Enemigos íntimos
«I’m sorry! Lex, forgive me! This is my fault»
Prácticamente cada semana tenemos una novedad de DC destacable. A veces se trata de un fichaje de relumbrón que nos da su versión de un héroe icónico, otras veces es el inicio de una nueva colección o una miniserie que rescata un personaje que teníamos pululando como secundario en los eventos.
Esta semana pulsamos el botón de la nostalgia en el cuadro de mando de DC. Mark Waid y Bryan Hitch vuelven a colaborar. Reactivamos las emociones que sentimos cuando los vimos formar equipo en la colección de la JLA. Posiblemente una de las mejores etapas modernas del grupo.
Waid es uno de los protagonistas en la actual DC. Da la sensación de que los guionistas ahora mismo son el eje central de la editorialKing, Taylor, Zdarsky, Ram V o Tynion. Cada uno explora sus posibilidades y fortalezas. La de Waid, como veterano del grupo, es la del clasicismo. Tiene claro porque lo han fichado y que se espera de él.
En más de una ocasión, el guionista de Kingdom Come ha dicho que su personaje favorito es Superman, que ha leído todos sus cómics (siendo guionista no es algo tan raro, claro). En su etapa actual de DC parece que elige los proyectos, los personajes, el enfoque y la continuidad. Da la impresión de que trabaja con total libertad. Conociendo su amor por la base de los personajes, por la coherencia de los argumentos, parece el tipo indicado para este tipo de proyectos. Es alguien a quien le dejarías las llaves de tu casa.
En el cómic que reseñamos, enmarcado en el sello Black Label, Waid sale de la continuidad para profundizar en la esencia de los personajes, en este caso Superman y Luthor.
La historia empieza con un flashback, Lex encerrado en una casa ardiendo con Clark aporreando la puerta. Ocurre durante la adolescencia de ambos en Smallville. Esa es la primera página.
La segunda es Clark escribiendo en la redacción del Planet un artículo titulado los últimos días de Lex Luthor y rememorando una situación más cercana en el tiempo, Metropolis es atacada por un robot gigante en forma de crustáceo marino con los característicos verde y lila de la armadura de Lex. Ambos personaje se encaran. Prototípica escena en la que un Lex acorralado se saca un as de la manga para salvarse… aunque esta vez parece que no hay escapatoria. Se está muriendo (de ahí el título). Superman queda impactado al comprobar que es verdad con su visión X. La causa es la kryptonita.
Otro flashback. Superman rememora cuando conoció al entonces arrogante pelirrojo en Smallville. Lex es un marginado. Su carácter y su inteligencia descomunal le apartan de sus vecinos, de la humanidad. Clark no puede hacer otra cosa que empatizar con esa soledad y aislamiento. Es como si Lex también fuera un alienígena atrapado en la Tierra.
Volviendo al presente de la historia o a la línea principal. Superman intenta salvar a Luthor llevándolo ante los médicos de Kandor o a la Zona Fantasma donde su metabolismo permanezca en estasis y así evitar el avance de la enfermedad mortal.
Los cambios de tiempo de la historia fluyen con naturalidad. Apenas es perceptible que el lector está metiéndose en flashbacks dentro de flashbacks. Todos estos cambios sirven para rememorar hechos, explicar situaciones que nos permitan conocer mejor a los personajes.
Esto es de lo que va el cómic. Es un ejercicio de introspección sobre la esencia de Superman y Lex, pero sobretodo de su relación, de su amistad juvenil, de su pasado en común, de lo que les unía y les hizo cercanos. El alienamiento compartido, la empatía y tolerancia de un Clark que entiende que es diferente y un Lex que no lo acepta.
No es un cómic de acción, aunque hay una escena en la Zona Fantasma con un poco de intensidad física, por decirlo de alguna manera. Waid se recrea en los personajes, en explicarlos, en entenderlos y exponerlos. Es un guion limpio, claro, pedagógico incluso sobre la dinámica de ambos personajes que basa el suspense en cómo se rompió la amistad entre los dos “alienígenas” de Smallville.
Es una historia (estamos ante el primer número de tres) que hará las delicias de los fans del personaje, de su enfoque más prototípico y clásico. Sin embargo, a otro tipo de lector le puede sonar a algo refrito, ya visto y revisitado. Waid le quiere dar su toque a uno de los temas clásicos de Superman. La relación con Lex Luthor.
Bryan Hitch a los lápices con tintas de Kevin Nowlan. Ahí es nada.
Hitch es de sobras conocido. En su momento representó la modernidad gráfica en el cómic de superhéroes. Un estilo que absorbía y sintetizaba influencias como Neal Adams, Alan Davis o John Buscema con una orientación claramente cinematográfica. La eclosión de Hitch en The Authority y The Ultimates significó la entrada al siglo XXI en el cómic mainstream. El dibujante se convirtió en una superestrella.
Su trabajo en The Last Days of Lex Luthor sigue esa línea. Su estilo no ha cambiado ni un ápice, no ha pegado ningún bajón. Aunque también podríamos decir que no ha evolucionado.
El uso de viñetas apaisadas y de gran tamaño relaja la vista y facilita la lectura. Hitch no rehúye dibujar los fondos. Parece que disfrute de algún tipo de parafilila al detallarlos. Pocos autores del cómic de superhéroes son tan minuciosos. Eso le da un extra de realismo a las páginas dejando las figuras humanas, en algunas ocasiones, como secundarias. Los escenarios de Hitch prácticamente son los protagonistas de las viñetas nos explican el espacio, el tiempo y transmiten emociones y casi sensaciones físicas. Imposible no pasar frío viendo esas páginas de la Zona Fantasma.
Este detallismo explica la legendaria incapacidad de Hitch para cumplir fechas. Pero la espera suele valer la pena.
Por otra parte está su capacidad para dibujar rostros y expresiones. El estilo realista de Hitch es deudor de la referencia y el soporte fotográfico. Algo muy habitual en los dibujantes de corte realista. Sin embargo, la capacidad del ilustrador para proyectar más allá de la fotografía en Hitch es casi nula y eso es algo que no gusta a un tipo de lector.
En conclusión, se trata de una novedad interesante para disfrute y gozo de fans del Superman más clásico y de los autores que hacen un trabajo típico en ellos, ni más ni menos, donde encontramos el tono, el estilo y el sabor que tan bien les caracteriza.
Lo mejor
• El regreso de un dueto de autores de gran nivel.
Lo peor
• Da la sensación de ser una relectura.
Clasicismo
Guion - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.2
8.2
Hitch y Waid vuelven a colaborar para explicarnos los últimos días del enemigo íntimo de Superman.
