Edición original: Shogakukan.
Edición nacional/ España: Ediciones Glénat.
Guión: Issei Eifuku.
Dibujo: Taiyō Matsumoto.
Formato: Tomo A5, rústica con sobrecubierta, unas 200 páginas en B/N cada tomo.
Precio: 12 €.
Tras mostrar el rostro más clásico y corriente de la figura del samurái en la anterior reseña con Relatos insólitos de samuráis de Hiroshi Hirata, que muestra de forma sobria todas las facetas de este cuerpo militar; cambiamos de enfoque para hablar de una historia sencilla y sin muchas pretensiones pero espectacular a nivel gráfico. Y es que, la grandeza de este manga reside en que con pequeños elementos y sutiles pinceladas, se llega a plasmar un trasfondo enorme, donde cada gesto cuenta y cada componente tiene sentido. Nos referimos a Takemitsu Zamurái, un manga guionizado por Issei Eifuku y dibujado por Taiyō Matsumoto. ¿Otro manga más sobre el Japón feudal? Ni mucho menos. Esta obra de carácter histórico, se enfoca más en el slice of life que en la acción (que la hay), respirando ese aire costumbrista, sintiendo Edo en la piel, cumpliendo realmente con su propósito de transmitir aquella época más allá de la mera disposición de datos.
La historia se centra en la llegada a Edo de un rōnin misterioso y excéntrico llamado Sôichirô Senô. Su presencia disturbará a toda la comunidad y sobre todo a las gentes de su nagaya (alojamientos que consistían en un solo edificio largo, dividido en varios espacios que constituían viviendas individuales). Pero no todos le verán como a un extraño. Un inesperado encuentro en la noche, unirá a Kankichi, uno de los niños de la nagaya, con Senô, creando una relación especial donde cada uno le mostrará su mundo al otro. Senô, se dedicará a vagar por las calles y contemplar la naturaleza mientras escapa de un pasado oscuro del que poco a poco vamos conociendo datos, a la vez que se nos van presentando otros personajes activos de la ciudad. Más tarde, una serie de asesinatos de prostitutas complicarán la tranquila vida del curioso rōnin.
Aunque el argumento no contenga nada especial, de hecho, contiene varias de las funciones de Propp que han sido usadas hasta la extenuación, este manga tiene un punch increíble. Lo primero, el dibujo. De trazo sencillo, de formas desproporcionadas, con una gran expresividad. De hecho, la influencia del ukiyo-e y del cubismo son claras en sus formas. Lo segundo, la narrativa, con un ritmo típico del slice of life que no cansa por la buena construcción de las voces de los personajes, sus historias y sus motivos, que construyen todo ese rico universo que acaba apoyándose el uno en el otro, y hace creíble y muy humana la historia. Lo tercero, la construcción de la página, con viñetas en diagonal, perspectivas curiosas , dibujos fuera de encuadre, etc. Lo cuarto, las sub-historias, algunas tan surrealistas como la de los gatos parlantes. Lo quinto, toda la documentación histórica que contiene expresada de una manera que no rompe el ritmo del relato como en otra obras del género. Y por último, se adjunta en el tomo una historia paralela de uno de los secundarios que amplia y justifica muchas de las cuestiones de la historia principal.
Sobre los autores sabemos que Issei Eifuku nació en 1965 y empezó su carrera como mangaka, siendo ayudante del mismísimo Matsumoto. Más tarde publicaría como autor, su primera obra titulada Colored Blue (1991), recibiendo el Premio Novato Especial del XXIV Premio Tetsuya Chiba. El tiempo les volvería a juntar para desarrollar Takemitsu Zamurái.
Sobre Taiyō Matsumoto (1967) sabemos un montón de cosas. De niño quiso ser futbolista pero pronto vio que lo suyo era dibujar tras ganar un premio de autores amateur. Se licenció en la facultad de Bellas Artes de la universidad de Wako y con tan solo 20 años debutó como mangaka con una obra titulada Straight, que fue seleccionada para El premio de Cuatro Estaciones de la revista Morning. Su fama se debe a obras ya consolidadas como Ping Pong, Aoi Haru -ambas con live action-, Número 5 o Tekkonkinkreet (esta última obra cuenta con una famosa adaptación al anime dirigida por Michael Arias, productor de obras como The Animatrix).
Un obra imprescindible (aunque descatalogada en la actualidad) compuesta por 8 tomos, con una edición en castellano similar a la japonesa con todo lujo de detalles. Tenemos suerte de tenerla editada entera, aunque hubiera estado paralizada por 2 años, mientras EDT se encontraba inmersa en profundos cambios tras desvincularse de Glénat Francia.
Una joya de autor que ahora es recuperado por el catálogo de ECC Ediciones con Sunny (Premio Shogakukan al mejor manga del año) y GoGo Monster.
Guión - 7
Dibujo - 9
Interés - 8.5
8.2
Ukiyo-e hecho manga. Una obra imprescindible de uno de los autores más influyentes y personales de los últimos tiempos en Japón.