Nunca subestimes a una persona en silla de ruedas
«…Cuando Nagi se ve expuesto a una profunda intención de matar vuelve a ser el de siempre.»
No sorprenderá a nadie si decimos que One Punch-Man ha sido una de las obras más influyentes de los últimos años en el mercado editorial japonés. Un ecosistema que siempre se ha dejado guiar mucho por las modas y tendencias del momento. Las aventuras de Saitama parten del principio de contar con un protagonista «cheteado» hasta el absurdo y como esto acaba condicionando el resto de la historia. No tenemos en este tipo de propuesta a un ser adscrito a las pautas de evolución del shonen clásico -al menos en lo que se refiere a las habilidades físicas- por lo que todo se centra en los personajes secundarios -si seguimos con el vocabulario de los videojuegos, los NPC- y el puro worldbuilding del universo que se retrata.
Este esquema lo repitió el propio One en Mob Psycho 100, pero también lo podemos encontrar en obras como Assassination Classroom y Mashle. En todas ellas tenemos un componente de humor y de parodia más o menos acentuado, pero también grandes dosis de acción y trazas de misterio e intriga. En el trasfondo, encontramos un cierto culto a los personajes todopoderosos cuyo germen procede de las historias de corte superheroico que han inundado la ficción -en mayúsculas- desde principios de este siglo. No deja de ser curioso que el manga haya conseguido lidiar tan fácilmente con «la falta de emoción» que siempre se ha achacado a las historias protagonizadas por este tipo de personajes imbatibles, invencibles y, en gran medida, inhumanos, con el seminal Superman como el mejor ejemplo de esto.
Este concepto -en su vertiente más oscura- también tiene su relevancia en una obra aparentemente menos conocida como Tank Chair de YASHIRO Manabu. En este manga recientemente publicado en España por Panini nos encontramos con Nagi, el considerado mejor asesino a sueldo del mundo. O al menos lo era hasta que al intentar salvar a su hermana pequeña Shizuka durante un secuestro sufrió un accidente que le dejó en estado vegetativo y postrado en una silla de ruedas. Pero pronto su hermana descubrirá que Nagi es capaz de recuperar la conciencia en momentos de gran tensión, cuando su vida resulta amenazada y se despierta en él un instinto asesino realmente sobrehumano. Con la intención de rehabilitar a Nagi, Shizuka lo hará enfrentarse a partir de ese momento a los asesinos y criminales más peligrosos del mundo… ¡aún a riesgo de morir ambos en el intento!
Tank Chair es una serie llena de acción hasta los bordes, publicada originalmente en la revista digital Magazine Pocket de Kōdansha. La serialización de la obra comenzó en 2022 y actualmente sigue abierta, con seis volúmenes recopilatorios en el mercado japonés. Su creador sólo cuenta en su haber con un par de proyectos menores anteriores, un one shot titulado Murahagane y una miniserie protagonizada por mechas de cuatro episodios, Natsu to Mikoshi to Kyoudai Kaijuu. La presente Tank Chair es su primer gran trabajo y ha tenido cierto eco en la industria como nos indican sus nominaciones a los Premios Next Manga de 2023 al Mejor Manga Digital y al 48º Premio Anual de Manga Kōdansha 2024 en la categoría de Mejor Shonen. Unos galardones que acabaron recayendo respectivamente en El chico que me gusta no es un chico de ARAI Sumiko (nos la traerá Panini Manga en noviembre) y la alabada Frieren de YAMADA Kanehito y ABE Tsukasa.
La obra de Yashiro pretende ser ante todo un espectáculo al servicio del gore y de escenas realmente potentes a nivel visual, vehiculadas tanto por la adrenalina que desprenden como por su efectiva concepción narrativa, muy cercana -salvando las distancias- a la de autores como NIHEI Tsutomu, Q Hayashida y FUJIMOTO Tatsuki. Así, Tank Chair hace gala de un dinamismo claro y preciso gracias a un dibujo que le va a la zaga, una virtud que se suma a un inspirado diseño de personajes que nos puede recordar al ambiente de cuero negro tecno-orgánico de las historias de Nihei y Q Hayashida y que tiene como máximo exponente a un protagonista motorizado que no desentonaría como villano en las películas de Mad Max. Sus adversarios están cortados por un patrón similar y brillan por cierta pátina psicológica y enfermiza que afianza la filosofía de la serie.
Para acabar de describir Tank Chair solo necesitamos añadir una pizca de humor negro y un universo que ya al final de su primer volumen amenaza por ampliarse con trazas del pasado de su protagonista. Esto en lo conceptual, pues a nivel gráfico estamos ante una obra con escasos fondos y construcción de espacios. Toda la carne en el asador la pone su autor a nivel artístico en la multifuncional silla de ruedas de su -siendo generosos- antihéroe y en los letales cachivaches empleados por la siniestra galería de personajes que pueblan el relato. La sorpresa: la ausencia de fanservice y escenas de contenido ecchi tan habituales en productos de este tipo. La advertencia: pese a que su protagonista principal es una persona con discapacidad esto no se utiliza en la historia para intentar abordar la realidad de este colectivo en ninguna de sus facetas (al menos en un primer contacto).
Un manga ágil, rápido y al pie del gatillo que no engañará ni pillará desprevenido a nadie que se acerque a él habiendo leído su sinopsis. No es un primer espada en el campo del shonen, pero Tank Chair puede hacer un apaño y suplir nuestra carencia afectiva de acción, vísceras y «molonismo desfasado y gratuito», convirtiéndose en una lectura entretenida a la que no tomarse muy en serio. Todo en ella va sobre ruedas. En relación a la labor de Panini Manga, la primera edición de la obra viene acompañada de una pegatina metalizada de la serie y cuenta con varios extras al final del volumen en forma de historias extra, detalles del proceso creativo y una galería de ilustraciones. Ahora os toca decidir a vosotros… ¿será Tank Chair uno de vuestros próximos objetivos? Porque es posible que vosotros sí seáis el suyo…
Lo mejor
• Un manga para los que busquen una propuesta entretenida y ligera.
• La siniestra pátina psicológica de sus personajes.
• El diseño de personajes y cachivaches letales.
Lo peor
• La rutinaria mecánica de la obra tan habitual en otras propuestas parecidas.
• Leer la historia pretendiendo que sea más lo que nos ofrece.
Guión - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 6
6.5
Letal
Tank Chair es un manga que no engaña nadie y cuyo juego es la espectacularidad y el entretenimiento en base a la acción y el gore más acelerado. Una propuesta entretenida y ligera, con una interesante pátina psicológica y un diseño de personajes que destaca por encima de un conjunto adscrito a los caminos comunes de este tipo de historias.
