Taxista Cuatroplazas apatrulla la ciudad
«El escenario de la tragedia está preparado. Las brumas de la noche arropan oscuros presagios de tormenta. Víctimas y verdugos corren a ocupar sus puestos… «
Ahora sí. Tras un desgraciado accidente en el lanzamiento del mes de junio, concretamente se trataba de la pérdida de dos páginas de la segunda historia, desde hace unos días podemos disponer de la edición definitiva de la serie Taxista de Martí Riera Ferrer, publicada por La Cúpula.
Esta saga ha adquirido con el paso de los años, de las décadas, el estatus de referente indiscutible del cómic underground español, pero por su singularidad, por su visceralidad y por su sofisticado tratamiento metalingüístico sigue siendo una obra fresca, absorbente y de una vigencia asombrosa.
El ciudadano llamado Taxista Cuatroplazas ejerce su labor de chófer en una inhóspita Barcelona de finales de los setenta, principios de los ochenta del siglo pasado. Su vehículo está equipado con avanzados mecanismos de seguridad que le permiten atrapar a un ladrón mientras intentaba robarle y así entregarlo a la policía. Una vez es encarcelado, la familia del maleante planea su venganza mientras nuestro protagonista tiene que lidiar con graves problemas familiares que ponen a prueba su estabilidad emocional, su inquebrantable fe en la ley y sus profundas convicciones cristianas… En la parte alta de la ciudad los poderosos luchan por conseguir la supremacía.
Esta obra nos ofrece un elaborado juego de referencias que abarcan desde la evidente similitud con el estilo argumental y gráfico de la tira de prensa norteamericana Dick Tracy, creada por Chester Gould, a un entorno esquemático pero reconocible digno de los mejores tebeos de Bruguera, los travellings alucinados de Travis Bickle en la película Taxi Driver (1976), hasta unos diálogos sacados del peor folletín policial o dramático realizado durante la época más oscura del franquismo. La inflexible doctrina moralizante del relato y su exagerada intensidad melodramática produce un efecto paródico, casi de rechazo, que se aviene perfectamente con las intenciones del autor.
En Taxista advertimos de una manera casi dolorosa la doble moral, casi triple, de los protagonistas que tradicionalmente podríamos considerar como positivos. Una cosa son las palabras y otra muy distinta los hechos. Estos últimos son demoledores. A pesar de su discurso caritativo, redentor y de orden, el atribulado Cuatroplazas no duda en perseguir el dinero de su herencia de una manera implacable, cruel y enfermiza, llegando a torturar a una joven adolescente marginal para conseguir sus propósitos. Por otra parte, sus caducas convicciones religiosas le llevarán a sacrificar a su hermana en aras de una supuesta defensa de la vida. Taxista Cuatroplazas, como Prudencia Kokoloko, representan una clase media al servicio de los poderosos que asume su discurso fundamentalista y actúa de manera inmisericorde sin gozar de sus privilegios.
Los personajes mejor asentados en la comunidad; los empresarios, políticos, gente de linaje aristocrático son ejemplos de una élite depredadora, cruel y criminal que usa a sus conciudadanos menos favorecidos como carnaza para sus conquistas de poder. Actúan con total impunidad porque la autoridad pública ni se la ve ni se la espera. Sólo un trágico destino o una imprevisible fatalidad ejerce de ciego nivelador de sus abusos frente a las penalidades de los más desgraciados.
Estos últimos son descritos como analfabetos, sin moral y completamente esclavos de sus impulsos más primarios, pero debido a las desgracias que padecen, acaban por inspirarnos una cierta compasión.
Martí Riera consigue transmitirnos toda su carga crítica, todo su arsenal de denuncia a través de un mecanismo que combina, con una maestría extraordinaria, la exageración con la parodia. Con ello produce un curioso efecto de distanciamiento. Esta exacerbación del discurso social, moral y político de una parte de la sociedad más reaccionaria nos causa regocijo, casi hilaridad, hasta que advertimos que no está muy alejado del libreto real de ciertos sectores ultracatólicos y autoritarios de la transición o, también, del de bastantes sectores de la derecha actual que, para nuestra desgracia, han estado y están muy bien asentados en los principales círculos del poder político, judicial, económico y social. Entonces es cuando nuestra sonrisa irónica, de petulante superioridad moral e intelectual se nos congela en el rostro… Y Martí se carcajea.
Gráficamente, la obra presenta una factura única, atractiva y profundamente original en el contexto de su época. Su estilo presuntamente anticuado, deudor de las comic strips norteamericanas permite al autor barcelonés acentuar el registro hiperbólico, paródico y grotesco de la obra.
El artista divide sus paginas en cuatro tiras de tres viñetas cada una. Es una parrilla casi inmutable, que imita los álbumes de recopilaciones de tiras de prensa y que le otorga un ritmo constante, frenético y machacón. El dibujo es en blanco y negro, sin grises, donde las manchas tinta poderosas, perfectamente delineadas dibujan un entorno inhóspito, cruel, sin lugares de respiro. La ciudad está perfectamente estratificada por sectores sociales y económicos; la parte alta de edificios impersonales, la baja con sus angostos callejones y los suburbios donde impera la suciedad y la miseria. Los personajes son rotundos, de facciones pronunciadas, con una anatomía nerviosa y flexible. Como en Dick Tracy algunos de los protagonistas presentan rasgos deformes, casi monstruosos que acentúan su aspecto malvado o su debilidad moral.
Narrativamente, el autor barcelonés se vale de ciertos recursos de las obras seriadas, como portadillas, resúmenes, gráficos explicativos o recordatorios para abundar en el ambiente y la estética retro de tan singular propuesta.
A parte de Chester Gould o Will Eisner, la escuela de Martí son los cuadernillos populares que se editaban en los años cincuenta y sesenta en España. Martí Riera se emparenta con autores contemporáneos o algo posteriores que bien podrían ser primos hermanos suyos. Son los Charles Burns, Alfredo Pons, Magnus (Roberto Raviola) pasando por Daniel Clowes hasta llegar incluso a Beto Hernández.
Martí Riera Ferrer nació en Barcelona en 1955, según algunas fuentes o 1956, según otras. Estudia arquitectura, pero no acaba la carrera. Se foguea como autor en las revistas más contraculturales de la escena editorial de los setenta. Son publicaciones como Star, Rock Comix, Water, Picadura selecta o Jardín Cósmico.
Desde el principio, en 1980, forma parte de la nómina de autores de la revista El Víbora donde realizará múltiples historias cortas e ilustraciones. A parte, entrega dos grandes series como Doctor Vértigo y Taxista.
En 1984, la editorial La Cúpula publica el primer álbum de Taxista. Otros álbumes publicados por el autor son Monstruos modernos (1988) editado por La Cúpula; Terrorista y otras historietas (1989) a cargo de la Editorial Complot y Doctor Vertigo (1989) también a cargo de La Cúpula, tomo que conseguirá el premio a la mejor obra nacional del octavo Salón Internacional del Cómic De Barcelona.
Paralelamente, entre 1983 y 1993 Riera colabora con la revista underground llamada Makoki, aportando numerosos relatos breves. En 1990 escribe un primer guion para el álbum titulado Teléfono erótico, dibujado por artista Luis Tobalina con el que repetirá con Call Girl (1992), ambos tomos inscritos dentro de la Colección X de La Cúpula. Este mismo año y con esta misma editorial publican el álbum El 4º poder contra los N.A.D.A., dentro de la colección Historias completas de El Víbora.
En 1991 se edita el segundo tomo de Taxista (La Cúpula) y esta serie entra a formar parte del catálogo de la revista alternativa norteamericana RAW. La editorial norteamericana Fantagraphics Books publica dos álbumes de recopilación titulados The Cabbie (2011) y The Cabbie 02 (2013). A parte, Taxista también se publica en Francia, Italia y otros países del continente europeo.
Es a principios de esta década en la que Martí Riera se va a vivir al campo y abandona el mundo editorial de la historieta.
Con Historias de realismo sucio (2002) de Edicions de Ponent, el autor reaparece en escena y consigue el premio de la Associació Professional d’Ilustradors de Catalunya en 2003. La filial española de Glenat recopila en 2004 su serie Taxista en un solo tomo con el subtítulo de Sangre, sudor y semen. Además realiza algunas colaboraciones para revistas y fanzines como Nosotros somos los muertos, Marrón y La cruda. En 2013 se publica el álbum Atajos a cargo de La Cúpula. Finalmente, este año 2023 la misma editorial publica Taxista. Edición definitiva que recopila íntegramente la serie que se estrenó en el número 28 de la revista El Víbora en marzo de 1982, hace algo más de cuarenta y un años.
La edición técnica y material del tomo a cargo de La Cúpula cumple con las expectativas. El álbum es en rústica con solapas, tiene un papel excelente y está bien impreso. Cuenta con un breve texto introductorio de Rafael Lardín y una galeria final de portadas alternativas e ilustraciones. El precio es muy razonable para la cantidad y calidad de producto que ofrece. En el primer lanzamiento de esta recopilación durante el mes de junio, el álbum carecía de dos páginas de la segunda historia de la serie. Cuando la editorial tuvo conocimiento del hecho, emitió este comunicado y procedió a rectificar el error para su nueva edición de octubre. Los poseedores del volumen incompleto pueden canjearlo por la versión correcta en sus librerías preferidas.
Taxista de Martí es una obra única e inigualable. Utilizando la parodia, el metalenguaje y la hipérbole consigue retratar los peores vicios de una época lejana que desgraciadamente se repiten en la actualidad. Su asombrosa vigencia es uno de los grandes alicientes de la obra, aunque al mismo tiempo sea un síntoma muy preocupante de que nuestra sociedad contemporánea no aprende de los errores ni evoluciona a mejor.
Salut!
Lo mejor
• La posibilidad de disfrutar de la serie completa.
• La vigencia de la propuesta.
• El arte salvaje y visceral de Martí.
Lo peor
• El error del primer lanzamiento en junio.
Guion - 9
Dibujo - 8
Interés - 9
8.7
Válida
Hermosa recopilación de un serie mítica del underground español, muy vigente en la actualidad
