras del género como The Authority, donde ya Mark Millar jugaba con dicha idea junto a Frank Quitely después de la previa etapa de Warren Ellis y Bryan Hitch, o el más reciente The Mighty de Peter Tomasi y Keith Champagne, por poner sólo un par de ejemplos. Esta «dictadura benevolente» es un hecho que en Superman: Hijo Rojo combatirán los rebeldes y opositores al régimen, liderados por un Batman que recuerda sospechosamente en espíritu al héroe anárquico de V de Vendetta de Alan Moore y David Lloyd, “por su derecho a vivir en el infierno”.
El revisionismo histórico y la citada novela de ciencia ficción distópica se entremezclan en Superman: Hijo Rojo, como en los esquemas habituales de este tipo de obras, en la línea de Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury o la más desconocida, pero antecesora a estas, Nosotros de Yevgeni Zamiatin, es clave la figura del disidente que acaba descubriendo y luchando contra las injusticias del estado totalitario. Este papel lo juega en la obra de Mark Millar su peculiar versión soviética de Batman que mencionábamos, un personaje incapaz de diferenciar entre justicia y venganza, cuya oposición al régimen que representa Superman, consolidado durante el gobierno represivo de Iósif Stalin, es férrea e inquebrantable, lo que le llevará a convertirse “en el lado oscuro del sueño soviético”. Mark Millar, con buen criterio, se muestra hábil a la hora de relatar una historia en la que predominan este tipo de grises y en el que conviven toda una galería de ambiguos personajes que luchan por su verdad y entre los que se diluye el concepto superheroico sin llegar a manisfestarse totalmente. De esta manera, Superman: Hijo Rojo es capaz de superponerse a la tentación de tomar un partido más activo por alguno de los bandos en conflicto lo que sólo podría haber desembocado en un trasnochado alegato anticomunista o en un vanal ensalzamiento del libre mercado y de los valores liberales estadounidenses aunque su final, no cabe duda, puede estar sujeto a diferentes y partidarias interpretaciones. No obstante, para llegar a este punto intermedio de entendimiento, su autor acaba sustentándose en el contexto histórico que ha utilizado como punto de partida. Así, en Superman: Hijo Rojo encontramos algunos cameos de figuras históricas de primer nivel, como el mencionado Iósif Stalin o J. F. Kennedy, desprovisto en el cómic de su habitual «aura idealizada» debido a los acontecimientos distorsionados respecto a nuestra línea temporal, o de hechos reales que se combinan con la presencia de algunos de los personajes insignia de DC Comics en roles diferentes a los que suelen jugar habitualmente, como es el caso de Green Lantern y sus «terrenales» Corps., la princesa Diana (Wonder Woman), el periodista del Daily Planet Oliver Queen (Green Arrow) o el caso ya comentado de Batman. En una situación parecida encontramos en Superman: Hijo Rojo a la galería recurrente de personajes secundarios de las aventuras de Superman, con un Jimmy Olsen agente del gobierno de los Estados Unidos, una Louis Lane casada con Lex Luthor, una Lana Lang fervorosa defensora de los derechos de los obreros o villanos como Brainiac, Bizarro, curiosamente el Superman estadounidense de la historia, y el mencionado Lex Luthor, además de ciertos guiños a la mitología del personaje como, por ejemplo, La Ciudad Embotellada de Kandor, convertida para la ocasión en La Ciudad Embotellada de Stalingrado.
En cuanto a su estructura, Superman: Hijo Rojo se divide en tres partes, la primera de ellas titulada El Amanecer del Hijo Rojo, centrada en presentarnos la forja de este Superman y su relación con el mundo de los años cincuenta; la segunda, El Apogeo del Hijo Rojo, en la que se nos relata la llegada de este al poder ya en los años setenta y su insistente persecución de la utopía y, finalmente, El Ocaso del Hijo Rojo, ya en pleno siglo XXI, donde asistimos al desenlace de la historia con un final, al parecer propuesto por Grant Morrison, que resulta en toda una paradoja futurista muy propia del género de ciencia ficción y de las fábulas políticas y que también funciona como homenaje implícito a la génesis del conocido Hombre de Acero. En el apartado gráfico, el dibujo de Dave Johnson y Killiam Plunkett cumple con lo esperado, un trazo simple pero lo suficientemente agradable y detallado como para no entorpecer la historia desarrollada por Mark Millar que intenta retrotraernos en cadauna de las partes del cómic al momento histórico que representan. Cabe destacar, en este aspecto, las portadas originales y alternativas del cómic que recuerdan, intencionadamente, a las campañas propagandísticas de la Segunda Guerra Mundial y la posterior etapa de Guerra Fría y también la lograda labor de adaptación simbólica de los reconocibles personajes que pueblan las páginas de Superman: Hijo Rojo. Completando el conjunto, las tintas de Andrew Robinson y Walden Wong y el color de Paul Mounts acaban por configurar un estilo estéticamente sobrio y mesurado que resulta en «un cómic kafkiano y propio de Max Fleischer», como lo describe el escritor y productor cinematográfico Tom DeSanto en la introducción a la edición de Planeta DeAgostini de la presente obra y que lleva por título Mamá, tarta de manzana, Chevrolet y Superman. En nuestro país, Superman: Hijo Rojo fue publicada previamente por Norma Editorial pero la citada edición de Planeta DeAgostini es la más reciente que podemos encontrar en las librerías, un tomo que incluye todas las portadas originales y sus variantes así como una galería de bocetos comentados por el mismo Dave Johnson donde confiesa, entre otras cosas, que sus amigos también encuentran ridícula la capucha rusa que Batman luce en el cómic. En definitiva, Superman: Hijo Rojo es una obra muy recomendable para aquellos que gustan de este tipo de experimentos y realidad alternativas o para los que buscan algo más que una historia de acción superheroica al uso pues, en ese sentido, la propuesta de Mark Millar y Dave Johson tampoco defrauda pero, lejos de quedarse ahí, nos ofrece un transfondo muy interesante y lleno de matices, muy dado a diversas y futuras relecturas. Superman: Hijo Rojo, en definitiva, es una oportunidad para vislumbrar la leyenda de Superman desde una óptica distinta que deja al descubierto la enorme capacidad simbólica y mitológica de unos de los personajes más icónicos del nuestra época.
acá en chile lo van a lanzar en kioskos en 2 tomos, con un valor de 2,5 euros cada tomo… obviamente no es la mejor calidad pero obviamente es un gran precio para tenerlos.
Muy buen comic. De los primeros comics de Superman que me compre llevado por mi adiccion a los Universos Alternativos en el mundo Marvel y Dc, y la verdad es que para mi, es bueno en cada una de las paginas. Muy recomendable, la verdad.
Pedazo de artículo, felicidades.
Muy buen cómic y genial toda la cartelería de Superman apoyando la causa comunista. Me encanta ese Batman con el gorro de lana, jeje.
Gran serie, gran guión, gran historia
Dice mucho más de lo que parece . Es una reflexión del comportamiento humano: La tendencia a la destrucción del hombre a la par que la tendencia a lo sublime, la crítica al totalitarismo, el precio de la libertad, las consecuencias de nuestros actos, como pequeñas variaciones en ciertos instantes en nuestras vidas supone grandes desviaciones en nuestro futuro…
Creo que es una gran obra de reflexión que también se puede leer como un comic más sin darle muchas vueltas.
Cielos, he dicho todo esto sin tener comisión de la editorial.
No sirvo para los negocios.
tremendo comic, tremendo. lo recomiendo encarecidamente, imaginativo, sorprendente y con un dibujo espectacular. de diez
no puedes meter el mundo en una botella
Qué curioso, Superman cae en rusia y se convierte en un comunista dictatorial pero si cae enmedio de USA se convierte en un defensor de la libertad en lugar de un capitalista imperialista, si es verdad eso de que sólo se ve la paja en ojo ajeno y no en el propio.
de lo mejorcito que ha escrito Millar y una de las mejores historias tipo What if que he leido…para mi indispensable!
Pues a mí me gusta la capucha de Batman. Y si Superman hubiera caído en España qué hubiera pasado???? Sería nacionalista? republicano? Anarquista?
Mira que en Asgard leemos pocas cosas de Superman porque nos parece un poco cansino, pero este tomo se lo relee con avidez hasta Volstagg cuando no está cogido en nuestra biblioteca nórdica…
«Qué curioso, Superman cae en rusia y se convierte en un comunista dictatorial pero si cae enmedio de USA se convierte en un defensor de la libertad en lugar de un capitalista imperialista, si es verdad eso de que sólo se ve la paja en ojo ajeno y no en el propio.»
En realidad, tradicionalmente, Superman era un «capitalista imperialista». Superman es/era defensor del Status Quo americano. Un defensor del «sistema» y asi se veía relflejado en aquello de «la verdad, la justicia y el modo de vida americano».
A mí me gustó mucho; en cuanto sacan al Supes de su espacio-tiempo oficial el personaje lo agradece (otro caso, la maravillosa historia Identidad Secreta).
Estos personajes tan icónicos los prefiero en historias autoconclusivas a una continuidad, pero eso ya es gusto personal (por eso a las citadas del Supes, que también irían acompañadas de Las 4 estaciones, o las historias de Alan Moore, se podría añadir al Bats de Miller, el para mí impresionante Año 100 de Pope, etc)
Bien por que realicen estas obras, y nosotros por poder disfrutarlas
como dijeron mas arriba, si en superman cae en la union sovietica y es un dictador comunista( me encanto como hace ese papel, buscando la utopia), en estados unidos deberia ser en un capitalista con muchas empresas y multimillonario, despues de todo usaria sus oidos y vision para saber hasta los ultimos secretos del mercado o no?
Superman no es millonario porque… no necesita serlo. ¿Que significa la riqueza para alguien como él que puede transformar carbón en diamantes?
Estamos partiendo de una historia que se sitúa en un mundo paralelo donde los guionistas y autores de turno tienen una mayor libertad para dar un enfoque diferente a sus personajes pero no tienen nada que ver con la trayectoria tradicional de estos y porque en una historia de este tipo pase X no quiere decir que en la continuidad regular deba pasar Y porque no tienen nada que ver. No tiene sentido intentar hacer esa relación. Por otro lado, en Superman: Hijo Rojo el personaje no se convierte exactamente en un dictador, hay una cierta ambigüedad sobre el papel que juega en el relato y, de hecho, en el bando capitalista también existe y la defensa que hace Lex Luthor de ese sistema estadounidense puede parecer igual de dictatorial que la utopía que propone Superman. Ese es el acierto de la historia que no se acaba de decantar por ningún frente aunque, como digo, el final si esta abierto a interpretaciones, aunque creo que más sobre el personaje que sobre el debate entre capitalismo y comunismo. De hecho, si nos ponemos tiquismiquis, en esta historia Superman consigue hacer más por la humanidad desde el bando comunista que todo lo que ha hecho desde el bando estadounidense capitalista en todas las historias en las que ha aparecido en las últimas décadas porque, simplemente, juega un papel más activo y más alejado del simple superhéroe que en el resto de cómics donde suele aparecer.
Jordi tiene razon, el superman comunista esta bastante alejado de la imagen del lider totalitario y dictador que vimos desde la 2ª guerra mundial, ya que supes esta bastante alejado de la egomania propia de los dictadores de la epoca ademas de que la figura de salvapatrias que se solian imponer de forma artificial en este caso si es cierta.
Me encanto la idea de que ya no se fabricasen coches con cinturon de seguridad por ejemplo.
Eso si, lo que mas me gustó fue ese final que tiene, que crea un circulo estupendo en la obra.
Superman Hijo Rojo es la demostración fehaciente de que a veces un Mark Millar contenido es el mejor Mark Millar (esto en ocasiones se puede aplicar a otro autor de exceso como Garth Ennis).
Una historia realmente original bien llevada, con mesura y acierto. Millar toca los resortes necesarios para que la trama no se vea inundada por los tópcios. Con ideas básicas construye una historia 100% Superman con toda la imaginería del personaje pero en un contexto diferente. Un Superman íntegro, un Lex Luthor ambiguo y dual, un Batman oscuro siendo la antítesis del kryptoniano. Son coceptos que todos conocemos pero que aquí están en situados, con acierto, en el polo opuesto.
El dibujo de Dave Johnson me parece sencillamente magnífico, en cambio el trabajo de Killiam Plunkett en la segunda parte de el cómic es menos redondo, a pesar de mantener la cohesión y el tono compacto de la estética del producto.
Una de las mejores obras de Millar y uno de los cómics imrpescindibles sobre el mito del hombre de acero.
Pd: Muy buen artículo Jordi.
Tan bueno que no puedo creer que lo haya escrito Millar 🙂 En serio, ojalá se publicasen más historias alternativas de DC y Marvel en España. ¿Cuánto hace que no vemos un What if… o un Elseworlds en condiciones, (y no, la línea Ultimates no me vale)?
«Y si Superman hubiera caído en España qué hubiera pasado???? Sería nacionalista? republicano? Anarquista?»Al haberse criado según nuestras costumbres,tradiciones e ideales españoles…sería gilipollas.
El final de la serie, esa última página, parece que fue un final sugerido por Grant Morrison. Y yo creo que está inspirado en aquella historia de Steranko del Superman #400.
Lo unico que puedo de esta historia, es que es una de las meores que he podido leer, la trama es singular, al er el titulo uno imagina «lo mismo de siempre pero basado en la cultura rusa» gran error, esta historia da para innumerables ariztas, es demasiado buena. yo la he recomendado a varias personas y todas han quedan igual que yo «que gran historia» o «es muy buena», a todo aquel que tenga oportunidad de leerla que lo haga ya que no lo lamentara. Por mi parte en los proximos meses grcias a una editorial sera publicada en mi pais. Y eso lo agradezco mucho ya que es uno de esos comic que hay que tenerlos en papel.
Me encanto aunque sigo sen verle punto a ese final
osea que en cuanto «mata» a supermana lex luthor se vuelve bueno y todos le quieren,joer durante el comic luthor se vuelve un cabron,no se merecia ese final tan feliz
“Y si Superman hubiera caído en España qué hubiera pasado???? Sería nacionalista? republicano? Anarquista?”
Ese Elseworlds ya existe. Se llama Superlópez xD
Desde mi punto de vista este Hijo Rojo empieza siendo un cómic cojonudo, pero su último arco se desinfla cosa mala desde el punto de vista narrativo. Leí hace tiempo una entrevista a Millar donde el guionista achacaba esto a la interferencia editorial, que lo obligó a acabar rápido y a rastras. Y que el dibujo cambie de algo maravilloso a algo mediocre tampoco ayuda a ese último tercer acto tan precipitado.
Y por otro lado, me choca mucho lo de Superman usando aparatos de control mental: por muy stalinista que sea, Superman jamás haría eso, y buena parte del atractivo en el que se basa la propuesta consiste en mostrar cómo, enarbole la bandera que enarbole, Kal-El sigue siendo Kal-El.
«Un cómic kafkiano y propio de Max Fleischer”
Lo de Fleischer lo veo claro. Lo de kafkiano… ¿alguién me lo explica? No veo la relación por ninguna parte.
¡Mierda, he vuelto a olvidarme de usar el botón de spoiler!
“Qué curioso, Superman cae en rusia y se convierte en un comunista dictatorial pero si cae enmedio de USA se convierte en un defensor de la libertad en lugar de un capitalista imperialista, si es verdad eso de que sólo se ve la paja en ojo ajeno y no en el propio.”
Pero es que a Superman no lo educa Rockefeller, lo educa una pareja de humildes granjeros.
Siempre recordaré esta historia como el comic que me hizo engancharme a los comic. Tiempos universitarios. Cafeteria. Un colega que me lo enseña y me da por ojearlo. Toda la mañana en la cafeteria sin poder parar de leer hasta que me lo acabo. Al dia siguiente me fijo en que Fnac tiene una sección de comics. El resto es historia 😀
>>Leí hace tiempo una entrevista a Millar donde el guionista achacaba esto a la interferencia editorial, que lo obligó a acabar rápido y a rastras.>>>
Interferencias del tipo: «¡¡¿cómo se te ocurre poner a los rojos como buena gente?!!»
Pues supongo, Tachuela. Fue la época del encontronazo con el conservadurismo de Paul Levitz y el «DC me ha puesto en su lista negra» de Millar, si no me equivoco.
Lo mejor que he leido de Millar por Mucho.
Da la idea que el escoces funciona mejor cuando le paran los carros para que no vuelva a los repetidisimos topicos que aborda hoy en dia.
El mundo ultra cinico y nihilista que repite una y otra vez, nos esta hartando a varios.
En este, en cambio, hace un interesantisimo ejercicio no solo de imaginar un superman distinto sino de una utopia comunista distinta. De todas maneras, las razones del fracaso del modelo comunista me parecen mucho mas profundas que un simple ejercicio de la fuerza, como lo plantea Millar al desnivelar la balanza de la guerra fria, por la sola presencia del Superhombre.
Nunca fui muy fan de superman pero hace un par de años lo compré en un cuchitril de chicago y es un tomo que me enamoró. Y cómo esta caracterizado Batman es una gozada
«All star superman», «para todas las estaciones», «identidad secreta» y este «hijo rojo»…
son los 4 comics de superman que para alguien al que no le guste superman (como es mi caso) son imprescindibles por lo buenos que son
«El Oso Borracho de «The Ultimates»» ………… genial ¡¡¡¡¡
«son los 4 comics de superman que para alguien al que no le guste superman (como es mi caso) son imprescindibles por lo buenos que son»
Más bien, si te gustan esos cómics te gusta Superman.
Es como decir que El Caballero Oscuro, Año Uno y El Largo Halloween son los cómics de Batman para los que no les gusta Batman. Ni-de-coña: salvando todas las distancias cualitativas que tengan que salvarse entre ellos, son los cómics buenos del personaje. ¿A quién le va a gustar Batman si se lee el Batman/Spawn? (pregunta retórica: seguro que alguien hay, pero ya me entendéis)
Ah, y añado a la lista las sempiternas historietas de Alan Moore. En mí opinión, Lo Más Mejor del personaje hasta que llegaron Morrison y Quitely.
Yo a las historias de Alan Moore para Superman les estoy pillando el punto ahora, porque nunca me han gustado demasiado, las veía sobrevaloradas.
Es el problema que tiene Alan Moore ahora, que le vemos sobrevalorado, que parece que tiene un grupo de incondicionales descerebrados que le alaban incluso cuando salta a la comba…
Pero no, sus historias de Superman aguantan cojonudamente cualquier análisis. Es simplemente alucinante.
Es la paradoja de Comunismo: Ellos estan en contra de las clases monarquicas y el capitalismo y al final los lideres comunistas se convierten en algo peor que una monarca que exije ser adorado como un semi-dios y algo mucho mas peor que un burgues que explota a los obreros acambio de recibir migajas… Pobre del tonto que crea en discursos comunistas.
Sr deu si le quita el sello marvel a ultimates vera que incluso es mejor que esta obra buenisima de super…… y lo dice alguien que odia a super…. cierto el inal es un poco flojo si lo comparamos con el resto de laobra pero aun asi millar hace un muy buen trabajo.
Es la paradoja de Comunismo: Ellos estan en contra de las clases monarquicas y el capitalismo y al final los lideres comunistas se convierten en algo peor que una monarca que exije ser adorado como un semi-dios y algo mucho mas peor que un burgues que explota a los obreros acambio de recibir migajas… Pobre del tonto que crea en discursos comunistas
Una cosa es Stalin y su egomania y culto a su personalidad y otra muy distinta otros lideres soviéticos posteriores como Nikita Kruchev o incluso Brezhnev que ni exigieron ser adorados ni explotaron a la gente y mira por donde,ni siquiera organizaron purgas ni nada por el estilo. No mezclemos las cosas por favor.
En cuanto al comic nunca lo leí completo, es uno de mis puntos pendientes….el artículo me ha decidido del todo, voy a por él.