Sweet Tooth: El regreso. El niño ciervo está de vuelta
«Dice que lo único que tengo que hacer es ser libre y divertirme hasta que llegue la hora de ir al cielo.»
Sweet Tooth: El Regreso es una obra nacida a raíz de la adaptación televisiva de Netflix de la serie original. Una motivación que no augura un trabajo excelso, pero que puede resultar un buen cómic, sobre todo para los amantes de la primera entrega que quieran conocer más de este extraño, áspero y cruel mundo. Una secuela que cuenta con todas las inquietudes de un autor prolífico que publica una gran cantidad de series siempre amparándose y discurriendo sobre temas como la familia, la infancia o el ambiente rural. Lemire, no es el único gran guionista encasillado en las mismas ideas, ni mucho menos, otros muchos con igual o mayor éxito se adhieren a contar lo mismo una y otra vez. Así, este tebeo cuenta todo lo que cabría esperar expandiendo la mitología de Sweet Tooth con cierta pericia y con los tropos propios de Lemire.
El cómic otorga todo lo que esperas pero no como lo esperas. La extensión de la obra le juega una mala pasada a la historia. Es cierto que la original sirve como preludio a esta Sweet Tooth: El regreso; el marco, el protagonista y el tono pueden darse por explicados. Sin embargo, en este spin-off el cosmos de Sweeth Tooth ha cambiado lo suficiente como para necesitar una mayor dedicación a la presentación y desarrollo antes de precipitar la historia a sucesos atropellados que inician la conclusión de la trama desde prácticamente el principio de ella. Como consecuencia, la relación de los dos niños se siente predispuesta, su unión carece de las páginas necesarias para resultar legítima, enseguida su amistad se vuelve el motor de los acontecimientos sin que la impostada hermandad resulte creíble. El dúo protagonista no tiene el mismo carisma, ni la misma capacidad de trasmitir y provocar sensaciones que el original. Una percepción palpable en toda la trama, los hechos atolondrados no dejan tiempo para detenerse en las emociones que tan bien suele retratar Lemire y que en este caso no refleja con el acierto y destreza al que nos tiene acostumbrados.
La melancolía presente en la primera Sweet Tooth no se trasmite al lector con la misma contundencia. Sí consigue plantear una sociedad en la que los oprimidos son controlados a través de la miseria, la religión y el mito de un niño ciervo que llegará para salvarlos. Al igual que la primera entrega, es un historia dura. Un cómic inevitablemente comparado con el primero que esta lejos de emocionar como aquel, a pesar de contar con la misma angustia vital y afán de exploración del protagonista. Su acierto reside en la representación de una sociedad decadente donde los poderosos ejercen el control sobre los ciudadanos por medio de la religión y la opresión apoyada en una desarrollada ciencia. Lemire es inteligente al separar esta secuela lo suficiente de la original (la historia transcurre 300 años después) que tan bien cerraba su periplo, convirtiendo este El regreso en un spin-off. Sin enturbiar aquella conclusión es capaz de otorgar reminiscencias de aquellos personajes regalando guiños al lector.
El dibujo de Lemire es expresivo y eficaz. Su desdibujado trazo encuentra la forma de ser muy solvente y agradar al lector, apoyado principalmente en su gran narrativa y una buena composición de página. La prisa con la que parece estar escrito el guion no es extensible al dibujo que sí se percibe convenientemente trabajado. El color de José Villarrubia es muy bueno, se adecua a cada atmósfera y circunstancia, eligiendo tonos azulados para los pasajes en analepsis. El arte está al nivel de la primera Sweet Tooth.
Lemire es un autor al que nunca le han faltado páginas, quizás algunas de sus obras pequen de lo contrario, de un estiramiento algo artificial destinado a poner el foco en los personajes o subtramas que no siempre solventa con la mejor inspiración. Este spin-off no adolece la particularidad siendo un ejemplo de un Lemire más directo y conciso, dotando el trabajo de singularidad dentro de la biblioteca del canadiense, un motivo más para adquirir el libro para los seguidores del autor. Resulta interesante ver al guionista atajar la historia a pesar de que por ello no brillen tanto sus virtudes. Sweeth Tooth: El regreso se lee de una sentada, de forma muy ágil, resultando un buen tebeo que no profundiza lo suficiente en las buenas ideas que propone.
Sweet Tooth: El regreso quiere parecerse a la precuela siendo trabajos muy distintos. Fundamentalmente por su extensión, no es lo mismo cuarenta capítulos que seis. Lemire pretende condensar en una escueta miniserie todo el sentimiento de la principal, pero en su intento atolondra personajes, atropella situaciones e imposta emociones. El autor de Gideon Falls tiene talento y a pesar de no estar todo lo inspirado que cabría esperar, es capaz de entregar un cómic competente con retazos de lo que hacía única la precuela, que muy probablemente sea una lectura satisfactoria, no imprescindible, para todos aquellos que disfrutaron de la original, o también, una válida para quien quiera conocer este mundo de niños híbridos sin leer una obra extensa como Sweet Tooth. Desde aquí aconsejamos leer la original, es una historia que te hará reflexionar sobre el mundo en el que vivimos, cruda, capaz de despertar emociones y colocar al lector en imposibles debates. Este spin-off no deja de ser un complemento, sin el impacto y la reflexión que supone la prima pero que sí cuenta con un peculiar encanto, siendo disfrutable.
Lo mejor
• Se lee de forma muy ágil.
Lo peor
• No tiene tiempo para desarrollarse.
Guion - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 7
7.2
Spin-off
Un spin-off sin tiempo para desarrollarse que aun así supone una buena y ágil lectura, capaz de, a otro nivel, entregar sensaciones parecidas a las que provocaba la obra original. Especialmente recomendable para los seguidores del primer cómic.
