Tras el cataclismo
Superman Por el Mañana es un cómic condicionado por la intrahistoria editorial de su tiempo. Era 2004, y el éxito incontestable de Silencio hacía que el dibujante Jim Lee se embarcara en una historia de fuerza similar en la que su arte gobernara la narración, con menor espacio para lucimiento del escritor. Ahora se reedita en España con DC Pocket, iniciativa que ya nos ha traído obras como El origen de Superman.
El planteamiento de la obra es sencillo. Como consecuencia de un fenómeno extraño, inexplicable, parte de la población se desvaneció de la Tierra, incluyendo a la familia de Clark. Un año después, el héroe vive en sus carnes el luto por los que se fueron, lamentándose por la aparente muerte de Lois Lane.
Como segundo protagonista, tenemos al Padre Leone. Es el hilo conductor de la historia, que comienza in media res, y nos desarrolla, a través de un monólogo interno, el estado de la ciudad de Metropolis y sus habitantes, así como sus problemas personales a la hora de asimilar un hecho tan terrible como el que ha vivido el mundo, debiendo además ser un pastor y modelo de conducta para su comunidad.
Brian Azzarello plantea el cómic como un rompecabezas, conformado por distintos personajes a lo largo del globo. Acerca el género al misterio, con incógnitas en origen muy interesantes y con una amenaza latente bordeándolo todo.
A pesar de que el argumento sea estimulante en su sencillez y que el primer número, con la conversación entre Leone y Superman, funcione a la hora de presentarlo, tiñendo de trascendencia lo que se cuenta, su escritor yerra en el elemento fundamental: la caracterización de personajes y la voz de cada uno.
El estilo de su autor, plagado de frases cortadas y cotidianeidad en las conversaciones, termina por desgastar las situaciones, rompiendo la tensión y las intenciones de los encuentros.
En cuanto al problema con la definición de los personajes, disponemos de un caso paradigmático en el quinto número, momento central de la obra, con Superman reuniéndose con sus compañeros de la Liga de la Justicia para hablar de los sucesos que dan pie a la historia. Da perfecta cuenta de las carencias que Azzarello viene arrastrando desde el comienzo, con un desarrollo vacío y una caracterización cuestionable.
Tenemos a Batman lanzando soflamas impostadas sobre los ricos y las guerras o a Wonder Woman, en un papel secundario que no se corresponde ni con su personalidad ni posición en el equipo, permanecer callada durante gran parte de la reunión. Es difícil identificar a los personajes teniendo en cuenta esta aproximación y la idea que su escritor tiene de cada uno.
Otra escena rota por los mismos motivos es la correspondiente a la visita de Kal-El a Gotham antes de emprender el viaje que le llevará al enfrentamiento final (Superman 210).
Una nueva conversación entre el Hombre de Acero y el Cruzado de la Capa se desarrolla bajo premisas cuestionables, sirviendo más para que el escritor disponga de su opinión personal sobre los héroes que para dibujar el pensamiento de los mismos sobre el otro.
Ni siquiera parece sentirse cómodo escribiendo a un personaje como Superman. En defensa del escritor, puede aducirse que la situación vital del héroe, con la pérdida de su gran amor y familia, modifica su comportamiento. No obstante, incluso tomando en consideración esto último, apenas dibuja un retrato certero del mismo, prefiriendo la caracterización a golpe de frases demoledoras que por auténticas respuestas a los pesares del de Smallville.
El arte de Jim Lee, con tinta de Scott Williams, no está a la altura de lo presentado en Silencio, por la naturaleza de la relación con el guionista y su estilo. Jeph Loeb captaba mejor las necesidades del artista, dejando mayor espacio para su lucimiento en páginas de menor diálogo y profundidad. Silencio no triunfaba por su conflicto o la naturaleza de lo que se contaba, sino por la espectacularidad desplegada por el dibujo.
En esta ocasión, a pesar de sustentarse bajo parámetros iniciales similares, hay mayor intimidad en el desarrollo, con escenarios más reducidos (como la propia iglesia) o diálogos alargados en tiempo y de mayor extensión. En estos, las carencias del dibujante son más apreciables. Solo en el tramo final se acerca a su mejor nivel, precisamente cuando el misterio se resuelve y solo queda lugar para la acción y los enfrentamientos.
Es importante, en último lugar, señalar algo evidente de una lectura comparada. Las características de Batman no son extrapolables a las de Superman, lo cual requiere de una adaptación lógica por parte del artista al personaje, que en Por la Mañana no existe.
Jim Lee recoge lo que funcionó para Silencio y lo reproduce, en muchos casos con poco rigor y una falta de coherencia interna que perjudica el resultado de la obra.
Desde el guion, la principal virtud se halla en el Padre Leone y no en Superman. Una vez conocido el problema que padece, se debate internamente, con una exposición de nuevo muy propia de Azzarello sobre la naturaleza de los superhéroes y su acercamiento a Dios.
En conclusión, nos encontramos ante una obra fallida. El escritor de 100 Balas no atina ni en lo correspondiente a la caracterización de su protagonista, sus valores e integridad, ni tampoco a la hora de construir una historia que sirva para el máximo rendimiento de su compañero al dibujo.
Lo mejor
• Las splash-pages de Jim Lee.
Lo peor
• Las sobreexplicaciones constantes de Brian Azzarello rompen el ritmo del tebeo y dificultad notablemente su desarrollo e interés.
• El arte de Jim Lee presenta carencias en determinados momentos.
• La caracterización de Superman es poco adecuada.
INSUFICIENTE
Guion - 3
Dibujo - 5.5
Interés - 4
4.2
Una obra muy condicionada por la situación editorial del momento, con un desarrollo irregular y una mala caracterización de personajes.
Los 2000, época en la que se enmarca esta (a pesar de todo, para mí) buena historia, fueron un gran tiempo para Superman. Empezó con la etapa de Kelly-Loeb en los albores del nuevo milenio con historias como «Y2K», «President Lex» o mi favorita, «Return to Krypton». Tuvimos también el que para mi es el mejor origen del personaje, «Rebirth» de Mark Weid, que llegó incluso a desplazar a «Man of Steel» de Byrne en el canon. La llegada de Geoff Johns, quien entiende al personaje como nadie, y obras como «Up, up and Away» mano a mano con Kurt Busiek, » Superman and the Legion of Superheroes» o mis favoritas «Last Son» y «Brainiac».
Por no hablar de que un puñado de las que la crítica considera las mejores historias de Superman de todos los tiempos se escribieron en esta década.
«What’s so funny about Truth, Justice and the American Way?», de Joe Kelly, verdadero manual para quien, en su bendita ignorancia, piense que Superman es un héroe pasado de moda; «Red Son» de Mark Millar, historia que demuestra que la verdadera naturaleza de Superman siempre aflorará incluso en un contexto tan reverso, «Secret Identity» de Kurt Busiek, y la madre de todas ellas, «All-Star Superman» de Grant Morrison, auténtico legado del personaje y considerada por muchos como la mejor historia de Superman de todos los tiempos.
Una pena que su relanzamiento cinematográfico «Superman Returns» no cumpliese las expectativas.
Con todo, una década que se merece sin lugar a dudas revisitar.
Pues yo conozco una revisión del origen llamada «Birthright» escrita por un tal Mark Waid, eso sí, estirada como un chicle y en mi humilde opinión no está ni cerca de alcanzar al MoS de Byrne. Ese otro Weid no lo conozco.
La que yo conozco es esa que, planteada como un Elseworlds, se convirtió en canon durante los 2000 por aclamación popular, e inspiró ciertos elementos del «Man of Steel» de Snyder.
Sí, efectivamente, «Birthright», acabo de ver ahora lo que escribí, tremendo lapsus. Lo de «Weid» me bailó la letra al darle al teclado.
Coincido con la crítica en que es una historia fallida, especialmente en el apartado de guión. Quizá la nota de la reseña me parece excesivamente dura, pero en líneas generales soy de la misma opinión.
Cuando la leí por primera vez me pareció que había un planteamiento interesante y algunas buenas ideas pero todo mal desarrollado o directamente sin desarrollar.
Me da la sensación de que Jim Lee toma el control de la historia, con muy poca presencia de Azzarello, sobretodo en la recta final.
Suena como un «pre New 52»
Bastante de acuerdo con la reseña. En su momento se me hizo insufrible, ni la acabe ni pienso revisitarla. Igual en conjunto gana, pero tengo muchas lecturas pendientes y las reseñas que veo de la obra como esta de Angel Garcia son bastante concordantes…
Eso si, de acuerdo con Hijo de Jor-El en que la decada le sento muy bien al personaje.
Y me parece interesante lo que dice Dr. Kadok tambien. Visto con perspectiva, la vision de Jim Lee de como debe ser Superman en el siglo XXI puede que haya influido en la version N52.
A mi parecer un comic con un buen comienzo, plantea cosas interesantes como un Superman muy humano que desea rescatar a su esposa, aunque esto en conflicto con la liga al tomarlo como algo personal.
Escena epica la de Superman amenzando a los gigantes elementales, que trataban de amedrentarlo.
El deselance si siento que se cae con su final que quiso apostar por un combate llamativo, cuando se antojo una solución mas reflexiva.
Después de sufrir el sobrevaloradisimo Batman Silencio, ya no me acerco ni con un palo a otra obra de esta pareja.
Jim Lee suspende en narrativa, empeora todos los Guiones y de Loeb no se que decir, creo que si el Largo Halloween no estuviese dibujado por Tim Sale sería un cómic más del monton y si lo hubiese dibujado Jim Lee sería otro desastre.
Perdón, me he dejado llevar por el odio a Jim Lee sin fijarme que esta era de Azarello
A Jim Lee le da miedo dibujar pies y casi siempre dibuja los puños cerrados…
Por el precio había pensado en darle una oportunidad… …luego de leer la reseña y dada mi “admiración” por Jim Lee, prefiero guardar ese dinero, tiempo y salud mental para otras compras.